Por Juan Gonzalo Botero (Especial para Revista Zetta 20 años).- Hoy buscando en los recuerdos de mi vida laboral devuelvo mi memoria para contar la verdadera historia de cómo se acabó la Caja Agraria por allá en el año 1999. Historia que omitió el exsenador y su primer Presidente, el Dr. Juan B. Pérez en su libro «Del saqueo a la prosperidad: la verdadera historia del surgimiento de un gran banco despúes del caos de la Caja Agraria», muy posiblemente de buena fe o si me equivoco mis lectores juzgarán.
Me desempeñaba como Viceministro de Desarrollo Agropecuario y Pesquero del Gobierno Pastrana cuando un 21 de Junio de 1999 los directivos del sindicato del extinto Instituto Colombiano para la Reforma Agraria -INCORA- deciden convocar un paro nacional y para ello tomarse las instalaciones del Instituto en todo el país con el objetivo de que el Gobierno negociara con ellos una serie de puntos de un pliego de peticiones que valía más de un billón de pesos para el país.
El citado pliego incluía peticiones como tener un puesto en la mesa de negociación del acuerdo de paz con las FARC (que para esa época negociaba el Gobierno y le había dado el triunfo en las elecciones), recursos del Fondo de Paz, seguro de cosechas, proyectos productivos, imposición de barreras arancelarias, recursos para educación y salud de la otrora Red de Solidaridad Social y recursos para titulación de baldíos. Era prácticamente un plan de desarrollo de cuatro años de gobierno, parecido a lo que esta sucediendo ahora.
Cómo era normal el Ministro de Agricultura de la época, Dr. Carlos Murgas Guerrero, delegó la negociación en uno de sus Viceministros (para la época éramos tres). Envío al Dr. Luis Arango Nieto -Viceministro de Políticas, quien llevaba la misión pues de lograr un acuerdo y así levantar el paro. Supe en la noche que los esfuerzos del Dr. Arango fueron infructuosos y que el paro continuaba. Al siguiente día, el Ministro Murgas decidió enviar a otro de sus Viceministros y designó al Viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural, mi amigo Roberto Hoyos (QEPD) con la misma misión que llevaba el Dr. Arango el día anterior. Desafortunadamente Roberto tampoco pudo negociar llegando al Ministerio con malas noticias pues el sindicato cada vez elevaba más y más peticiones al pliego y se corría el riesgo de que se unieran otras instituciones del sector. Ante esto, el Ministro Murgas decidió enfrentar él mismo la negociación e ir el miércoles a negociar con el sindicato. Carlos siempre ha sido de un temperamento fuerte y pienso que eso no jugó a su favor pues tuvo que abandonar las instalaciones del Incora bastante contrariado por la negativa de los miembros del sindicato a aceptar sus propuestas. La situación se puso color de hormiga y hoy pienso que la encrucijada de Carlos esa noche fue grande. Solo le quedaba una bala por quemar y en el papel era la más débil. Su último Viceministro llevaba un mes y medio de posesionado, era un desconocido en el medio y tenia apenas 23 años. Tenía una virtud y es que el conocía a su familia, había trabajado proyectos exitosos con el (la siembra de palma de aceite en Marialabaja – Bolívar) y era su amigo. Ese joven era yo.
Eran las 5 de la mañana del jueves 24 de junio de 99 cuando sonó mi celular. Mire el mismo y en la pantalla decía:»Número de identificación desconocido»; pensé para mí «es el Ministro». Contesté y efectivamente escuché al otro lado del teléfono la voz del Ministro Murgas quien sin parar y algo angustiado me ordenó: «Boterito (así me decía supongo por cariño porque hoy me lo encuentro en algún lugar y su saludo es el mismo) buenos días. Necesito se vaya para el Incora y negocie el paro como sea, infórmese del pliego y me está avisando».
Sin más y como ya estaba casi listo, llamé a dos de mis asesores de la época quienes ya conocían el pliego de peticiones y los cité a las 7 AM en la Gerencia del Incora. Salí de Residencias Tequendama (donde vivía en Bogotá) y a eso de las 6.50 de la mañana llegué al Incora. Procedí a la Oficina del Gerente de la época, el Dr. Rodrigo Villalba (Senador de la República, Exministro de Agricultura) quien aún no había llegado. Mientras lo esperaba aproveché entonces para hacer unas llamadas a varias personas que me había recomendado el Ministro Murgas y que me acompañarían en la negociación.
Llamé al Viceministro de Hacienda, Dr. Sergio Clavijo y su secretaria me manifestó que estaba fuera del país; llamé al Dr. Jorge Mario Eastman (el mismo que fue Secretario Privado de Iván Duque), Viceministro del Interior que me manifestó que tenía ocupaciones adquiridas con anterioridad y que era un tema estrictamente de Agricultura por lo tanto no podía asistir. El Dr. Fernando Tenjo-Director Nacional de Planeación- me indicó que llegaría más tarde y el Director de la Red de Solidaridad Social cuyo nombre no recuerdo me indicó que delegaría alguien para la negociación. Yo le dije ¡con los que vengan negocio! Así mismo con mis asesores diseñamos rápidamente una estrategia para sentarnos a negociar.
Rodrigo Villalba llegó pasadas las 7.30 am y de una manera tosca preguntó por el Ministro Murgas a lo que respondí que el Ministro no iba a venir y que el que negociaría el paro iba a ser yo para que por favor le informara a Luis Eduardo (no recuerdo su apellido), quien era el Presidente del Sindicato. A regañadientes Villalba le informó a Luis Eduardo que yo estaba presente. Tuve la sensación de que Villalba tampoco creía en que ese muchacho de 23 años fuera capaz de negociar el citado paro.
La repuesta del Sindicato no pude ser más desalentadora: ¡con Botero no negociamos, exigimos al Ministro del Interior! Mi respuesta a Villalba y al sindicato fue tajante, el que va negociar soy yo y aquí me voy a quedar hasta que se quieran sentar conmigo y yo no voy a llamar a nadie. Me quedé en la Oficina de Villalba, a lo que él no hizo muy buena cara pero a mí esas horas si me sirvieron para estudiar mejor el pliego y precisar la estrategia de negociación con mis asesores. Así mismo, en ese tiempo llego el Dr. Juan Rafael Restrepo – funcionario de la Caja Agraria, a quien había conocido tiempo atrás y era mi amigo y quién me ayudó mucho en la larga negociación que empezaría en las siguientes horas.
A las dos y media de la tarde el Sindicato accedió a sentarse y empezar la negociación. Me llevaría muchas hojas contarles todos los detalles de la misma pero si voy a mencionar algunos particularmente interesantes.
Poco a poco fui surtiendo punto por punto, recursos del Fondo de Paz haciendo uso de un artículo que había en la Constitución del mismo, seguro de cosechas para la papa, el banano, las hortalizas. En un momento de la negociación lograron que mi temperamento se exasperara (cosa que no puede pasar cuando negocias) y le contesté alguna grosería a uno de los miembros del sindicato. Juan Rafael al oído me dijo Vice con calma ese es uno de los asesores en el sector agropecuario de Iván Ríos (el famoso miembro de la FARC) y de Tirofijo. Respiré profundo, a Juan Rafael le dije en buena hora me decís y procedí a presentar las excusas del caso las cuales fueron aceptadas. En otro momento de la negociación llegó Gustavo Petro quien era Representante a la Cámara en esa época y pensé que iba a observar la negociación y ser veedor. Craso error,¡ el Representante Petro se unió al Sindicato y se sentó a negociar haciendo peticiones como un miembro más de ellos!. Finalmente cuando tenía prácticamente negociado el paro se paró el Presidente del Sindicato Luis Eduardo y en tono desafiante me dijo: Viceministro si no nos dan dos mil millones para compra de baldíos en el Incora nos paramos ya de la mesa. Difícil situación y yo contaba con muy poco margen de negociación. Le dije a Villalba que ese tema era de su competencia, que dijera algo. Su respuesta no pudo ser más desalentadora: ¡eso me conviene a mi y yo no voy a decir nada! Juan Rafael me aconsejó que le pidiera al Ministro Murgas un traslado de mil millones del Ministerio al Incora y que pusiera en la mesa esa propuesta. Llamé al Ministro Murgas y le dije que el paro estaba prácticamente negociado, que me diera el citado traslado a lo cual el sin poder pensarlo me autorizó. Puse la propuesta en la mesa y la reacción no fue nada agradable. Insisti, insistí muchísimo. Les dije que si no aceptaban el que me paraba era yo y perderían lo que habíamos logrado y procedería a militarizar y desalojar todas las instalaciones del Incora en el país. Eso les llegó y después de varias reuniones entre ellos aceptaron la propuesta. Propusieron entonces que se levantara el acta con los compromisos para así firmarla. Les dije que aún no se podía hacer el acta que faltaba negociar las peticiones del Gobierno. Con cara de sorpresa les dije que firmada el acta deberían desalojar todas las instalaciones del Incora, eran las 12.30 am. Me pidieron plazo porque había mujeres y niños en ellas a lo que les dije que a las 6 de la mañana necesitaba desocupadas las instalaciones. Accedieron y a la una de la mañana firmamos el acta y se promulgó el levantamiento del paro. Me abracé con Juan Rafael, no me la creía. ¡El Viceministro de 23 años en el que no creían había logrado lo impensable! Llamé al Ministro Murgas y le comuniqué la noticia. Emocionado me dijo que se la llevara a la Presidencia de la Caja Agraria que él estaba allá.
Llegué a eso de la 1:30 a.m., Murgas me felicitó, me abrazó y le dijo a Jairo Alonso (QEPD) su Secretario Privado que le pasara el decreto para firmarlo. A todas estas yo no sabía qué era el famoso decreto. A Juan B. Pérez le dijo que llamara a Jesús Bernal – Presidente del sindicato de la Caja Agraria que subiera que le iba a dar una noticia. Bernal llegó a los diez minutos, Murgas le ofreció un Whisky. Empezaron a conversar y yo era espectador de lujo sin imaginarme lo que iba a pasar a continuación. Murgas abrió la carpeta donde estaba un papel y le dijo a Bernal: ¿Chucho sabes qué es esto? Bernal le contestó: no Ministro ¿qué es?. Murgas con una sonrisa en su cara le dijo: Chucho se acabó la Caja Agraria. Este es el decreto de liquidación de la Caja y de reactivación del Banco Agrario de Colombia! Mañana lo lanzo en Cartagena con el Ministro de Hacienda y el lunes empieza a operar. Un silencio sepulcral inundó el lugar, ¡yo no creía lo que había oído! Bernal colérico le dijo: ¡Ministro usted es un hijueputa, eso se lo tumbo y a usted lo meto preso! Nunca imaginé que gracias a lo que yo había negociado se hacía posible tal vez el mayor logro del Gobierno Pastrana. Ese gobierno no aguantaba dos paros juntos. Este detalle lo omitió Juan B en su libro y no lo han dicho muchos tal vez porque nunca creyeron en ese joven Viceministro de 23 años.
La Caja Agraria perdía $2.500 millones al día y se había convertido en un nido de corrupción. ¡Ya saben cómo pudo ser posible su liquidación!
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