Por: Miguel Raad Hernández.- Cartagena, mayo 7 de 2015.- Y no buenas razones”, dice el refranero popular. Y traigo a cuento esta expresión vernácula a propósito de las múltiples obras que ejecuta nuestro Alcalde en la ciudad. Sus intervenciones van desde la sencilla, pero necesaria, reconstrucción de placas rotas en las vías de la ciudad, hasta la reconstrucción total de avenidas muy transitadas como las del Arsenal en el Centro, la avenida de la asamblea en Manga, la refacción del siniestrado y abandonado nuevo Puente Heredia, la pavimentación de calles en los barrios populares, la ampliación y optimización de las redes de acueducto y alcantarillado en muchos sectores, la reconstrucción de los paseos peatonales de Manga y Bocagrande, la construcción de parques, el embellecimiento de espacios públicos con jardines en rotondas y separadores viales, la remodelación del edificio de las antiguas EE. PP. MM para destinarlo a oficinas de la administración, etc., etc.
Dionisio Vélez es un alcalde con el casco y las botas puestas.
Así, poco a poco, con ritmo y continuidad, se va construyendo una ciudad más justa, más bella y más amable con sus habitantes y quienes nos visitan.
Sus críticos dirán que no hay grandes obras y ninguna de las aplazadas por tantos años, como los proyectos de caños, lagos y lagunas; la defensa del territorio costero e insular amenazados por el aumento de las mareas; la construcción de puentes e intersecciones viales, o el nuevo Plan Vial de la ciudad.
La verdad es que no les hallo razón. Porque lo que Dionisio Fernando nos está demostrando es que las tareas hay que hacerlas empezando por las más urgentes, necesarias y factibles de realizar. Luego hay que ir escalando en proyecciones y complejidad hasta lograr la estructuración técnica, económica, financiera, política, administrativa y social de los macro proyectos pendientes y más complejos.
Estos últimos requieren que la ciudad se unifique alrededor de sus autoridades, para reclamar el apoyo y la participación del Gobierno Nacional con el aporte presupuestal requerido. Tenemos que hacerle sentir al Presidente Santos y a quienes lo sucedan, que no es admisible ni de justicia embonarle a la ciudad de Bogotá más de 20 billones de pesos del presupuesto nacional en el nuevo Metro subterráneo, mientras el mar consume el litoral de nuestras ciudades costeras y nuestras islas, o mientras proyectos prioritarios como el de los caños en Cartagena llevan más de 70 años de espera.
Entre tanto hay que destacar los esfuerzos que viene haciendo nuestro alcalde Vélez Trujillo. Ojalá le alcance el tiempo para dejar iniciados o por lo menos listos para ejecutar, algunos otros proyectos realizables, como son: Continuar con el ocultamiento de la maraña de cables aéreos que cruzan la ciudad por todos lados, afeándola y ocultando nuestros monumentos y bellezas naturales; contratar los estudios y diseños de la construcción a doble calzada, incluyendo la renovación urbana de todo su entorno, de la avenida Pedro Romero, prolongándola hasta Chambacú; contratar, mediante licitación internacional del más alto nivel y exigibilidad de condiciones, el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial – POT – de la ciudad, puesto que el actual excede más de diez años sin actualizarlo y se encuentran vencidos los plazos legales para expedirlo. El nuevo POT debe proyectar una ciudad que sea verdadero referente internacional de urbanismo y sustentabilidad.
Lo dicho nos obliga a una reflexión: Cartagena está volviendo al camino correcto con una administración aplicada al trabajo serio y ordenado. Se necesita que haya continuidad y no volvamos a las aventuras populistas o politiqueras del pasado. Nuestra dirigencia de todos los sectores tiene la palabra y los ciudadanos la decisión.