Fracasaron – Opinión de John Zamora

Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 12 de septiembre de 2022.- Aunque Cartagena de Indias ha sufrido el desgobierno de Willian Dau, resultaría injusto atribuirle todo el desbarajuste a su desprestigiado ego, sino que le han «ayudado» varios miembros de su gabinete que configuraron el mas rotundo fracaso político-administrativo en la historia de la ciudad.

En el «salto al vacío» le acompañan -entre otros- tres fracasos medulares, cuya inacción, mediocridad o altanería, representan al modelo de funcionario que le gusta a Dau: buenos para nada… o para poco.

Qué más quisiera la ciudad que a Dau le hubiera ido bien, que hubiera aprovechado la legitimidad de 113 mil votos para gobernar, y que su equipo hubiera tenido la altura mínima para administrar, pero hay tres áreas cruciales donde -dolorosamente- todo se ha echado a perder: Educación, Turismo e Interior.

Fracaso educativo tiene nombre con Olga Acosta

El mayor fracaso es en educación, el área más importante de todo gobierno en el mundo. El sector heredó una acumulada deuda en todo sentido, desde infraestructura y finanzas, hasta logística y talento humano, pero en 33 meses de gobierno acusó miopía visionaria y cortedad en sus propios esfuerzos.

La co-responsable junto a Dau es Olga Acosta, quien llegó con un halo de abnegación pedagógica, y ha naufragado entre sus mayúsculos desaciertos.

No solo es la mediocridad manifiesta para contratar a tiempo la alimentación, el transporte y el aseo de las instituciones educativas, sino la desvergonzada mermelada para que sectores sindicales se llenen la boca y nada digan. Tan evidente es su insuficiencia que, entre otros asuntos, tiene que abundar en excusas ante la comunidad de San Felipe Neri porque la administración Dau no ha podido corregir el entuerto para su reconstrucción.

A Acosta le pasa lo que al defensa de fútbol cuando lo ponen de delantero: no sirve. Ella fue por muchos años rectora de un colegio, y de pronto allí estaba bien, pero cuando le dieron el liderazgo del sector, simplemente fracasó.

Esta entrevista en El Espectador (17 de enero de 2020), cuando apenas comenzaba en el cargo, es fiel reflejo de la retórica del que no sabe para dónde va:

El portal La Contratopedia Caribe publicó los cuatro megacontratos por $83.017.000 millones para seleccionar a los privados que ejecutarán este año el plan de alimentación escolar (PAE), la vigilancia y aseo en las escuelas públicas.  ¿Cómo lograr que todo salga bien y no se compren pechugas de pollo de $40.000, como ocurrió en administraciones pasadas?

Creería también que las comunidades se tienen que apropiar, las juntas de acción comunal y las asociaciones de padres de familia tienen que trabajar en eso. Hemos dejado que lo hagan otros y nosotros como comunidades no le estamos metiendo el pecho. Si logramos que las familias se involucren en el cuento de estar frente a la alimentación de los niños, y las formamos para eso, lograremos que la comida se vuelve un espacio de participación, un encuentro colectivo entre todos.

((( Vea la entrevista en este enlace: https://elespectador-el-espectador-sandbox.cdn.arcpublishing.com/colombia/cartagena/a-mi-me-salvo-la-escuela-secretaria-de-educacion-de-cartagena-article-900342/  )))

Turismo: tiempo perdido

El alcalde Willian Dau tiene una fascinación por desconocer el talento local y traer «marcianos» que llegan con el aura de sabiondos del sector, pero que desconocen lo principal: a Cartagena. Así ha pasado con Natalia Bohórquez, de la Corporación de Turismo, que llegó ante el «feo» que Dau le hizo a Irvin Pérez, quien «se cayó pa’arriba» y terminó en Fontur.

Alguien le dijo a Dau que Bohórquez era una «tesa» y con el aval de gremios del turismo, la nombró.

Igual resultado hubiéramos tenido si Dau hubiera cerrado dicha entidad: nada.

Tras el cierre por pandemia, el turismo reabrió sus puertas y con ellas los problemas de siempre: abusos en precios, hacinamiento e insalubridad en playas, desatención al turista, inseguridad, microtráfico, prostitución… pero en todos los casos, como las costosas mojarras, Bohórquez ha sido una anónima espectadora. El turismo necesita un liderazgo institucional, así muchas funciones correspondan a otras dependencias; se requiere saber que a alguien más que al visitante le duele una limonada de $100 mil, o a alguien más que los deudos de los turistas que mueren por una mala comida…

La inacción ha sido el principal pecado de esta foránea, y su distorsionada visión se aprecia cuando se le ve que le pone todo interés a unos premios para reggaetoneros, pero cero atención al servicio integral que la ciudad debe prestarle al turista.

Ciudad turística sin liderazgo turístico está condenada, y Natalia Bohórquez ha devengado un alto salario que está lejos de justificar. Cerrada, la Corporación de Turismo hubiera hecho lo mismo.

Interior, en la senda de la payasada

Dos de las conductas que más han distinguido a Dau y su desgobierno son la peleadera y la payasería.

Eso es él, es su sello, lo que hace que la ridiculez sea una tentación para algunos de sus funcionarios más allegados, como el caso de Ana Maria Gonzalez, conocida como la «pelo azul», quien ahora pretende convertir en política pública de seguridad… ¡el uso de una línea de WhatsApp!

Si bien hay redes nacionales e internacionales del crimen que tienen incidencia en Cartagena, la administración no puede escurrirle el bulto a su responsabilidad para establecer una política frente a la delincuencia, que a diario fustiga con casos de sicariato o asaltos a mano armada. La ciudad quedó a merced, no hay estación de Transcaribe ni terraza de perros calientes que se salve del accionar de la delincuencia, y ante este panorama resulta asombroso, absurdo y cómico que la respuesta sea una línea de WhatsApp llamada «La Secre».

Todos los asuntos de esta dependencia les han quedado grandes. Antes de la pandemia nos quejábamos del descontrol en Playa Blanca… pasó la pandemia y ahora nos quejamos más del desbordado descontrol en Playa Blanca. Nada de nada. Y así para todo.

La personificación de este fracaso hoy se llama Ana María Gonzalez, pero también fue David Múnera o Paola Pianeta, y ante todo el responsable del desgobierno: William Dau. La Secretaría de Interior sufre la carencia de norte, la falta de brújula, el artificio superfluo a falta de criterios y estrategias, y demás distintivos del salto al vacío que ha representado el desbarajuste que tendremos que sufrir hasta 2023… a no ser que la ciudad vuelva a elegir la payasería por régimen.