Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta 20 años).- (Xiamen – China).- Una distopia es una recreación que se hace del futuro para destacar o llamar la atención sobre acontecimientos venideros, por lo general no deseables. Desastres ambientales, cataclismos, tiranías políticas, pueden ser algunos de los temas objeto del eje de una distopia.
Ejemplo bastante conocido es el recreado por George Orwell en su novela 1984, publicada nada menos que en 1949, donde el escritor imaginaba una Inglaterra con un sistema político tiránico que controlaba a sus ciudadanos y seguía todos sus movimientos, en este sistema la justicia era la miseria de todos, el enemigo era la realidad, el doble pensamiento y mantener dos ideas contradictorias al tiempo te daban la oportunidad de destruir cualquier asomo de oposición, la desaparición de tu identidad podría pasar a la violencia, tortura y desaparición física en muchos casos, todo con el argumento de mantener el control y el poder, la paz de la guerra, la luz de las tinieblas.
En su obra Orwell trazaba su distopia futura apoyado en cosas que le estaban sucediendo o le habían sucedido a él desde finales de los años 30 y 40 donde la manipulación del lenguaje era utilizado como arma política para someter, y si nos detenemos brevemente a analizar los 4 ministerios que controlaban el poder en esa sociedad futura nos llevaremos sorpresas.
Cuenta Orwell que en la Londres de 1984, esto habiéndolo escrito en 1948, había unos edificios que controlaban el paisaje de la ciudad y eran:
El ministerio de la Paz era precisamente el ministerio que se encargaba de la guerra.
El ministerio que se encargaba de encarcelar, torturar y desaparecer disidentes era el ministerio del amor la ley y el orden.
El ministerio que controlaba a una población desarrapada y hambrienta era precisamente el ministerio de la abundancia.
Y el ministerio que controlaba a los medios de comunicación y que lo único que hacía era propaganda a favor del régimen y difundir mentiras era el ministerio de la verdad.
La manipulación del lenguaje como arma política nos acompaña desde hace décadas, en diferentes países se ha copiado a la perfección para tratar de controlar sociedades enteras y el uso de frases mordazas que también se usan desde hace muchísimos años nos siguen acompañando en nuestro día a día.
Se usan para descalificar al contrario, para llevarte a terrenos de difícil argumentación, pero para lo que más se usan es para amordazar y evadir el debate y la argumentación, los stalinistas lo usaban, los nazistas lo usaban, si querían encarcelar a alguien o simplemente callarlo, bastaban que lo llamaran ¡Fascista! Y allí entraba todo en un terreno de difícil descripción, todo era posible porque ya estabas marcado para ser linchado.
A mí no me mandaron a leer en el colegio ni en la universidad ninguna de las novelas de George Orwell pero parece que 1984 es un libro de consulta para muchos de los políticos a nivel mundial, dice la editora dueña de los derechos de 1984 que desde que Donald Trump gano la presidencia las ventas se han incrementado en el mundo un 9.500%, la gente está volviendo a 1984 porque su parecido con la realidad es por lo menos escalofriante.
Y digo que los políticos lo tienen como libro de consulta y de cabecera de lo que hacia ese régimen de la Inglaterra de 1984, Trump ya no se refiere a sus opositores como los demócratas o como Joe Biden se refiere a ellos como comunistas izquierdistas, ¿desde hace cuánto el régimen de Venezuela, el de Bolivia y Nicaragua se refieren a la oposición como fascistas y terroristas?
¿Desde hace cuánto nos dividieron en Colombia en Mamertos y Uribestias? no se puede tratar un tema con profundidad, con argumentos y con altura. Esto comenzó hace muchos años pero el odio se ha ido alimentando por parte y parte que cada vez sube más y más, las frases mordazas están a la orden del día, la clasificación a la que esta uno expuesto dependiendo de tu posición con un determinado tema te deja en la vía pública de las redes para ser linchado por la marca que te han puesto, ya no serás tú, serás o un mamerto o un uribestia, sin lugar a dudas, ya con eso se cancela el debate, se retiran los argumentos y todo queda en el aire.
¿Por qué? Porque como sucede en la novela de Orwell, el enemigo es la realidad y vivir en ese mundo paralelo al que pertenece cada uno de los bandos es lo que hay, mundos paralelos de mierdas y mentiras donde seguiremos revolcándonos hasta el día que dejemos de amordazar al otro con frases descalificadoras y le demos la bienvenida al debate serio, con argumentos, sobre los problemas reales, esos que sufrimos ambos bandos pero por querer seguir mirándonos el ombligo no los queremos ver, y mucho menos debatir.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
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