Agenda 2030 y fanatismo ambiental: El camuflaje perfecto para el progresismo socialista del siglo XXI

Por Luis Eduardo Brochet Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 24 de noviembre de 2024.- Cuando en la noche del 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín por una revuelta popular ciudadana, aquel adefesio grotesco que dividía a Alemania, a Europa y al mundo político en dos facciones: el comunismo socialista de la Unión Soviética y Occidente, que pondría fin a la Guerra Fría y a casi treinta años de opresión, muchos de mi generación pensaron inocentemente que el marxismo – leninismo tiránico y empobrecedor, había dejado de existir como sistema político – ideológico, anacrónico y decadente, así como modelo económico fracasado una y cien veces, también.

Yo, desafortunadamente, no era tan optimista y siempre pensé que esas doctrinas oscuras mutarían, como el virus pandémico o como la metástasis cancerígena, en otros muy diversos fanatismos ideológicos, como efectivamente ha ocurrido.

Entrado el siglo XXI, con la agenda 2030 y la doctrina dogmática e inmutable del cambio climático, como nuevas tablas del Sinaí, los errantes ideológicos de la izquierda van alineándose con los nacientes movimientos y partidos “Verdes”, para refundar una nueva filosofía política, que podemos sintetizar, etimológicamente, de la siguiente manera: comunistas – “progresistas” – socialistas del siglo XXI (PROGRES) y fanatismo ecológico y falso animalismo (ECÓ-PATAS).

También los conocemos parroquialmente como partidos o ideologías patilla o sandías (VERDES por fuera, pero ROJOS por dentro).

La principal característica estratégica de los PROGRES y ECÓPATAS, en lo relacionado con sus bases político – ideológicas, sus comunicaciones, postulados y principios, es vestirse de demócratas defensores de los derechos individuales y las libertades humanas; ser adalides del bienestar económico en función social, cuidadores feroces de la biodiversidad y del medio ambiente; fungir como los profetas incansables de los diálogos de paz y la ausencia absoluta de conflictos bélicos universales, así como faros morales impolutos. Pero la experiencia nos está diciendo, que estos salvadores del nuevo orden mundial globalizado, son en realidad la nueva especie de sofistas y corruptos fariseos, como la muestra de estos botones: la Venezuela de Chávez, el México de AMLO, la Argentina de los Kirchner, el Chile de Boric, el Brasil de Lula, la Bolivia de Evo, la España de Sánchez, los EEUU de Biden y la Colombia de Petro.

Los PROGRES y ECÓPATAS, fieles a su tendencia natural estatista y colectivista, una vez en el gobierno cooptan los poderes públicos, minimizan los contrapesos, subsidian el voto popular y parlamentario con dineros del estado, intervienen doctrinariamente en la educación, borran la identidad cultural e histórica de sus pueblos, se enriquecen obsesivamente y no tienen ningún límite moral para pactar, a cualquier precio y sin reservas, con aliados ocasionales o mercenarios, para la toma de las instituciones democráticas. Son atrevidos y desafiantes en la violación de la ley, la cual detestan y se resisten a cumplirla; la someten mutilando la constitución y legitimando las dictaduras tiránicas, en un proceso lento, imperceptible y calculado que, generalmente, pasa desapercibido ante dos generaciones de ciudadanos; tiempo promedio en que se gesta y perfecciona este sistema alienante y opresor.

El pueblo español, por ejemplo, acaba de sufrir una tragedia inimaginable cuando el fenómeno de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), arrasó con varios poblados de la comunidad valenciana, dejando más de 250 muertes. La responsabilidad de esta catástrofe es la sumatoria por años de una agenda PROGRE ECÓPATA, que ha derrumbado cientos de represas porque eran dañinas al ecosistema; una agenda política que se rehusó por años, a pesar de pronósticos y advertencias meteorológicas, a limpiar los cauces de los ríos por “miedo y respeto” en dañar la vegetación, y otras tonterías inaceptables. Ello produjo esa avalancha de barro y residuos de bosques que ha sepul- tado varias localidades y matado a cientos de personas.

Así mismo, en los últimos veinticinco años se ha recrudecido la política anti taurina en España, a contrapelo de su cultura y tradición milenaria, con el absurdo argumento de la protección animal y el maltrato al toro de lidia; un bovino fiero y bravo, genéticamente diseñado por la madre Natura para acometer y pelear. Hoy, ser ganadero de bravo en España o agricultor de industria, es casi equiparable a ser criminal de lesa humanidad. La incoherencia, doble moral e hipocresía de estos PROGRES ECÓPATAS, investidos de poderes públicos, está en estas sencillas estadísticas: mientras la temporada taurina española cerró con la lidia y muerte de 3.500 toros y novillos en franca lid, en el último año se registraron 103.000 abortos voluntarios en los diferentes centros médicos españoles autoriza- dos; esto es, 103.000 seres humanos asesina- dos en el vientre materno.

En Colombia, luego del fracaso económico y programático de la COP16 en la ciudad de Cali, hay que volver a recordarle al gobierno PROGRE ECÓPATA de Petro, algunas estadísticas, tam- bién, a saber: nuestro país, según este gobierno, no puede producir petróleo y gas, aunque solo emitimos el 0.46% de todas las emisiones de gas de efecto invernadero, lo que matemáticamente no es una cifra mínimamente apreciable y no cuenta en la estadística general; ahora bien, la deforestación que produce la siembra de coca, representa el 30%, y esa cifra sí que está perdiendo para siempre el Amazonas y otros ecosistemas.

Colombia está al borde un racionamiento energético y vendrán mayores costos para los servicios públicos; ello traerá más desempleo, más pobreza y además, la disminución del ingreso por regalías y la inversión extranjera directa como se evidenció en el presente mes. A contrario sensu, el presidente viajero que le encanta el avión, últimamente con escala en Brasil resolviendo los problemas del universo, contamina con millones de toneladas de gas carbono la atmósfera terrestre.

Por supuesto, el medio ambiente y la biodiversidad son valores y bienes irreemplazables y valiosos a los que hay que proteger, preservar y gestionar, pero nunca a costa de la vida y el bienestar de los seres humanos, situando a la ideología fanática por encima de la razón.

Los nuevos gobiernos de MELONI, MILEI y TRUMP, son la respuesta a esa sinrazón.