Por Erich Piña Féliz.- (Especial para Revista Zetta).- Nuestra democracia, aunque algunas veces irregular y desdibujada, siempre termina de una u otra forma entregando la voluntad del conglomerado social y el sentir del instante que vive un gran número de personas en un territorio específico y que se somete a sus reglas. El pasado 25 de octubre en nuestro querido Distrito pasó lo que tenía que pasar y lo que ha venido manifestándose en los últimos años en las justas electorales.
Los aspirantes, mandatarios, líderes cívicos, en general toda la comunidad, ha entendido que entre el aspirante y/o mandatario debe existir una conexión de confianza y de tranquilidad que permita generar ese entusiasmo que otras veces es llamado fervor, con el cual la gran mayoría se identifique y quiera unos dirigentes cercanos que se sientan en todos los barrios de la ciudad, que éstos reflejen un horizonte de esperanza, muchas veces la mayoría despegado de la política tradicional, obsoleta y repetitiva de la cual ya todos estamos aburridos.
El pueblo quiere participar de manera útil y demostrarle a unos pocos que quien decide es él, el soberano que con sus decisiones marca la hoja de ruta que dentro de una democracia se debe seguir, la de las mayorías.
Debemos comenzar a entender que nuestros ciudadanos quieren candidatos y dirigentes que hagan el puerta a puerta, que los miren a los ojos y más que todo que los sientan cercanos sea por su carisma, espontaneidad, o por su gestión reflejada en acciones, obras palpables visibles para todos.
Eso fue lo que pasó, la gente escogió y escogió bien. Hoy la ciudad y el departamento presentan un alcalde y un gobernador legitimados por la gracia popular, con votaciones contundentes e históricas que revisten de autoridad, de mando pleno a nuestros nuevos dirigentes con planes para la ciudad y el departamento viables y necesarios para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Lo de Manuel Vicente Duque fue una victoria popular, un triunfo positivo de quienes quieren mandatarios cercanos y con ganas de trabajar y de echar pa’lante, una ciudad que lo merece y lo necesita. Es inaceptable que hoy, ante esa victoria popular, se quiera desdibujar a quien a fuerza de comunidad y de caminar, consiguió el favor democrático del pueblo que desde ya comenzará a seguir generando la confianza que le permita gobernar de manera acertada y diligente. Yo sí creo en MANOLO, yo si le sigo dando mi voto de confianza al gobierno elegido por la Gente, y yo si voy a ayudar a sacar adelante a mi ciudad a fuerza de logros concretos que impacten positivamente en el desarrollo de la ciudad región.
Para Cartagena y para esas mayorías lo que se vendía en época electoral no era percibido como soluciones y mucho menos era percibido como acciones serias, toda vez que quien no cultivó la mejor semilla, difícilmente en la cosecha recogerá buenos frutos. Eso fue lo que pasó, el pueblo quiso dar una oportunidad distinta, fresca, prometedora, donde estuvieran involucrados y donde sintieran que son parte del proceso con un proyecto que cultivó y dará frutos pensando solamente que la gente es lo primero; que decidió que las ganas de un pueblo no se pueden truncar en escritorios; las ganas y la voluntad del pueblo se juega en las calles con los niños, los ancianos, las mujeres, la población en situación de discapacidad, los afrodescendientes, los jóvenes, en pocas palabras, con los que realmente ostenta el poder soberano, los que votan masivamente y los que gritaron a pulmón lleno ¡primero es la gente!, ¡MANOLO VA!; y no solo fue, sino que hoy ES el mandatario popular de los cartageneros.
Así que a los críticos y detractores del mandato popular los invitamos a que acepten el triunfo electoral de la gente y a que se dediquen con Manolo a construir, para que una vez más no se pasen cuatro años disfrazados y de espaldas a Cartagena ya que la gente no come de bulla ni de pataletas mediáticas. La gente si quiere soluciones pero de verdad y solo soluciones porque el que sean serias se presume que así deberían ser para que sean reales y sobre todo para que la ciudadanía las sienta, llegó nuevamente la hora de sembrar, serán cuatro nuevos años de cultivar a favor de la gente. Después que no se lamenten cuando no haya frutos y el discurso se les acabe. Que luego no digan que se les chispoteó.
Para terminar y en cortas palabras destaco la buena decisión de los bolivarenses, incluida Cartagena que en mayúsculas digo TAMBIEN ES BOLIVAR, en escoger un mandatario de la talla de Dumek Turbay que siempre fué el SI, un funcionario serio y de soluciones reales para los bolivarenses.
Era el único aspirante con gestión probada que a partir de buena siembra y buen fruto en obras construyó la propuesta sólida y de progreso para los bolivarenses. Hoy Bolívar tiene un mandatario de lujo que reemplazará -y será un gran reto- a Juan Carlos Gossaín, del cual los elogios sobran, ahí están sus obras y está la transformación del departamento porque con Gossaín Bolívar ganó, con Dumek la senda ganadora seguirá, el cambio sigue para que después ese cambio continúe.
Bienvenidos Dumek y Manolo como en el deporte, fue un home run con bases llenas. La gente jugó, bateó y ganó. ASÍ DEBE SER.