Por Enrique Cabrales (Especial para Revista Zetta).- Bogotá, 10 de abril de 2024.- La protección de nuestros niños, niñas y adolescentes en el vertiginoso mundo digital se ha convertido en un imperativo que no podemos ignorar. El auge de las redes sociales y plataformas digitales ha traído consigo una serie de peligros que van desde el ciberacoso hasta la exposición a contenidos perjudiciales para su desarrollo.
Más del 60% de la población mundial está activa en redes sociales, lo que equivale a más de 4.760 millones de personas. Colombia, por su parte, figura como el cuarto país donde se dedica más tiempo a las redes sociales, según un estudio respaldado por DataReportal y el Global Web Index.
Lo alarmante radica en la temprana edad a la que nuestros jóvenes se enfrentan a este mundo digital: la edad promedio de inicio es de tan solo 7 años. Este hecho deja en evidencia una exposición prematura a plataformas digitales, incluso con perfiles falsos, lo cual conlleva riesgos significativos. Es particularmente preocupante que un 40% de los menores de 14 años en Latinoamérica naveguen en redes sociales sin supervisión adulta, dejándolos vulnerables a contenido inapropiado, mientras que apenas un 9% de los padres toman medidas preventivas.
Los datos siguen siendo preocupantes: el 55% de los niños, niñas y jóvenes entre 15 y 16 años han interactuado en internet con individuos desconocidos, y de este grupo, un alarmante 35% ha llegado a conocerlos personalmente. Incluso, los niños menores de 12 años están incursionando en el mundo en línea para relacionarse con extraños, lo que plantea una seria amenaza para su seguridad.
El impacto en la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes es innegable. Pasar largas horas en redes sociales o plataformas digitales en internet está asociado con mayores niveles de ansiedad, depresión, soledad y una imagen corporal negativa. Muchos adolescentes sienten una intensa presión para mantener una presencia activa en las redes sociales y obtener validación a través de «likes» y comentarios, lo que contribuye aún más a su estrés y ansiedad.
Los recientes casos de cyberbullying y suicidio entre jóvenes en Colombia son un trágico recordatorio de los peligros que enfrentan nuestros menores en el mundo digital. Yhon Rodríguez, una víctima más de este fenómeno, compartió fotos privadas en un acto de confianza, pero después fueron expuestas en plataformas digitales, desatando una oleada de burlas, comentarios dolorosos e incluso insinuaciones de suicidio que inundaron las redes sociales.
Pero la tragedia no se detiene ahí. En Antioquia, dos jóvenes de apenas 13 y 14 años decidieron poner fin a sus vidas luego de que una foto íntima se filtró en WhatsApp, desencadenando un ciclo de acoso social. Este sombrío incidente no solo subraya la necesidad de abordar el acoso en línea.
En La Jagua de Ibirico, Cesar, el panorama es igualmente desolador. Un aumento alarmante en los suicidios juveniles, presuntamente vinculado a perfiles en redes sociales que promueven comportamientos autodestructivos, ha dejado a la comunidad atónita. A medida que las autoridades se esfuerzan por investigar y abordar esta problemática, queda claro que la sensibilización sobre el ciberacoso y el fortalecimiento de la seguridad en línea son imperativos urgentes.
Estos casos trágicos podrían haberse evitado con una combinación de medidas preventivas y una mayor concienciación sobre los peligros y el uso responsable de las redes sociales, complementado con una supervisión adecuada por parte de los representantes legales de los menores. Estos son problemas graves que requieren una respuesta urgente y efectiva.
Es frente a estos riesgos que he radicado un proyecto de ley que busca proteger a nuestros menores en el mundo digital. Esta iniciativa consta de trece artículos destinados a enfrentar el desafío de la era digital en constante evolución.
Una de las medidas fundamentales es la prohibición del acceso a redes sociales para menores de dieciséis años sin el consentimiento explícito de sus representantes legales, lo cual busca fomentar una mayor supervisión parental y abrir el diálogo sobre los riesgos y beneficios del mundo digital desde una edad temprana. En este sentido, las plataformas digitales de redes sociales deberán permitir a tutores legales, representantes legales o quienes ejerzan la patria potestad sobre el menor, segmentar y elegir la información a la que se podrá acceder con la cuenta, posibilitando así las autorizaciones de manera individual respecto a cada una de las prohibiciones establecidas en esta ley.
Además, el proyecto contempla la implementación de un «toque de queda digital», restringiendo el acceso a las cuentas de redes sociales durante la noche, de 10:00 p.m. a 6:00 a.m. Esta medida reconoce la importancia del descanso y la desconexión en un mundo hiperconectado, protegiendo así la salud física y mental de nuestros jóvenes.
Asimismo, se propone la creación de una «Escuela de Padres, Tutores y/o Representantes Legales» para educar y concientizar sobre los riesgos del mundo digital, proporcionando herramientas prácticas para proteger a los menores. Este enfoque integral busca no solo regular el acceso, sino también empoderar a los adultos responsables con el conocimiento necesario para guiar a sus hijos de manera segura en línea.
Es crucial implementar esta legislación de manera efectiva y supervisar su cumplimiento para evaluar su impacto en el comportamiento en línea de los niños, niñas y adolescentes. Mi compromiso es claro: trabajar por el bienestar, protección y seguridad de los menores en nuestro país, promoviendo un uso responsable de las plataformas digitales en internet. Invito a todos a unirnos en la construcción de un entorno digital más seguro para las generaciones venideras.