Los infiltrados – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 11 de septiembre de 2022.- A través de la historia se han infiltrado estructuras que funcionan dentro de las sociedades con el fin de hacerles daño, se han infiltrado estudios científicos, se infiltran países e instituciones dentro de esos países y, aunque el objetivo al final en algunos casos pretenda ser altruista, la mayoría de las veces o casi siempre se infiltra para hacer daño.

Las infiltraciones en nuestro mundo actual y en el pasado son parte de nuestro día a día; el hombre siempre ha buscado la manera de meterse en el bando contrario para conocer sus secretos, para sabotearlos o para destruirlo, las empresas hoy en día cuidan celosamente sus informaciones y sus bases de datos para que no sean reveladas sus fórmulas de éxitos o sus procesos de producción y gestión para evitar que caigan en manos de la competencia, se pagan millones de dólares diarios en vigilancias y buen resguardo por las fórmulas de productos como la Coca-Cola que están en bóvedas vigiladas con estructuras de seguridad casi que de ciencia ficción.

El programa nuclear iraní ha sido infiltrado con tecnología militar varias veces destruyendo todos sus archivos por parte del gobierno de Israel.

Las infiltraciones pueden recibir varios nombres, si es de personas se le conoce como espías, si es con tecnología entonces son  hackeos, pero todos al final son como caballos de Troya modernos que solo cambian por sus formas y maneras pero en su esencia básicamente son lo mismo.

En los años 60 se descubrió por fin, luego de décadas de estudios y pruebas científicas irrefutables, la conexión entre el consumo del tabaco y las enfermedades pulmonares, el cáncer de pulmón, un padecimiento casi desconocido e inexistente en la historia de la humanidad hasta principios del siglo XX era puesto en evidencia en los 60 junto con su inequívoco causante, el hábito de fumar.

La poderosa industria del tabaco entonces, antes que aceptar sus culpas y errores, prefirió sus ganancias por encima del bienestar general y protegiendo sus intereses de manera mezquina infiltró a la comunidad científica patrocinando sus propios estudios con expertos y científicos pagados por ellos para que refutaran y pusieran en duda los hallazgos evidentes de la conexión del cáncer con el consumo de tabaco; hoy en día, décadas después, el resultado son millones de dólares en ganancias con una industria que lucra a costa de millones de muertos anualmente, con un producto que ellos mismos se encargaron de promocionar como saludable a mediados del siglo XX y que en anuncios de televisión los doctores lo recomendaban como una cura para las enfermedades respiratorias.

Hace más de 40 años el relevo de esas prácticas de infiltraciones para proteger sus intereses, cueste lo que cueste fue tomado por la industria “alimentaria” nos venden productos light, cereales, bebidas como saludables, naturales, bajos en grasa, bajos en sodio, bajos en azúcar, etcétera, cuando es todo lo contrario, de igual manera que lo hizo la industria del tabaco la industria alimentaria a infiltrado a la comunidad científica para publicar comunicados que siembren la duda dentro de los consumidores de sus productos que enferman a la población en general.

Por culpa de esta infiltración de la industria “alimentaria” a la comunidad científica hoy tenemos más de 400 millones de diabéticos en el mundo, diabetes tipo 2 que es el 90% del total de todos los diabéticos del planeta, y que se sabe por evidencia científica irrefutable que es por culpa de la mala alimentación que llevamos hoy en día, les damos cereales azucarados, pankakes endulzados con jarabe de maíz, yogures con “frutas” y jugos “naturales” a nuestros hijos, cuando lo que estamos es convirtiéndolos en futuros pre diabéticos por culpa de un engaño masivo y a escala industrial por la infiltración de esas industrias a la comunidad científica para confundirnos y a nuestro sistema político para evitar que los gobiernos legislen en contra de sus intereses que matan.

Es desastroso ver como esas infiltraciones las podemos encontrar en Google donde páginas web de dudosa procedencia recomiendan que se le dé de comer a los niños por lo menos 8 galletas Oreo al día para fortalecer sus huesos y mejorar su capacidad mental, un producto que es altamente nocivo para la salud por tener niveles elevadísimos de azúcar y grasas trans que lo único que hacen es elevar los niveles de insulina en sangre de un menor convirtiéndolo en adictos a estos productos que ellos consideran seguros solo por el simple pero poderoso hecho de que sus mayores se lo compran.

Y llegando a nuestro sistema político es evidente que llevamos muchas décadas de haber sido infiltrados por una vulgar banda de individuos que han hecho carrera en nuestras instituciones públicas donde se venden como salvadores cada 4 años pero no son solo más que dañinos caballos de Troya que se lo llevan todo a favor de sus mezquinos intereses, estos infiltrados llegan de la mano de “empresarios” que los financian  para llegar a cargos públicos donde pueden acceder a los recursos del estado para repartírselo entre ellos olvidándose del beneficiario final que deben ser las comunidades de esas sociedades.

Nuestro sistema político es débil porque deja que entren ríos de recursos para promover a los infiltrados y comprar las conciencias de un votante que ha sido empobrecido y ávido de necesidades básicas sin resolver que le pone un valor a su poder de decisión o voto por el solo hecho pero no menor de tener hambre, el individuo con hambre es fácil presa de las migajas y reduce el valor de la compra de su conciencia, de su voto.

Los infiltrados políticos solo necesitan alimentar sus egos y llenar sus cuentas bancarias, les importa un carajo el resto, si, ¡los demás que se jodan!

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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