Liberalismo ata su suerte a Gaviria y De la Calle

Por John Zamora (Bogotá, D.C.).- El expresidente César Gaviria se puso bravo, exigió condiciones de “rock star” y será ungido de nuevo director único del Partido Liberal, como si los crasos errores en la derrota del Sí del año pasado no hubieran causado mella en su liderazgo partidista, para conducir la consulta interna que fijará para el 19 de noviembre y elevar a la categoría de candidato presidencial a Humberto de la Calle.

El VII Congreso Nacional del Partido Liberal actuará como notario de la autoridad del veterano dirigente, solo desafiada por un imberbe Juan Fernando Cristo, a quien las charreteras que le dio el Ministerio de Interior no le alcanzaron para desbancar a Gaviria, ni tampoco para asegurar la candidatura presidencial.

Además de Gaviria, saldrá victorioso Humberto de la Calle, quien concretará la aspiración que fue cuajando como negociador principal del Gobierno Nacional en la Habana, durante los diálogos con el grupo terrorista Farc.

Son dos viejos conocidos de la “afición”, como también Horacio Serpa, el connotado ministro escudero de Samper en el sonado proceso 8.000, quien con su “vibrato” anunció que continuará en el Senado de la República por muchos años más.

La palabra “renovación” parece no estar en el diccionario de esta colectividad, dada la vigencia del repetido Gaviria, quien fue director en 2010; Serpa y De la Calle. Por esa falencia lexicográfica, desaparece Vivianne Morales, quien no encontró espacios, y se desvanece el senador Luis Fernando Velasco. También desaparece Juan Manuel Galán, quien tiene como gran mérito ser hijo de Luis Carlos Galán, pero que poca simpatía genera dentro y fuera del partido, y quien pretendía que la escogencia se hiciera por encuesta o por consulEn lo programático tampoco hay grandes novedades. Gaviria y el Partido Liberal volverán a agitar las banderas de la paz, para recordarle al presidente Santos y al país que esa es la cuenta que se le debe por virtud del acuerdo con las Farc. La misión es poner un presidente que defienda lo pactado y que no lo haga “trizas” como plantean voces del otro extremo del espectro político.