Por: Arquitecto William Eduardo de la Hoz Córdoba (Presidente JAC Urb. Los Abetos, Cartagena) (Especial para Revista Zetta).- Ni de lo uno ni de lo otro en nuestra ciudad llamada la “Fantástica”, Patrimonio Mundial de la Humanidad, la Heroica entre otros títulos; no se ha podido entender la necesidad que a través de la ejecución de proyectos urbanos de gran impacto es como podemos encontrar ese equilibrio social que requiere nuestra población para propender por una buena calidad de vida de sus habitantes.
Por muchos años el sector público local se ha dedicado a la consecución de recursos para resolver la pavimentación de una calle o el alcantarillado en algún barrio marginal, el sector privado tomando los sitios de privilegio para desarrollar sus proyectos hoteleros y residenciales, lo cual tiene un impacto muy localizado, pero desintegrados de toda la urbe.
Actualmente no existe en desarrollo un gran proyecto urbano que integre la ciudad de norte a sur y de este a oeste.
La falta de esta integración urbana tiene una sociedad totalmente desintegrada y con distanciamientos sociales cada vez más acentuados.
Los grandes proyectos urbanísticos deben contribuir a conectar territorios y dar vida a los entornos urbanos, para romper la marginalidad, incidiendo, así, en la mejora de la seguridad. Estas actuaciones urbanísticas no deben realizarse exclusivamente para beneficio económico de sus promotores y satisfacción política de los responsables políticos, han de hacerse compatibles con la mejora y calidad de vida de sus usuarios y con el respeto al medio ambiente. Tampoco pueden convertirse en barreras urbanas ni contribuir a la segregación de los territorios.
Por mencionar algunos proyectos que necesitaría la ciudad, de los cuales ya se han hablado de ellos, proyecto de caños y lagunas, desarrollo eco turístico de la ciénaga de la Virgen, nuevo aeropuerto, malla vial con diseño futurista que conecte los cuatro puntos cardinales (viaductos, pasos elevados, deprimidos etc.), entre otros.
Para lo anterior planteamos a los cartageneros ser más exigentes con la escogencia de nuestros mandatarios, que en sus programas de gobierno se atrevan a pensar en una ciudad futurista e incluyente que necesitamos.