Por José Ricardo Bello Espinosa (Director de Revista Córner).- (Especial para Revista Zetta).- Cartagena Indias, 4 de diciembre de 2024.- Al terminar el segundo torneo del año en el Torneo BetPlay, las cartas están echadas sobre la mesa para decidir los dos ascendidos a la temporada profesional 2025 en el fútbol colombiano. Llaneros, Unión Magdalena y Real Cartagena son los principales candidatos a estar en la primera división. Llaneros y Unión Magdalena disputan la gran final, donde el ganador se convertirá en el primer ascendido, mientras que el perdedor deberá jugar un repechaje con Real Cartagena, según el reglamento y sus contradicciones.
A la hora de hacer balances, no se puede llorar sobre aguaceros caídos, pero sí analizar el panorama. Real Cartagena recuerda al estudiante que llega al final del año necesitando una buena nota en el examen final y le dice al profesor que lo apruebe porque, aunque no dio la respuesta correcta, el procedimiento estaba bien hecho y merece pasar de grado. Sin embargo, le cuenta a sus padres que el profesor, llamado Dimayor, no le tiene aprecio.
Tras disputar los dos torneos, los puntos obtenidos durante el año no fueron suficientes para asegurar con claridad su presencia en la final. Muchas asignaturas fueron aprobadas: el apoyo institucional fue brillante, los juegos pirotécnicos sobresalientes, la asistencia del público la mejor y la venta de camisetas excelente. Sin embargo, la más importante, matemáticas deportivas y la suma de puntos, llevó al equipo a un curso remedial llamado “repechaje”, dependiendo del apoyo de dos compañeros con mejor desempeño y de una reunión de los socios de la escuela, Dimayor, para decidir si le otorgan la posibilidad de ascender.
El balance deportivo deja un sabor agridulce en estas instancias del torneo. Aunque la inversión fue anunciada con bombos y platillos, no dio resultados contundentes. Algo falló para no ser eficaz y ahora el equipo depende de terceros.
En el último partido contra Orsomarso, aunque el desempeño futbolístico no fue el mejor, destacaron la garra y el coraje que llevaron a conseguir los tres puntos y mantener viva la esperanza. El gol de Ditta, en el momento más complicado del primer tiempo, y la atajada del penal por parte de Aldo Montes al cierre del partido dejaron una buena imagen del equipo ante un Orsomarso que no dejó de correr. También hay que resaltar la entrega de Marrugo, en especial, y del resto del grupo, quienes demostraron compromiso. El cuerpo técnico, que enfrentaba su primera final, tomó decisiones acertadas y otras que quizás generaron dudas. Pero esa es su responsabilidad, y será evaluada por los directivos e inversionistas.
¿Cuál será la fórmula para ascender? Nadie la conoce con certeza, y parece un calvario. Este año renació la afición gracias al liderazgo del alcalde Dumek Turbay y el gobernador Yamil Arana. El alcalde, desde su época como mandatario departamental, ha soñado con brindarle esta alegría a una hinchada fiel y apasionada que, en 24 torneos, no ha visto a su equipo en una gran final.
El fútbol está lleno de pasiones y emociones, pero para triunfar se necesita serenidad y precisión, ya que en situaciones clave, los detalles no dan margen de error y pueden costar clasificaciones. Las expectativas deben ser realistas, y no influenciadas por asesores oportunistas que dicen lo que los dirigentes quieren escuchar, pero cuyos resultados terminan dejando en evidencia sus fallos. Para mejorar, hay que recorrer escenarios internacionales, aprender de las experiencias y entender cuáles son los caminos hacia el éxito.
Aún queda un argumento jurídico. Rodrigo Rendón Jr., un lobbysta multinacional, ha utilizado todo el legado de su padre, Rodrigo Rendón, quien, de estar vivo, probablemente habría evitado esta situación con los reglamentos. Real Cartagena siempre es protagonista en las polémicas, pero no en el terreno de juego.
Esta temporada se habló de ganar uno de los dos torneos y lograr el “punto invisible”. Esa fue la prédica de Alberto Suárez, un técnico experimentado, y de Sebastián Viera, quien, a pesar de su falta de experiencia, despertó empatía en gran parte de la afición. Sin embargo, en momentos decisivos faltó determinación para llegar sin angustias. Viera no armó la nómina, pero aceptó el reto, y se le debe reconocer su voluntad. Para él, esto ha sido una gran experiencia, pero para Real Cartagena no hay tiempo para experimentos: el único objetivo es ganar.
Ojalá el repechaje se dé deportivamente o en el escritorio, debido a las contradicciones del reglamento, en una asamblea que promete ser candente por los intereses de los protagonistas. La afición espera que este 2024 termine con el mejor regalo: el ansiado ascenso.