Artivismo, propuesta pacífica – Opinión de Carlos Féliz Monsalve

Por Carlos Feliz Monsalve (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 15 de junio de 2021.- Que ha penetrado la corrupción en Colombia en esferas gubernamentales y en escenarios políticos, nadie lo pone en duda. La percepción que existe sobre la misma en el sector público se combina con una cultura o comportamientos locales bastante permisivos con acciones de corrupción a baja escala (como volarse el turno en una fila, acceder a una vacuna sin estar priorizado, pasarse un semáforo en naranja y otras más), lo que genera un mayor grado de tolerancia hacia actos de comparación en mayor escala, llegando incluso a ver como acciones naturales, normales y cotidianas.

Todos estos comportamientos debilitan el sistema democrático colombiano haciendo que los ciudadanos confíen cada vez menos en las instituciones, algunos de sus gobernantes y en general en la democracia, alejándolos de la participación política.

Antes este panorama se debe apuntar a proponer y desarrollar acciones que lleven a generar mayor reflexión ciudadana sobre la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la democracia. Así, podemos hacer uso por ejemplo de expresiones artísticas como vía comunicacional y como herramienta de transformación social tomando el concepto de artivismo como combinación del concepto de artes y activismo, que expresa el deseo de los artistas/activistas por transformarse y así mismo hacerlo con su entorno comunitario.

Este concepto se expresa en diversas plataformas de expresión artística y cultural como pintura, poesía, coreografía, música, murales, teatro, danza o creación digital, y tienen efecto instantáneo en la estructuración del diálogo social inclusivo y transgeneracional, apuntando a impactar en el comportamiento y las percepciones de los asociados. Estos efectos también incluyen el fortalecimiento de las relaciones sociales al interior de las comunidades.

El arte es capaz de generar conversaciones que desde otras aristas resultan muy difíciles e incómodas, pues las expresiones artísticas comunican deseos, inquietudes, desacuerdos y conflictos sociales, constituyendo disparadores de la conciencia y reflexión humana y por tanto, elemento de transformación para los que generan artes y sus audiencias. Un desarrollo artístico es un punto de encuentro para una audiencia determinada donde, de manera participativa e inclusiva, se puede generar procesos de confianza, reflexión y dialogo colectivo.  

Ante las nefastas consecuencias de la corrupción en el bienestar común, como también otras problemáticas sociales que vulneran el bienestar ciudadano, se generan incomodidades sociales justificadas y entendidas que derivan en protestas sociales para reclamar de otra forma y con más fuerza las demandas de la gente no escuchada; pero estas demandas a través del artivismo tienen una opción legítima y válida constitucionalmente para convocar el levantamiento comunitario a través de concertación, sin vulnerar los derechos colectivos y guardando deberes de protesta pacífica, respetando derechos fundamentales de quien no quiere protestar. 

Dicho esto, propongo el uso de métodos alternativos a la protesta, diferentes al bloqueo y a la limitación de la movilización con las consecuencias irreparables de afectación a la vida, salud, economía, abastecimiento y alimentación de los colombianos.

Hay que comprender desde las distintas orillas ideológicas que debemos asumir roles en el fortalecimiento de la democracia local, regional y nacional a través de uso del espacio público y el respeto a la diversidad de culturas, ideas y propuestas. 

Es necesario que asumamos el reto social de lograr que la ciudadanía sea consciente que cada quien tiene un rol político que trasciende al mero ejercicio del derecho al voto. Este contempla el exigir enérgicamente el respeto a derechos individuales y colectivos, pero al mismo tiempo, implica el cumplimento de deberes y obligaciones como un esfuerzo por reconstruir la cultura de la legalidad donde todas las formas de corrupción sean rechazadas.

Si a la protesta pacífica sin restringir la movilización de quien no quiere protestar, no a la vulneración de D.D.H.H. y al vandalismo delictivo que destruye, genera pobreza y muerte. 

Rechazo todas las formas de violencia, venga de donde vengan, y judicialización ejemplar a quien transgreda la ley y la Constitución. Distintas formas de protestar, pero también un orden cívico que respetar. Mi propuesta para protestar es el ARTIVISMO. 

Carlos Feliz Monsalve