Un bate Lousville 125 reposa colgado en un rincón de la casa de Miguel Ortiz Vargas, un pensionado de Conastil que muestra con orgullo su pasión por el béisbol. “Con este bate fue que Abel Leal dio el jonrón de aquel campeonato de 1972 donde le sacamos el título del bolsillo a Atlántico y además cuando el partido iba 2 a 1, con este mismo bate fue que Humberto Bayuelo dio el hit para empatar el partido.”
Don Miguel Ortiz se dió el lujo de mirar muchos partidos entre las dos grandes novenas de la época: Conastil vs Colpuertos. “Es que en esa época le béisbol era algo envolvente, la gente se iba para el estadio desde las 12 del mediodía para poder alcanzar a ver esas finales que eran verdaderos duelos de grandes ligas”.
“Yo era gran amigo de Beto y lo iba a ver jugar, ese man si era un bárbaro con esa manilla, recuerdo que tu papá en una transmisión dijo: Humberto “el beto Bayuelo” el mejor segunda base libra por libra de Colombia…sale línea entre segunda y “sior”, se lanza en guante de revés Humberto Bayuelo detrás de la almohadilla de segunda, haciendo surcos con sus narices, dispara a primera y out..:!! qué clase de jugada… entre encajes de colores, comenta Eugenio Baena…Te digo una cosa, Humberto era tan bueno como Roberto Alomar.. Él no fue grandes ligas porque no quiso firmar, no quería perder la pensión de Conastil…”
Humberto Bayuelo Zetiem fue un jugador de esos que nacen con un talento innato para jugar pelota, bueno con el guante y recio bateador, no de esos que dan jonrones sino de aquellos que ponían el hit preciso en el momento oportuno, era segundo bate en el equipo de Conastil, completando los tres de la tanda con Oscar Matute y Pompeyo Llamas, aquel que decían que tenía músculos hasta en las orejas. En un campeonato nacional se le recuerda a Bayuelo por haber bateado de 4 – 4 y los cuatro hits fueron “twobase”.
Bayuelo vistió el uniforme de la Base Naval, Conastil, Selección Bolívar y Selección Colombia, también en los años 80 tuvo la oportunidad de jugar pelota profesional con los equipos Torices e Indios. En sus últimos años se le recuerda como bateador emergente, en varias ocasiones, dando hit como todo un veterano. “Recuerdo que en un partido entre Torices e Indios en el año 1980, el manager de Indios sacó a batear en la parte alta del octavo inning, iba perdiendo por una carrera, no había out, con hombre en primera, la seña era toque de bola, pero al momento de la cuenta de 2 bolas y un strike, el mismo se cambió la seña para bateo y corrido, fue una jugada extraordinaria, porque Bayuelo trajo la carrera con que se ganó el partido, metió una línea por encima de la tercera base que se convirtió en doble… comenta Luis Alberto Payares Villa.”
Rigoberto Mendoza, manager de los Indios de Café Don Chicho, equipo de béisbol profesional que ganó varios campeonatos en los 80, quería llevarse a Humberto hacia las grandes ligas, decía que tenía las condiciones para llegar y ser uno de los mejores, segunda bases de “la gran carpa”. Y no solo fue este cubano quien dijo tal afirmación; el gran Tony Castaño, hall de la fama de los Dodgers, también manifestó que era superior a Félix Isasi de Cuba.
El viejo Migue hace una pausa para hablar de lo humano que era el “Beto”, como cariñosamente lo llamaba, tomó una taza de café y con un sorbo largo y sostenido, con voz trémula dijo: Recuerdo la bondad de Humberto, él no era un hombre mezquino, siempre trató de darle lo mejor a su familia, fue manager, una vez de la selección Bolívar, pero tuvo un problema con William Murra, el presidente dela liga de aquel entonces y dijo que nunca más estaría de manager de Bolívar, fue consejero de grandes beisbolistas de aquí de Cartagena, elegante al jugar y sobre todo un caballero fuera y dentro del campo de juego. A Humberto no solo lo conocí como jugador también como persona, lastimosamente ya no estará más con nosotros, pero sus enseñanzas quedan como alguna vez le puso de remoquete Napoleón Perea: El Maestro.
Mi padre, con su voz un poco apagada por el paso del tiempo, todavía recuerda las hazañas del gran Beto Bayuelo, lo escuché varias veces afirmar que en Colombia no había un mejor segunda base de la categoría de él. “Se daba el lujo de tirar a la primera sin mirar siquiera, y debajo del brazo, cosa bastante difícil para un segunda base, ya que siempre está de manera diagonal hacia la primera, cosa diferente ocurre con la tercera o el “short stop”, por lo tanto esas jugadas que hacía Humberto solo se las he visto a pocos segunda bases de grandes ligas, como Robinson Cano o Roberto Alomar jr. Y es que él las cosas las hacía de manera fácil, o mejor, quien lo veíamos y narrábamos pensábamos que era así, pero eran jugadas realmente difíciles de hacer, pero él las hacía, y de qué manera.”
Miguel Ortiz Vargas ostenta con mucho orgullo el “suvenir” que consiguió, todavía el no sabe de qué manera (o no quiere decir), pero lo que sí está claro es que ese bate vale una fortuna y según dice “cuando ponemos el bate en nuestro oído todavía se pueden escuchar los alaridos de la gente de aquel día en que Humberto escribió una página gloriosa del béisbol de Bolívar.” Paz en su tumba.