Por Humberto Rincón Miranda.- Especial para Revista Zetta.- Cartagena, deslumbra tu belleza, contrates de sombras debilitan tu esplendor. Oh, ciudad pareces haber descendido del cielo sostenida por ángeles y enclavada en el mejor sitio del mundo.
El inmenso mar, cual matriz de la naturaleza, sombra, lupa del abismo es refugio del sol caribe que cada tarde lo esconde en su regazo; Este mar cual espejo de nubes besa desesperadamente las orillas de la urbe que se levanta orgullosa por su valiente pasado colosal, aguerrido y padecido.
Esta misma polis es el espejo de la decidía humana, del me importa un carajo, es la cara del sepulcro blanqueado cuya lapida en mármol señala lo bueno que era el muerto, pero el andrajo del cadáver y la hediondez de la carne no oculta su verdad en su interior. Sus victimarios se pasean por sus calles engordados por el poder y jactados de altivez por sentirse héroes y caudillos de la sociedad.
Es este pueblo es el reflejo carnavalesco de la infamia disimulada y disfrazada del resto de Colombia, país feliz, pero al igual que el borracho que festeja su fracaso el guayabo le recuerda su triste realidad, al despertar revolcado en su vomito fermentado, realidad esta de la cuál ninguna región de esta gran Nación escapa debido a las “decisiones” equivocadas de un pueblo que se mantiene en el engaño subliminal, vano y mañoso de algunos sectores de clases políticas y dirigentes que hablan algunas veces en el nombre de Dios, otros en nombre del pueblo, otros en nombre de la justicia, otros cualquier disparate que se les ocurra, pero ¡ Nojoda hay que hablar algo¡ pensaran; lo importante es la justificación de la sucia transacción.
Dícese de los primeros, algunos representantes religiosos que pueden tener buena voluntad, pero sus procedimientos sin la orientación espiritual tienden a equívocos iguales al resto de la mundanidad, ¡perdón quería decir! “humanidad” algunos quienes bajo el deseo del poder: ¡poder hacer, poder, tener, poder gozar, poder hablar!, se lanzan en la carrera de la formula 0, para obtener el gran premio del reconocimiento fraterno, dejando a un lado la noble función de luchar, aunque podemos estar equivocados y pecar por juzgar a nuestros hermanos es posible que este prototipo de políticos quieran obtener el poder de gobernar para desde allí conseguir sentarse en el vano trono terrenal.
Pasando del cielo al infierno, de la luz a la oscuridad, de la montaña al abismo, de la bonanza a la tempestad, del pan a la cloaca, de la boca al esfínter, del mar al charco, citamos al escarnio del derecho de escribir sin pecar a quienes como fueron mencionados en segundo orden, aquellos que hablan en nombre del pueblo; el demagogo, dicese del letrado o letargazo, el burócrata, burgués, oligarca, aun en la actualidad pobre feudal, aprovechado y antagónico digno de recibir un abrazo fraterno como bofetada de humildad, el señor POLITIQUERO TRADICIONAL DE CARTAGENA, DÍCESE DEL POLITIQUERO PERVERSO., a quien aún el niño de menos edad percibiría y su intención malévola.
De este tipo generacional de hermano compatriota se habla en todo momento de su proceder, aun en las paginas judiciales de los periódicos locales y nacionales, pero también en algunas esplendorosas revistas de farándula cual hipócritas merecida conmutativa atención. Prensa esta culpable muchas veces de promover dolosa, maquiavélicamente su consecución del poder, y como el mal amigo, es está quien lo pone en la picota publica y cuando quiere en la cima del falso éxito.
Es de este hombre compatriota que derivan aun mas todos aquellos también compatriotas antes mencionados, que hablan en sus campañas por el poder político para gobernar, en nombre de emboladores, celadores, vigilantes, cafeteros, esmeralderos, ganaderos, homosexuales, paramilitares, corteros de caña, sindicalistas, guerrilleros, pandilleros, y demás hermanos colombianos que tienen razones subjetivas para querer el preciado poder de gobernar. ¡Decía alguien mas vale sabiduría que dinero, se podría decir ahora para ellos, con la certeza de estar equivocado para nuestro entendimiento ¡más vale poder para gobernar que sabiduría y dinero!
¡Ah!, El periodista es más incisivo y veraz, como es el de la buena la radio, cuando su imparcialidad la ilumina, esta imparcialidad de la que pueden carecer uno que otra clandestino – urbana, ufanada por tener políticos fracasados y escondidos que esperan oportunidad para salir al zarpazo al son del aviso de la mafia, y es el trampolín para algunos de su clase tergiversadora de la buena política, aquella que es definida desde la antigüedad como el servicio publico, aquella según Aristóteles manifiesta en su obra la Política es característica de todos los hombres por ser sociables por naturaleza, ¡ah¡, ¡la buena política cuando llegará¡.
Bueno el plasma de la publicidad, esta publicidad que solo responde al poder económico. Ten plata y tendrás vallas, avisos camisetas estampadas, parques con espaldares en el cual estén en alto o bajo relieve el nombre de alguien que desea lanzarse a un puesto de elección popular, con la publicidad en los medios audiovisuales es alienado el ser humano, aun el mas ilustrado y fuerte de convicciones, recae ante los mensajes subliminales de propaganda política la publicidad en televisión y radio, que se deja del ignorante analfabeta que a diario mientras va en su bus, solo ve la cara de un político con sonrisa fingida o graciosamente con un tubo en sus hombros para señalar que trabajará por el pueblo.
Entonces, aquel líder cívico y aun líder familiar que toda la vida ha querido ser alcalde de su ciudad, concejal, diputado, o porque no, Presidente de la Republica; por el hecho de no tener recursos o quien financie su campaña, llegará a viejo queriendo ser ese mandatario, que quizás haría buenas obras, o sería un buen mandatario. Mientras que aquel cuya familia ha sido rica y llena de millones toda su vida, y tradicionalmente se han rotado los puestos de gobierno, contrata asesores de imagen, contrata quién confeccione camisetas, paga vallas, aun si no tiene plata recibe prestamos o ayudas de las empresas, que a futuro recibirán contratos de este político.
Es este político quien maneja medios de comunicación y tiene acceso con propaganda política pagada en todo momento, quien delega sapos para que lleguen a los lugares donde por vergüenza ese político no puede el llegar.
Pensemos entonces con la sabiduría del perverso que escondido está entre los congresos y las sabanas del parlamento conseguir un articulito constitucional donde se dé por presupuesto legal que ¡SIN PLATA NADIE PODRÁ PARTICIPAR DEL DEBATE ELECTORAL¡
Nostalgia produce cuando embelecidos ante el liderazgo y autoridad se escuchan en las grabaciones históricas de esos discursos magistrales y conmovedores del caudillo Jorge Eliecer Gaitán, quien apartado de la demagogia y el engaño, alentó la conciencia popular evidenciándole a la sociedad con palabras duras contra la clase dirigente de entonces; claro está, eso si, como siempre imponiéndose la inocua violencia con el instrumento de la muerte como la herramienta más eficaz de los perversos para frenar el avance de la verdad, con lo que con consecuencia predecible la masa se tiño de rojo purpura; y es que las acciones de hecho estimulan las acciones de hecho. Es así como lo relatan los historiadores Carlos Alberto Mora y Margarita Peña en su obra Historia Socio Económica de Colombia[1]:
Es que las palabras y el discurso con veracidad, produce como resultado que se crea o que no se crea. Así cuando se está en la verdad el oidor modifica o confirma las ideas que tiene respecto a las promesas, sencillamente las palabras tienen poder y aun más poder que lo que pueden expresar los medios publicitarios. Paradójicamente aquí los medios de comunicaciones, la radio en ese entonces, poco parcializada agitó inconscientemente el fervor y sentimiento por el hecho repudiable, lo cual hizo que se conociera en cada rincón de las regiones colombianas la noticia trágica; pues bien, en nuestros días cuando un hecho de tal naturaleza sucede, los medios de comunicación positivamente utilizan su parcialidad para frenar lo que puede ser el desboque del caballo de guerra popular.
Y es que el pueblo tiene dignidad. El nacionalismo se gesta y se alimenta de hechos como este que ante la impotencia de la desigualdad social suele desesperado arremeter contra la legalidad en el criterio natural de la defensa del derecho y por esto siempre para el historiador equivocado el pueblo siempre es el malo.
La historia no cumple el adagio de los ilustrados, cuando se desconoce la historia se está condenado a repetirla, es así. Como al cabo de otros años se levanta un nuevo caudillo cuyas ideas abiertamente se difundían en cada plaza pública, contra el flagelo del Narcotráfico, si, pero también contra el peor flagelo la narcopolitica. Luis Carlos Galán Sarmiento lo vivió en su cuerpo.
Se observa con lo anterior que poco de publicidad audiovisual se necesita para convencer al pueblo de un proyecto de gobierno, y si mas palabras verdaderas en una plaza publica. Para esto no se necesita dinero, para esto se necesita coraje, para esto se necesita tener los pantalones a un centímetro del ombligo.
Los tiempos son diferentes así como las circunstancias sociales, es apenas obvio que el crecimiento acelerado de la población colombiana ha traído como consecuencia la extensión de los centros urbanos extendiendo las ciudades y diferentes poblaciones lo cual dificulta que los políticos en un periodo de tiempo limitado por los afanes electorales lleven sus ideas a la totalidad de las personas que integran el territorio, no obstante en la época actual aun cuando existen medios de difusión masivos apenas llegan a cubrir algunas regiones quedando fuera del alcance las ondas hercianas con los mensajes proselitistas a poblaciones apartadas del territorio nacional; pero así mismo existe una malla vial que permite el acceso a la mayoría de zonas del país, que antes se caracterizaban por lo virgen e inhóspitas para el transitar, además de los medios de transporte aéreos y fluviales que vienen a ser garantía de accesibilidad cuando de promulgar presencialmente, y el querer y presenciar empíricamente lo que significa la marginalidad y falta de acción social del Estado.
Es en esta Cartagena, la ciudad donde en su época gloriosa por el aliño de su corpulencia el aceite se vendía en botijuelas[2], es en esta ciudad donde convergen todos los problemas de una Nación habida de justicia, es en este noble rincon de mis abuelos, donde hoy mueren de hambre lo mismos y donde hoy, frente a un proceso electorero, perdón quisimos decir electoral, encontramos lo que en ningún sitio de esta Colombia amada se da, por lo menos no en las proporciones que podemos palpar, la perturbadora y tenebrosa MAFIA POLITIQUERA.
Concejales que co-administraron la ciudad hoy quieren seguir siendo el martillo de su destrucción, alcaldes que gobernaron, hoy quieren seguir siendo los arquitectos de la inequidad, secretarios del despacho distrital que fueron utilizados hoy quieren ser ellos utilizadores, voceadores a quienes pajaritos de llegan de su particular cielo con mentira sedienta engañando a quienes invita a su mesa y la lista es larga cuando aún “CONTRATOCRATAS” que aprendieron el dulce y venenoso arte de corruptela desean ir por el gran premio.
El miedo nos resigna y los perros lo huelen desde los escritorios y clubes, miedo terrible que nos deja impávidos, miedo a actuar en favor de nuestros pares por pensar que lo haríamos peor, miedo que solo lo tumba la palabra que retumba desde el fango y lodazal producto del malestar y puesto en pie de lucha encarnado en la persona de uno sin corona.
Ya vencimos el miedo ahora viene la lucha y esta se dará en la plaza pública con la verdad como argumento y el pueblo como testigo de la tormenta venidera porque no será una voz en el desierto sino un trueno en el firmamento.
Cartageneros, pendejos no somos, y tontos tampoco, solo el que corta su tronco sabe para dónde va, y ya nadie quisiera seguir cargando tan perturbadora carga y tan aburrido yugo.
Vamos a reivindicarnos contigo oh.. Cartagena, para que tus hijos más pequeños en poco puedan dar voces de júbilo por el heroísmo de sus viejos. Vamos a rescatar de las manos grasientas y tiznadas de la corrupción tus blancos vestidos oh novia, protegiendo tu virginidad con el cinturón de la verdad, mataremos para siempre la intención de quien ha robado la esperanza, cuando con venganza divina y sintiendo la dolorosa tardanza llega la tenaza del castigo popular en las urnas de cristal.
[1] Mora C. y Peña M, Historia Socio Económica De Colombia, Editorial Norma, Reacción Popular Ante El asesinato De Gaitán, Pág., 237, 1985, Bogotá D, C.
[2] Poema a los Zapatos viejos, El Tuerto Lopez.