Humo “Verde” deja dos candidatos vivos y una concejal frustrada

El partido Alianza Verde concluyó el largo y atomizado proceso para otorgar avales y tomó decisiones para Bolívar, que dejan a Fabio Castellanos y Rodrigo Arzuza como candidatos a Alcaldía y Gobernación, y por fuera del juego político a la concejal Saray Aguas y al edil Damian Castellar.

En el caso de la Alcaldía de Cartagena, el partido se inclinó por el más robusto de los aspirantes, pues en el camino se fueron quedando otros precandidatos: Nabil Báladi tenía el apoyo del Polo Democrático pero se estrelló contra la indecisión verde para una alianza; Reinaldo Manjarrez empacó maletas y se fue para la Unión Patriótica; Antonio Dáger y Juan Conrado fueron una leve escaramuza; y Jairo Martínez deambuló por varias parroquias hasta decidirse a favor de Andrés Betancourt.

No obstante, la decisión al final no correspondió con dos anuncios previos del co-director Antonio Sanguino: primero, que se acudiría a una terna, lo que no se dio; segundo, que se acudiría una encuesta entre los inscritos en la página web, que tampoco se dio.

Respecto de la Gobernación de Bolívar, se impuso la lógica de la paciencia, pues Rodrigo Arzuza hizo su solicitud de aval hace varios meses, y vio en jaque su selección con la posible alianza con Rosario Ricardo, candidata de Firme por Bolívar, quien contó con la fuerte y perseverante recomendación de Marcelo Torres, alcalde de Magangué y compañero de viejas luchas, quien es una de las “estrellas” de la Alianza Verde por haber derrotado a las fuerzas de la Gata en ese municipio.

Acerca de la concejal Saray Aguas, quedó por fuera del juego político electoral pues no tendrá aval para aspirar a la reelección. Aunque ella días atrás declaró a John Zamora, director de Revista Zetta, que con tres chismes le querían negar ese privilegio, en el comité nacional de avales no tuvo eco. Por ejemplo, le cobraron haber votado a favor los proyectos de acuerdo del alcalde Dionisio Vélez, a quien el partido le quitó el respaldo sin consultar siquiera a la única concejal de esa colectividad en Cartagena; también el haber votado para Cámara y Senado por opciones fuera del partido; y también debió arrastrar la sombra de su primo Javid Benavides Aguas, quien fue congresista con el respaldo del grupo de la Gata.

Acerca del edil Castellar, le castigaron su díscolo comportamiento personal y nulo compromiso partidista. No tenía representatividad, adujeron.

¿Qué viene ahora?

Para Aguas y Castellar el camino jurídico. Para Arzuza y Castellanos justificar que esos avales no se los otorgaron para entregar después las armas a otra candidatura, sino que deben luchar hasta el final, con los argumentos del partido Alianza Verde.

En el caso de Arzuza, deberá remontar la ventaja que le llevan Dumek Turbay, Yolanda Wong y Rosario Ricardo, quienes tienen una ostensible diferencia en las encuestas.

Respecto de Castellanos, no ha recibido el aval cuando ya le están inventando alianzas donde retiraría su nombre. Conociendo su temple, es de esperar que dé la batalla y que llegue hasta el 25 de octubre sustentado en sus ideas. Si se retira, de nada habrá servido todo este esfuerzo y quedará muy mal parado políticamente a futuro.