Transformar el campo en Bolívar

Opinión de Danilo Contreras (especial para Revista Zetta).-

En una conversación sobre temas de paz, un dirigente del Carmen de Bolívar, pronuncio una frase inquietante: “En el futuro, si no atendemos los problemas del campo, los desplazamientos no serán por guerra sino por hambre y sed”. Las noticias acerca de los estragos que deja el fenómeno del niño acreditan la verosimilitud del turbador pronóstico del tertuliano citado.

La sequía impone adoptar una visión distinta sobre el campo y la manera de solucionar sus vicisitudes. Veamos el caso del uso del agua en el Distrito de Riego de María La Baja que acusa déficit por cuenta del ciclo climático que padecemos.

Diversos reportes dan cuenta de que el distrito mencionado irrigará entre 2000 y 2500 hectáreas menos de cultivos, lo cual se traduce, desde luego, en drástica reducción de la producción agropecuaria de esta despensa, cuyas repercusiones se reflejaran en afectación de la seguridad alimentaria de la población de la zona, desabastecimiento y precios altos de la dieta que se consume en los núcleos urbanos del norte de Bolívar, incluida Cartagena.

El de María La Baja es 1 de los escasos 10 distritos que irrigan el 9.2% del área cultivable del país. Construido en los años sesenta, el mencionado sistema solo tiene capacidad para proveer agua a 7.000 de 20.000 hectáreas potenciales, habida cuenta del ineficaz manejo y mantenimiento de la referida infraestructura rural. A lo anterior se suma el hecho de que el mayor volumen de consumo en el distrito corre por cuenta de la palma de aceite que se privilegia sobre el riego a cultivos de alimentos.

Esta información contrasta con el objetivo fijado por el Ministerio de Agricultura que propone aumentar en 1 millón las hectáreas sembradas en el país, esto es, aspiramos a pasar de 7 a 8 millones de hectáreas cultivadas al finalizar el cuatrienio. El Ministro Irragorri ha reconocido la magnitud del reto al asumir que durante los últimos 25 años no hemos podido sobrepasar la cifra de 500.000 hectáreas sembradas. Esta disyuntiva obliga a los gobiernos a reflexionar respecto de las estrategias que son menester para alcanzar la ambiciosa meta fijada por la cartera de Agricultura y es evidente que entre las muchas causas que han impedido el pleno desarrollo del sector agrícola se encuentra el inadecuado manejo del agua en el campo.

La ausencia de Distritos de Riego que optimicen el manejo del agua en un país que es potencia hídrica mundial, es causa fundamental para que las potencialidades del sector agropecuario no tengan el desenvolvimiento deseable.

Desde su construcción han sido muy pocas las obras de rehabilitación realizadas en el Distrito de Riego de María La Baja por lo que resulta inaplazable aprovechar la sequía para acometer el mantenimiento de sus infraestructuras y mejorar la eficiencia de la operación del mismo. El gobierno Departamental se ha propuesto proveer infraestructuras que propicien la reactivación del campo y esta es una que destaca por la función que cumple.

El cambio exige hacer cosas diferentes.