El oficio de la oposición

Por Danilo Contreras.- Especial para Revista Zetta.- En un gastado volumen de Clásicos Jackson que recoge grandes discursos de la Historia se lee que “Catón no podía ser más que una protesta viva de las costumbres en su tiempo” y agrega que en el Senado fungió como “inexorable defensor de la República contra los liberticidas designios de Cesar”.

Anticipo excusas a mis contados lectores por la hipérbole que implica comparar el antiguo Senado Romano con nuestro Concejo Distrital, algo va del uno al otro, pero no he podido evitar la tentación del símil al observar una peculiar circunstancia que ha sido recurrente durante el periodo del actual gobierno.

No es común que de manera tan consistente se presente una situación en que la mayoría de los proyectos del ejecutivo cuenten con el apoyo abrumador de las mayorías de la corporación edilicia y el solitario antagonismo de un concejal, como sucede con David Múnera, elegido por la lista del Polo Democrático. Así sucedió con la aprobación del Plan de Desarrollo, la aprobación del controversial empréstito por $250 mil millones, las vigencias futuras para la culminación de Transcaribe, o en el caso de la sorpresiva prórroga del contrato con Acuacar. Últimamente, el útil boletín de la actividad del Concejo que publica Funcicar, da cuenta del solitario voto de desaprobación que deposito Múnera con relación al permiso solicitado por el Alcalde para viajar a un Foro sobre agua y saneamiento en España, alegando con suspicacia (tal vez excesiva) la reciente prórroga al contrato de Gestión Integral del Servicio de Acueducto y Alcantarillado con Aguas de Barcelona. 18 a 1 es el “score” persistente. Creo que es de esperar que en una democracia deliberante las coaliciones sean más equilibradas.

Un análisis somero permitiría colegir que el caso de Múnera es el de un obstinado sin remedio, que es contrario a las ideas de progreso que, se supone, deben contener las iniciativas del ejecutivo Distrital, considerando el apoyo abrumador que los concejales le dan a estas. Otros podrían pensar que si tanto político estima como buena una propuesta de gobierno, debe ser porque justamente es lo contrario. En cualquier escenario nadie podrá decir que el concejal Múnera no se esfuerza por argumentar su férrea oposición al gobierno actual, lo cual está en el núcleo del principio pluralista que orienta nuestro sistema constitucional.

Particularmente debo decir que no me deja tranquilo el unanimismo del Concejo frente al ejecutivo Distrital.

Creo además que tirios y troyanos podrían aceptar que no es fácil, en un ambiente político como el que se respira en Cartagena, sostener con coherencia y firmeza una oposición como la que ha desplegado Múnera. Lástima que en su audacia no llegue a considerar su posible aspiración a la Alcaldía, teniendo en cuenta la prevalencia de ideas proclives al statu quo de la mayoría de candidatos con opción.

No comprometo mi voto pero creo que Múnera en condición de candidato le daría mayores alternativas de elección a los cartageneros y dinamismo al debate.