Por Carlos Feliz Monsalve (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 7 de octubre de 2022.- La Asamblea Nacional Constituyente de carácter popular y con decisión y elección directa de los ciudadanos, fue una integración nacional, una representación amplia y plural, diversa e incluyente, donde confluyeron personas de ideologías distintas, diferentes partidos políticos, religiones, perfiles académicos y oficios, además de orígenes étnicos diversos y multiculturalidad, que generaron un acuerdo de redacción del texto constitucional que sirviera de brújula supra legal para marcar la ruta política, económica, ambiental y social del país.
La visión general del país que se estructuró empezó con la participación fundamental y decidida de los jóvenes de ese momento para plasmar la realidad a la que aspiraba el pueblo colombiano que era una carta política de navegación incluyente para contrarrestar la violencia, desigualdad e inequidad que vivía el país en ese momento.
Es transformar desde las bases sobre principios y valores que llevarían a una construcción anclada en la dignidad humana donde se evidenciara que los distintos poderes públicos tienen su génesis en la soberanía del pueblo y al servicio del mismo.
Reconocieron taxativamente un estado social de derecho que le diera voz e inclusión a todos los ciudadanos, razas, credos, y que afianzados en la igualdad, se generara un impacto positivo en poblaciones en condiciones de debilidad y vulnerabilidad, además de comenzar a trabajar en la descentralización de una nación que necesitaba autonomía territorial.
Una constitución de derechos fundamentales civiles y políticos pero también de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, estableciendo procedimientos judiciales puntuales para la garantía de ellos de manera individual pero también colectiva.
Importante resaltar derechos y deberes ambientales que deben ser protegidos por el estado, dirigiendo la economía y la planeación a estándares ambientalmente sostenibles.
No menos importante era promover la participación ciudadana como voz del pueblo y manifestación de su soberanía; participación directa tanto política como social, para generar lo que hoy conocemos como democracia participativa y construcción con la gente de la verdadera Gobernanza que debía regir nuestra nación, y organizar de manera más eficiente y amigable la estructura del estado.
Todo esto llevó y debe seguir llevando a ejercer ciudadanía de manera activa y directa, buscando identidad de colombianos de acuerdo a la representatividad de las regiones, pero también la construcción previa y decidida de convivencia ciudadana.
Todo está escrito en el magno texto, no es cambiar, es ajustar y aplicar.
Carlos Feliz Monsalve
Secretario de Interior y Asuntos Gubernamentales Gobernación de Bolívar