Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 16 de noviembre de 2023.- Colombia nació polemizada y así hemos vivido. Desde la “patria Boba”, desde Bolívar y Santander, hasta nuestros días, y en cada parroquia nunca nos hemos puesto de acuerdo.
Cartagena de Indias es, particularmente, manantial de desencuentros.
Aquí vivimos en un balde de cangrejos, aquí somos caníbales sociales, aquí la envidia es deporte de multitudes, y aquí también pululan el oportunismo, el individualismo, el “acomodo, reacomodo y descaramodo”.
Desde luego, no se puede pretender que todo el mundo piense igual y proceda igual, pues el disenso es una virtud de la sociedad, que se nutre de distintas ópticas, lo que enriquece el tejido social, pero otro asunto es instrumentalizar una pretendida causa común para camuflar veleidades personales.
A veces nos ponemos de acuerdo, pero transitoriamente, como ocurrió hace pocos días cuando 160 mil cartageneros respaldamos el mensaje de unidad para avanzar de Dumek Turbay, y sepultar un cuatrienio oscuro y desastroso.
A partir de allí, al abanderado del mensaje le corresponde ser coherente y consecuente, pasar la página, tender la mano… ¡y tener mucho cuidado!
Afortunadamente el nuevo alcalde no es ningún despalomado, cándido ni iluso. Es un curtido servidor público que tiene el ojo y el oido bien afinado para detectar lisonjas y filtrar anuros.
Sabe bien quién acumula canas, no por sabiduría, sino por inveterada sapería, y sabe bien quién es quién, de dónde viene y a dónde quiere ir.
Ya Dumek se topó con algunotros de estos especímenes en el encuentro con la sociedad civil de hace unos días en el auditorio del Palacio de la Proclamación.
En lo formal, es apreciable que este diálogo social se mantenga, pero entrelíneas se pudieron ver cosas distintas. Cierto personajillo (hasta rima con apellido) sediento de loas y futuros negocios; ciertos colectivos de súbito verbo tras hibernación silente; ciertas puertas giratorias hechas personas; ciertas vanidades repotenciadas; ciertas desmemorias descaradas.
Eso se nota. La lectura es binaria: lo que salta a la vista y lo que se simula, lo que se dice y lo que no se quiere que se diga, o no se quiere escuchar, como lo que expresó, con su estilo particular, la excandidata Jacqueline Perea quien sacudió la opinión con su sentencia: “Escondidos cuatro años, le tuvieron miedo a Dau, hoy le lagartean a Dumek”, y agregó: “Me sigue preocupando que aquellos que se desaparecieron mientras @daulaw convertía la ciudad en su MANICOMIO personal, reaparecen con su cara limpia. No dijeron ABSOLUTAMENTE NADA en 4 años. Ahora se están sacudiendo el polvo para acomodarse. Unidos sí, pero no revueltos”.
Habrá que amnistiarlos para que la dulce Jacque les reduzca la “juetera”.