Por Ricardo López Solano.- (Especial para Revista Zetta).- “Callate corazón, callate” el 21 de julio cumplió 60 años de haber sido creada por el maestro de maestros del vallenato, Tobías Enrique Pumarejo Gutiérrez, Don ‘Toba’. Han sido 60 largos años sin que esta ‘Joya de la Corona’ del vallenato pierda su vigencia. Es más, podría asegurar que en la medida en que sigan transcurriendo los años, “Callate corazón, callate” seguirá presentándose cada vez más fresca, más renovada y, de seguro, que este ritmo de embellecimiento y de renovación a que nos tiene acostumbrado, le seguirá acompañando hasta la eternidad, como ha bien se lo merece.
Y a la fecha, lo que reafirmaría su vigencia y relevancia, ¿de cuántas interpretaciones de esta insuperable canción, tanto a nivel nacional como internacional, podríamos hablar?
Incluyendo la primera grabación que hiciera de este tema Luis Enrique Martínez y su conjunto en el año 1956, disco de 78 RPM, que tituló, ‘No llores corazón’, y que fue prensado en el sello Popular, serial 912, tan solo en mi discoteca, poseo 33 versiones diferentes, y de seguro que existirán muchas más, me atrevería a vaticinar, que el doble como mínimo, de ahí su importancia para no dejar que esta trascendental fecha pase inadvertida para los amantes de la música clásica vallenata.
Desde que la grabó Luis Enrique Martínez y su conjunto, agrupación que en ese momento estuvo conformada por Luis Enrique, voz y acordeón; Belisario Ariza, caja, y Carlos Vélez, guacharaca, pasando por Orlando ‘Nola’ Maestre con la orquesta de Juancho Esquivel, otro disco de 78 RPM del sello Popular, serial 959, muchísimas son las agrupaciones que han interpretado este clásico del vallenato, entre las que cabe destacar, por Colombia, Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, Bovea y sus vallenatos, Jimmy Salcedo y su Onda Tres, Lucho Bermúdez y ‘Chabuco’; por Venezuela, Pastor López y Pablo Armitano; por Cuba, El Trío La Rosa y José Fajardo; y por parte de México, la orquesta de Rafael de Paz.
Me comentaba Gustavo Gutiérrez Cabello que después de “La víspera de año nuevo’, que es la canción más conocida de Don ‘Toba’, ya que se escucha todos los diciembres, ‘Callate corazón” es su composición más sentida. Y que en lo que respecta a la obra musical de Tobías, hay tres versos que los tiene como prototipo de poseía hermosa y de arte mayor, y que han sido su guía permanente en la construcción poética-lírica de sus canciones. El primero de ellos corresponde a ‘La cita’: “/Yo la acaricio y me corresponde/ me corresponde con desespero/”, y los dos siguientes hacen parte de la estructura poética de “Callate corazón, calláte”. Estos versos son: “Cuando pases por el puente no bebas agua del río/ Ni dejes amor pendiente/ como dejaste el mío/”, y el siguiente, “/Yo tiré una flor al viento/ y el viento se la llevó/ amor con odio se paga/ como a mí me sucedió/”.
Pero hablemos ahora de las dos musas que fueron, cada una en su lugar y en su momento, pilares incuestionables para darle forma definitiva a esta inigualable composición. La primera de ellas, María Marta Samper Martínez o ‘Marimar’, como solía llamarla Don ‘Toba’, y la segunda, Elvira Martínez, una morena de ojos grandes y ensoñadores.
De ‘Marimar’, nacida en Pivijay (Magdalena), según la apreciación de Don ‘Toba’, se trataba de una jovencita elegante, delicada y de bonito cuerpo, que residía en la finca Santa Rita, jurisdicción de El Copey (Cesar), finca no muy alejada de la suya, ‘El Otoño’. Esta cercanía entre estas dos haciendas, y el hecho de que su padres administraran en ese mismo predio un expendio, en el que, entre otros artículos, vendían licores y cigarrillos, fue lo que le permitió a Don ‘Toba’ fijarse en ‘Marimar’ y viceversa.
Don ‘Toba’ y sus amigos de parranda visitaban con cierta regularidad, algunas veces con conjunto a bordo, a este expendio donde eran muy bien atendidos por sus propietarios. En estas visitas parranderas que a veces duraban hasta dos días, y en algunos cruces por el camino con la futura musa, la química entre esta pareja empezó a funcionar, y de qué manera.
Aunque de acuerdo al relato de ‘Marimar’, entre ella y Don ‘Toba’ ya existía cierta atracción, sus amoríos como tal tan solo se formalizaron como un mes antes de su cumpleaños número 14 (para esos tiempos, ya se encontraba en edad para merecer), los que cumpliría el 21 de julio antes referido.
Sin embargo, una semana antes de celebrarlo, entre los dos se dio la primera contrariedad que se motivó por los celos de Don ‘Toba’ hacia su compadre, sobrino y ahijado, Luis Joaquín Pumarejo, ‘El Negro Quin’. Escena que se dio en el puente del río Mallorquín. Y todo se debió a que ‘Quin’ gentilmente le dio la mano y le sonrío, sonrisa que cariñosamente fue devuelta por ‘Marimar’, un gesto que por alguna razón no fue de buen recibo por parte de Don ‘Toba’, lo que llevó a que esta reciente relación sufriera su primer tropiezo. ‘Marimar’, sin pensarlo dos veces, dio por terminada esta relación, y antes de que Don ‘Toba’ reaccionara, dio media vuelta y compungida se dirigió hacia su casa.
Las relaciones entre los dos quedaron tensas hasta la madrugada del 21 de julio, cuando Don ‘Toba’, tipo cuatro de la mañana sorprendió a ‘Marimar’, entre otros regalos, con una serenata que la dejó, según sus palabras, desarmada. A capela le cantó un hermoso vals, ‘Despedida’, que desde ese entonces, no ha podido olvidar ni su letra ni su melodía.
A partir de las 9:00 de la mañana, incluido Luis Enrique Martínez y su conjunto y los familiares de ‘Marimar’, empezaron a llegar los restantes invitados, entre otros, Don Tito, hermano de Don ‘Toba’, Luis Joaquín, su ahijado, el entonces senador Pedro Castro Monsalvo y los ganaderos de la región Luis Mariano Bornacelly y Juancho Pérez.
Pero un poco antes de las once de la mañana, Don ‘Toba’ que no quería que ‘Marimar’ mirara y le sonriera a nadie que no fuera él, vuelve a lo de ‘Quin’, que no dejaba de mirarla y de sonreírle. ‘Marimar’ contrariada por segunda vez, se retira hacia una habitación contigua. Don ‘Toba’ la sigue, y acto seguido, la vuelve a reprender. ‘Marimar’ se puso a llorar, y Don ‘Toba’ confundido por estas lágrimas imprevistas, solo atina a decir, ‘Marimar’ voy a componerle una canción a esas lágrimas que con tanto sentimiento brotan de tus ojos. Y de ese instante maravilloso, y como por arte de magia, empezó a surgir, de lo más profundo de su ser, los versos más dicientes de ‘Callate corazón, callate”, incluido uno que no podía faltar, aquel que recordara, y para siempre, la reciente escena sentimental acaecida días antes en el puente Mallorquín: /Cuando pases por el puente/ no bebas agua del río/ ni dejes amor pendiente/ como dejaste el mío/.
Los celos por parte de Don ‘Toba’ y el llanto por parte de ‘Marimar’, se esfumaron en ese irrepetible instante, y todo quedó perdonado. Y en lo que al folclor vallenato se refiere, el más beneficiado, se apropió de la pieza musical más sentida de todos y para todos los tiempos: ‘Callate corazón, callate/ callate corazón no digas nada/”.
Un tiempo después de este feliz acontecimiento es cuando entra en escena Elvira Martínez, la segunda de las musas de ‘Callate corazón’. Al respecto, Álvaro Gutiérrez Céspedes, primo de Don ‘Toba’ y hermano de Rafael Gutiérrez, el autor de ‘La fregona’ y de ‘Dime por qué’, me comentó, que en una visita que le hizo en ‘El Otoño’, su primo le pide que lo acompañe a San Ángel (Magdalena), donde residía su novia Elvira, ya que tenía como tres meses de no saber nada de ella. Álvaro acepta la invitación, y a caballo parten hacía esta prospera población. Una vez en San Ángel, se dirigen a la casa de Elvira. Pero cuál no sería la sorpresa de Don ‘Toba’, cuando al llegar donde su amada, la encuentra en los brazos de otro pretendiente. A Don ‘Toba’, no le quedó más remedio que retirarse cabizbajo, para emprender, adolorido, el regreso hacia ‘El Otoño’. Después de unos largos minutos de silencio, Don ‘Toba’ se dirigió hacia su compañero de andanzas para decirle, Álvaro mira como son las cosas, “Ayer lloraba por verla y hoy lloro por que la vi”. De esta frustración, que lo conmovió lo indecible, surgió uno de los versos más dicientes de esta joya musical: “Una pena y otra pena/ son dos penas para mí/ ayer lloraba por verla/ y hoy lloro por que la vi/”.
‘No llores corazón’, el nombre con que la grabó Luis Enrique Martínez, la primera grabación de las tantas que le hizo a Tobías, se convirtió de inmediato en un éxito rotundo, y tal fue su dimensión, que duró sonando alrededor de cuatro años. Así lo recuerda, y con vividos detalles, una sobrina de Don “Toba”, Gloria Pumarejo de Ovalle, que como Reina del Carnaval de Valledupar de 1958, bautizó a su carroza con el sugestivo nombre de ‘Callate corazón’, seguido del nombre de su autor.