La maldita metástasis que nos muestra Roy Barreras – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 12 de junio de 2022.- A veces uno se pregunta qué puede ser peor, si la muerte a tiros como eran eliminados anteriormente los candidatos presidenciales en Colombia, o la muerte social causada por la propaganda negra mal intencionada dirigida y creada por unos políticos de mierda que deberían ser perseguidos y encarcelados, ellos y sus ejércitos de productores digitales de infamias.

Lo que voy a contar a continuación no quiere decir que sea el ejemplo a seguir, tampoco quiere decir que lo defienda al 100%, su errores y zonas grises debe tener, solo quiero comunicarles cómo funcionan las cosas en lo que a las redes sociales tiene que ver acá en China.

El equivalente al Whatsapp es el Wechat, una red social muchísimo más completa y desde la cual no solo puedes enviar mensajes y contenidos sino también comprar tiquetes de avión, bus, taxi, tren, para pedir un chance en carro etc., también te permite traducir en tiempo real tanto por voz como por texto en más de 160 idiomas diferentes, puede uno chatear con un árabe o un ruso y entenderse muy bien en un 90%, además de eso puedes postear todo sobre tus movimientos cada minuto, tiene GPS, localizador de personas con las cuales quieras hablar, pagar los servicios públicos, impuestos, dividir cuentas en restaurantes, reservar hoteles, comprar seguros, pagar en cualquier establecimiento, hacer trasferencias entre usuarios, contar los pasos cuando caminas, controlar tu corazón etcétera, casi que infinitas los usos de esta red social, como reemplazo del Facebook, Twiter, Instagram, YouTube, también hay otras como Weibo, Youku y la lista sigue.

Hace unos 8 años acá en China estas  redes sociales eran un desastre, casi como las de Colombia hoy en día,  donde casi que era ilimitado postear contenidos y no había ningún tipo de seguimiento ni de sanción, la impunidad estaba garantizada porque al llegar a más gente en menos tiempo podías hacerle más daño a tu competidor, en el trabajo o a una empresa, o al rival amoroso o al vecino que no te caía bien, los daños no se cuantificaban y todo quedaba impune.

Esto cambió cuando se expidió la ley de regulación de redes sociales donde, si bien había libertad para expresarse, esta tenía unos límites cuando afectaba a terceros, con o sin intención, lo convirtieron a uno en el sensor de contenidos que producía o reenviaba. Con las primeras sanciones económicas y las primeras condenas todo comenzó a cambiar, la gente se tranquilizó, y los insultos desaparecieron dando paso a una decencia y cordialidad que convirtió a las redes sociales en tierra de paz.

Si ibas a hablar mal de algo o de alguien, debías tener las pruebas en la mano de lo que ibas a decir.

Tienden en muchos países occidentales a confundir libertad de expresión con libertad para la  agresión, todo esto para llevarse por delante a quien te salga del forro, y eso está probado que no es así, si dices que el vecino es un ladrón en una red social acá en China y el vecino se queja y presenta los mensajes tuyos, entonces vas a tener un problema, que normalmente se convierte en económico, y el vecino le pondrá un precio a tu insulto, y estas cifras normalmente no son bajas. Acá la rectificación y estas cosas normalmente son convertidas a valor dinero. 

Tienen claro por estos lados que la gente empieza a entender las cosas cuando le tocas el bolsillo, así funciona por acá.

Un mensaje, audio, meme, foto o montaje en video o gráfico que sea denunciado por una persona como que le ha afectado, el que lo hizo y los que iniciaron a difundirlo van a tener serios problemas, y si fue replicado más de 500 veces, lo cual se puede lograr en minutos, el tema será de millones o quizás de años en prisión.

Para los que no saben, si el gobierno de un país quiere saber el origen de donde provienen determinado contenido digital es muy fácil desde los servidores de la redes sociales se puede saber hasta la localización del computador donde este se produjo, quien lo reenvió de primero hasta llegar hasta el último destinatario, no es difícil, solo se necesitaría voluntad política para poner a las redes a funcionar como debe ser, para difundir contenidos reales, que puedan ser soportados con argumentos y hechos reales, no de conclusiones e hipótesis ni puntos de vista personales. Convertir a las redes en espacios de debates, no de insultos, amenazas de muerte o para hacer daño a terceros

¡El maldito ejemplo que nos da Roy Barreras en sus videos!  Toda esta mierda en la que estamos revolcándonos no es de ahora,  a los candidatos presidenciales antes los mataban a tiros convirtiéndolos en héroes,  hoy en día los sepultan en vida con mentiras que destrozan al candidato y a la sociedad.

Mataron a Gaitán,  a Galán, a Jaime Pardo, a Bernardo Ossa, a Pizarro, y seguro que si los pusieran a ellos a escoger entre morir con mentiras o a balazos ellos escogieran lo segundo, ser acribillados nuevamente, porque el desprestigio y linchamiento moral que sufrirían por culpa de políticos rivales malditos que solo intrigan para desprestigiar y hundir en el fango de la duda social y el enfrentamiento a su oponente, no sólo eliminan personas, eliminan también el sano debate político de las ideas y con eso nos sumimos en la postración social,  donde el chismorreo reemplaza y aplaza la solución de nuestros problemas más básicos y reales.

Todo esto teniendo como cómplices a unas redes sociales burdas y palurdas sin ningún tipo de regulación que más se parecen al salvaje Oeste, donde puedes acribillar y seguir tranquilo porque tus ataques quedarán impunes.

Los creadores de contenidos digitales mal intencionados deben ser perseguidos, encarcelados y multados severamente, como el que extorsiona, planea un asesinato o tiene una fábrica de bombas y explosivos, los daños y perjuicios son equiparables. Esto no puede seguir así tan normal y silvestre.

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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