Carta de respuesta al gran Juan Gossaín – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 16 de mayo 2021.-El día 13 de mayo estuve leyendo una nota periodística en el diario El Tiempo de nuestro queridísimo y monumental Juan Gossaín, donde el reconocido periodista dice textualmente: “Que alguien me conteste: ¿por qué no hay transporte acuático en Cartagena?”

Y luego se va en elogios de las ventajas que tiene este sistema de transporte y de los beneficios que traería para la ciudad de Cartagena; también hace un recuento de los problemas que padece y de lo que sería una alternativa para aliviar el caos vehicular que sufre y, sumado ahora, la quiebra de Transcaribe.

La respuesta a la pregunta que hace el gran Juan la debe tener mucho más clara que todos nosotros, debe saber él que ninguno de los alcaldes que hemos tenido se ha sentado con las facultades de Arquitectura de Cartagena para que le muestren la infinidad de trabajos de grado o ejercicios de semestre con respecto a las soluciones que pueden haber para los cuerpos de agua de la ciudad. 

Ninguno quiso hacerlo, lo prometieron pero no lo hicieron, lo pensaron pero no lo hicieron, se lo plantearon pero no pasó de ser una idea, un deseo, y las ideas y los deseos sin acción tienen valores cercanos al cero.

Y sigue sin hacerse, aun cuando es una obra que generaría miles de empleos por la cantidad de actividades que generaría en su recorrido.

Debe saber nuestro querido y admirado Juan que ninguna de nuestras administraciones se lo tomó en serio, lo del el transporte acuático, y ahora justo acabo de recordar porque he decidido escribirle una respuesta que él ya de antemano sabe.

La respuesta mía al final no es por qué no se ha hecho, que ya lo dije, sino sobre la inconveniencia de implementarlo, el transporte acuático, teniendo en cuenta la deuda ecológica y de respeto por nuestros ecosistemas los cuales hemos venido depredando desde el mismo momento en que Rodrigo de Bastidas por allá en el año 1501 navegó por la bahía de Cartagena o desde el mismo momento cuando Pedro de Heredia decidió desembarcar en la aldea indígena que tenía por nombre Karmairí ubicada en lo que hoy es Castillo Grande y fundar la ciudad.

Las descripciones que narran los escribanos de la época dan cuenta de aguas cristalinas, hermosos corales, millones de peces multicolores en sus aguas azul turquesa, delfines juguetones y cuerpos maravillosos de aguas que eran canales para transportarse dentro de las muchas islas internas que hoy forman el territorio de nuestra destrozada ciudad de Cartagena.

Ahora bien, el trasporte acuático en canoas de la época de lo que eran unos 60 mil indios asentados en toda este área y moviéndose con pequeñas embarcaciones empujadas con canaletes durante su recorrido eran respetuosos de los ecosistemas, cosa que sería prácticamente imposible de recrear con los buses acuáticos de varios motores para transportar decenas de pasajeros, terminando de aniquilar nuestros cuerpos de aguas convirtiéndolos en canales muertos de aguas negras y le daríamos el adiós para siempre a lo que fueron esos ecosistemas de aves, peces, crustáceos, delfines, patos, plantas etc.

Con el transporte acuático de Cartagena, querido Juan, estaríamos dándole la puñalada final a unos cuerpos de agua que deberían ser recuperados en su total esplendor para observación y disfrute, y si alguien quiere recorrerlo que lo pueda hacer en canoas con no más de 4 personas e impulsadas con canaletes, con cupo limitado por semana, muy pocas, poquísimas, que sea algo exclusivo, como la fila que hay que hacer para subir el Monte Everest.

Que se nos permita observar los ecosistemas recuperados, pero no tocarlos, que se recuperen en su totalidad para que se nos permita ver en lo que nos queda de existencia algo que nunca debimos ultrajar y depredar de esa manera, que podamos ver de vuelta todo lo que nos ha tomado siglos aplastarlo y sepultarlo, siglos en que nos hemos creído el papel de chachos de una película que va a acabar muy mal, el poco respeto por la naturaleza y por nuestros ecosistemas lo vamos a pagar y muy caro.

Quisiera ser optimista pero viendo el vertedero industrial de mierda en que hemos convertido una de las bahías más lindas de América, no me deja mucho espacio para pensar en que las cosas puedan cambiar para bien.

Y ese transporte acuático traerá humo, aceite, motores, vibración, gente, basuras, muerte de las especies que allí malviven, la depredación continuaría.

Vamos, que sí hay soluciones para el transporte de la ciudad de Cartagena, querido y admirado Juan, pero si para algo debemos mirar hacia nuestros cuerpos de agua es para recuperarlos, para devolverles el esplendor que nos cuentan los escribanos de la época, para poder disfrutar de ellos en lo que nos queda de nuestra existencia y de lo que alguna vez fue y que nunca jamás debimos tocar.

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé.

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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