“Una palabra” ese, es el título del poema que convirtió a Maryuris Silgado Castellanos, de grado 09 de la I.E. John F. Kennedy en Cartagena, en una de las ganadoras del Concurso Artístico Día del Idioma 2016 pensado para estudiantes de Educación Básica Secundaria y Educación Media Vocacional de todos los centros docentes colombianos.
El Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos, lanzó el concurso poniendo La Paz, en las modalidades de literatura y comic (viñetas), como el tema central escogido para poner a trabajar sus menes. Para su realización se contó con el apoyo del Ministerio de Cultura, Gobierno de Colombia, Todos por un nuevo país, El Tiempo, el Grupo Planeta y el Instituto Caro y Cuervo.
El Jurado que determinó a los ganadores estuvo compuesto por el profesor del CCEE Reyes Católicos, Jaime Prieto, perteneciente al Departamento de Geografía e Historia, la curadora Anne Marie Blondeau y actuando como Secretario Julio Manuel Pérez Fraile, Jefe del Departamento de Dibujo del Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos.
Vale la pena resaltar el trabajo y talento de Maryuris Silgado además de agradecer a quienes han aportado a que este se desarrolle y permita que hoy Cartagena esté en los ganadores de este concurso nacional. Aquí les presentamos su obra
UNA PALABRA
Palabra preñada de tiempos pretéritos de sangre y fuego.
Palabra que pasa de boca en boca entre una y otra generación,
por hombres y mujeres de lugares remotos y olvidados sin razón.
Palabra que sabe a tierra empapada de pólvora y sudor, hinchada
de furia y maldad, que nos fue empujando al abismo de la soledad.
Letras unidas para formar una ilusión recóndita en tiempos de dolor, pegadas por el
llanto del niño y el suspiro del viejo carcomidos por el moho, el agua y el sol.
Lectura silenciosa de noches oscuras entre el trueno, el fusil y el dolor,
acompañados de pasos sigilosos, temerosos y extraviados por ideas de liberación.
Lecturas de brisas suaves que refrescan las montañas,
los ríos y valles llenos de espantos, rabias, tristezas y dolor.
Aguas que suben y bajan como heraldos con palabras que invitan a la paz,
en medio de ojos que no ven, de bocas que no hablan y de oídos que no escuchan su voz.
Tiempos de mariposas amarrillas, de gitanos de mil lenguas, de generaciones centenarias,
de guerras interminables como los macondos de los bosques de la guerra y la paz.
Soledades de palabras prestidigitadoras de fusiles en reposo, de muertos perdidos en sus soledades, de armisticios y de acuerdos de mil palabras indescifrables.
Una palabra, solo una palabra que nos tiene en una paz levitada, en una
tranquilidad sosegada, en un trance para no recordar nuestros muertos,
los que se marcharon y no regresaron más. Una palabra que nos ha puesto a soñar en paz.