Revista Zetta 23 años: Juan Carlos Díaz, vocación que perdura

Dos ideas se cruzaron en el camino y surgió un proyecto periodístico con mucha mística: Revista Zetta. Hace 23 años se aliaron los talentos de John Zamora y Juan Carlos Díaz, de quien presentamos este perfil actualizado de su formidable trayectoria profesional, en la pluma de Manuel Lozano Pineda.

Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 28 de febrero de 2023.- Juan Carlos Díaz es un sanjacintero que parece estar condenado a no salir emocionalmente de su pueblo natal. A pesar de irse del que fue el escenario constante de su niñez y adolescencia, espiritualmente está conectado al municipio que lo motivó a descubrir sitios, personajes e historias que lo han convertido en un referente en el periodismo de la región Caribe.

Desde que terminó el bachillerato en el Pío XII este mago de las crónicas escritas y audiovisuales no ha perdido conexión con la tierra de los gaiteros, la de su inmortal amigo Adolfo Pacheco; la del hombre “Memoria de elefante” el profesor Bustillo, la de Manuel Clemente Zabala uno de los maestros de Gabo, y de tantas otras figuras.

Creatividad e iniciativa han sido constantes en la vida profesional de este Comunicador Social que celebra por estos días que uno de sus hijos editoriales, la Revista Zetta, llega a 23 años de vida con el liderazgo de John Zamora. Después de muchos proyectos sigue recordando con detalles cómo surgió y ha sobrevivido esta publicación.

Periodismo puro y duro en medios impresos, radio, festivales de música, documentales para televisión, contenido para las redes hacen parte del recorrido de este san jacintero declarado defensor del folclor, amante de la literatura y a quien sus amigos aplauden su sencillez , cultura y frescura.


El nacimiento

“La idea de la Revista Zeta surge después de salgo de trabajar de El Universal en 1999. Por esos días estando en el Dadis, venía pensando en hacer una revista local para hablar de política y cultura. Recuerdo que una vez me encontré con el periodista John Zamora en la Alcaldía de Cartagena. En medio de la conversación le comenté el proyecto y le propuse hacer la publicación. Coincidimos en todo, así que de la idea pasamos a darle forma y concretar cómo se financiaría».

La vocación de periodista

Llegar a entender que su vocación y su pasión por la lectura le marcarían el camino del periodismo, le costó tiempo.

Tenía un tío químico, William Martínez, y unos padres que deseaban ver a su hijo graduado como profesional; el primer intento por complacer a sus papás lo hizo presentándose a Química en la Universidad de Cartagena. El primero en celebrar que no pasó fue Juan Carlos. Después, y a raíz de la coincidencia de tener un familiar en Montería, se inscribió en veterinaria. Con el tiempo, y motivado por el aburrimiento y tedio de estos estudios, aprovechó uno de los tantos paros de la Universidad para quedarse en San Jacinto.

“Leer a García Márquez, a Hemingway, Cepeda Samudio me ayudó a pasar el tiempo. Era la época en que pensaba que escribir así era sencillo; pero… siéntate hacerlo como ellos lo hacen, es ahí cuando entiendes la genialidad de esos escritores”, recuerda Juan Carlos.

“En una ocasión llegaron unos amigos veterinarios a visitarme y a saludar al excompañero de universidad; sentados en la terraza de la casa, donde mi papá tenía un taller de talabartería, llegó un perro caminando con un poco de dificultad; el instinto profesional de los compañeros hizo que se acercaran a socorrerlo, menos yo que me quedé sentado en una mecedora, estaba concentrado leyendo El Espectador, uno de los pocos diarios que llegaban a San Jacinto. Mi papá al ver la escena del animal y ver sentado a su hijo, lamentó diciendo… “Este no va a servir pa ná”.

“Yo me la pasaba leyendo todas las tardes. Eso era lo que mi tío, el químico, hacía todos los días, leer la prensa.

“Cuando era niño mi tío William se ufanaba con sus amigos de tener un sobrino que se sabía la nómina del Brasil 70 y que escuchaba ciclismo y fútbol con tanta pasión. En ese tiempo me puse hacer trabajos varios, y aprendí con Alfonso Hamburguer que era eso de ser periodista.

“Ahí, gracias a esa curiosidad descubrí que era lo que me gustaba, y que además, se podía estudiar. Me atraía eso de ser reportero y escribir para los medios.

“Antes de entrar a estudiar alcancé a hacer notas para El Universal como corresponsal de San Jacinto. Eso me impulsó a irme a Barranquilla a estudiar Comunicación Social y Periodismo”.

El nombre de la Revista

“El nombre de la publicación lo tomamos de la letra en común entre Zamora y Díaz. Y prácticamente desde que lo bautizamos arrancó el proyecto, al cual se unió Assad Oliveros, con quien yo tenía una litografía.

“Entre los tres presupuestamos los costos; no nos demoramos mucho en sacar la primera edición. Fue en febrero de 2000. Mil ejemplares. Cada edición nos costaba un promedio de 600 mil y logramos financiarlo con los amigos y empresas que pautan. Hubo ediciones de dos mil ejemplares.

“Nos organizamos para distribuirlas en las dependencias de la Alcaldía, Gobernación, Concejo, Asamblea y a los profesionales que les interesaban los temas. La revista semanal se fue posesionando y así alcanzamos a llegar a las cincuenta ediciones aproximadamente. En sus inicios Zetta tuvo oficina en el Centro Comercial Getsemaní, después en San Diego, donde una tía; luego, en Manga, donde un primo. Poco a poco la revista fue tomando fuerza hasta que se me presentó una buena oportunidad en el diario El Heraldo en Barranquilla. El potro quedó bajo el liderazgo de John Zamora, quien 23 años después sigue su exitoso crecimiento en su formato digital.

 

Después de Zetta

“Después de una larga experiencia en El Heraldo en Barranquilla, pasé a la sede de Cartagena. Luego fui a El Tiempo donde permanecí diez años; por esa época fui gestor con la alcaldesa Judith Pinedo del Festival de la Hamaca Grande, y al poco tiempo después le llevé la idea de un evento al gobernador Juan Carlos Gossaín, el cual terminamos bautizando como Festival de los Montes de María. Los dos tuvieron la sensibilidad y siempre han entendido la importancia de resaltar y valorar a los artistas de la región.

Más adelante estuve en la Alcaldía de Cartagena, y aproveché para crear el Festival de la Cumbia.

“También hice un documental sobre Andrés Landero, en 2020 terminamos una serie de 15 documentales para Telecaribe, “Como como, como canto” y desde hace cinco años trabajó simultáneamente contenidos para un canal de Youtube donde hago periodismo cultural.

“Ahora estoy preparando la quinta edición del Festival de la Hamaca Grande, un evento que marcó a los seguidores del folclor del Caribe colombiano”.

“Igualmente, y por estos días estoy adelantando un documento sobre Adolfo Pacheco, un reportaje diseñado en cinco partes; es algo creativo para contar muchas de las anécdotas, experiencias y legado que dejó este juglar.

El periodismo actual

«El periodismo parece estar en crisis por el auge de las nuevas tecnologías. Ahora cualquiera con un celular te graba, hace un video, toma foto, edita y escribe; y en un párrafo quieren resolver todo. No hay investigación, no hay sustancia. Ahora muchos abren un portal y se creen periodistas, sacan pecho opinando.

“Si están en contra de alguien pasan de la información al insulto sin ningún filtro periodístico ni respeto. Si le cae mal el político o el personaje lo sacan sin preguntar, sin investigar. Cuestionan calumniando, sin dimensionar el daño que pueden hacer. La información que se maneja en las redes cae mucho en lo personal.

Ahora muchos tienen afán y están más interesados por publicar información de alcantarilla, de basura. No lo confirman. Se cae en trampas del marketing. Ahora estaba viendo El Tiempo, la nota de Poncho Zuleta y la novia como la información más leída. Eso hace diez años era inaceptable que los periodistas propusiéramos una nota así. Y si la aceptaban, teníamos que conseguir testimonios e ir a la fuente. Confirmar. Entrevistar a la pareja, a los familiares. A contar la historia completa.

Afortunadamente no son todos. Hay proyectos que trabajan con seriedad y tratan de sobrellevar las exigencias técnicas, presupuestales y humanas que una iniciativa de estas implican en la actualidad. No es fácil nacer y sostenerse con calidad.

“Esa era precisamente una de las principales preocupaciones que teníamos en Zetta. Nació con el fin de tener crónicas, columnas de opinión, trabajos de investigación que lograron un impacto importante, fruto de la investigación.

“Recuerdo una edición que se la dedicamos a Javier Cáceres y sus debates en el Congreso. Hacíamos crónicas donde se contextualizaba. También le dedicamos una edición a Gina Benedetti, que tuvo resonancia.

“La Revista Zetta, actual, es de los pocos portales donde se hace periodismo contextualizando, confrontando con creatividad y con mucha iniciativa. Propone cosas diferentes, análisis, columnas. Se hace algo distinto pero conservando lo importante en el periodismo: investigar”, dice Juan Carlos.