Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 18 de octubre de 2021.- Muchas veces las soluciones a los problemas de nuestras ciudades los podemos encontrar observando lo que nos sucede en nuestra vida diaria; por ejemplo, si nos están invadiendo los ratones y las cucarachas en nuestra casa, y no tapamos la entrada y las salidas de estos a nuestra vivienda, se nos va a pasar la vida dando zapatazos para eliminarlos pero todo esfuerzo va a ser en vano porque el ingreso y regreso por las orificios que dejamos abiertos está garantizando la perpetuación del problema.
Todos los días vemos videos de atracos en Cartagena, que la inseguridad está desbordada, que hay que aumentar el pie de fuerza, que hay que armar a la población para que se defienda, que falta autoridad, que la situación económica hace que la gente salga a salir a robar y no sé qué más.
Y no es menos cierto que implementar algunas de estas soluciones podría disminuir el problema, pero tampoco es menos cierto que el circulo vicioso que crea la inseguridad hace que se alejen las oportunidades y las inversiones en la ciudad, ¿a quién se le ocurre iniciar un emprendimiento o un proyecto que podría darle empleo a la gente de la zona suroriental por ejemplo? Creo que a casi nadie, quien se mete allí donde no entra ni la Policía porque la gente está tan desesperada que los ve como enemigos que no hacen sino dar garrote ante un fenómeno que la solución está lejos de ser brindada por ellos.
La fuerza pública llega hasta cierto punto, entregar al delincuente a la justicia ¿y luego? Pues luego queda en manos de esta que funciona con una independencia y una libertad donde son pocas las regulaciones que tiene por parte del estado, se confía en está olvidándonos que es manejada por abogados, jueces y demás actores que son humanos y están también dentro de ese lodazal de hambre y necesidades en la cual está sumida la ciudad.
Parecieran perogrulladas lo que estoy diciendo pero la gente no hace sino repetir lo que todos ya sabemos pero no hacemos nada por solucionarlo, y es que existe un agujero negro del tamaño de los que tenemos en nuestra galaxia que se traga todos los otros esfuerzos de la fuerza pública, este agujero negro se llama abogados de garaje y jueces de poco valor que por su mezquindad infinita solo empeoran la situación de seguridad de la ciudad.
Abogadillos que se graduaron sin ningún esfuerzo y que como individuos carecen de lo que un abogado tiene que tener para regalar pero que parece que en estas universidades de poco nombre donde se gradúan no hacen exámenes de eso, de moral.
Y no podemos ser de pensamiento reductivo creyendo o afirmando que solo de una buena universidad depende como se forma un buen abogado, porque seguro los hay buenos de instituciones de poco nombre así como tenemos abogaduchos que se gradúan, por ejemplo, en la prestigiosa universidad Sergio Arboleda, y que por su misma falta de moral y su escasa ética como individuos ejerciendo su profesión han hecho muchísimo dinero, y también muchísimo daño, el ejemplo más visible es el Abogado Abelardo de la Espriella que con su jeta bien grande pedía dar de baja, matar a Nicolás Maduro, pero mostrando lo sinvergüenza que se puede ser, de puertas para adentro de su oficina ponía todo el empeño y dedicación para defender al testaferro de este, el colombiano Alex Saab.
Dice él, Abelardo, que todos tenemos derecho a una defensa, no señor, más bien todos los abogados tienen derecho a saber a qué cliente piensan defender de acuerdo a sus principios y nivel de moral, estos dos valores en Abelardo son bastante escasos. Nicolás Maduro también tendría derecho a una defensa, y este respetable abogado que se ha hecho un nombre defendiendo bandidos estoy seguro que por dinero pasaría de pedir su muerte a pedir su libertad, en el hipotético caso que este algún día pueda ser llevado a juicio.
Tenemos muchos Abelardos en nuestra Cartagena que se encargan disciplinadamente todos los días de dejar las salidas y las entradas de alimañas a nuestra ciudad, pernoctan alrededor de las cárceles, tienen oficinas cerca de los centros de detención y de la Fiscalía. Están al día en temas de derecho y conocen el medio como ningún otro porque su función como brazo jurídico de la delincuencia y el hampa no admite descanso. Escalan posiciones sociales velozmente al mismo ritmo que avanza y se apodera la delincuencia en nuestra ciudad, manejan carros de alta gama y tienen costosas propiedades porque defender al delito paga.
Y paga la ciudad un alto precio por no perseguir a estos defensores de bandidos, paga la ciudad un alto precio por no perseguir al brazo jurídico del hampa, paga la ciudad un alto precio por no controlar a quienes se encargan de garantizar que las ratas y las cucarachas entren y salgan a su antojo en nuestras casas.
Y mientras tanto la Policía y los ciudadanos persiguiendo alimañas, dando zapatazos y pidiendo más fuerza pública y armar a la población.
Y mientras no se encarcelen a los que liberan bandidos seguiremos buscando el ahogado río arriba.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
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