Por Danilo Contreras .-
Como era de esperarse el proyecto de construcción de viviendas VIP en predios fiscales del Norte de Bogotá ha hecho poner el grito en el cielo a más de uno. Les parece terrible que el Estado promueva la vecindad de víctimas del conflicto armado de estratos 1 y 2 con quienes cuentan con una posición privilegiada en la sociedad, por ello es previsible que en el debate proliferen la superstición y los prejuicios.
Esta polémica nos vuelve sobre una inquietud persistente: Como hacer para que el discurso de superación de pobreza y equidad se haga realidad más allá de la retórica de los programas de gobierno de diverso origen. El tema no es menor en una ciudad como Cartagena que es emporio de riqueza pero también de desigualdades.
Es un hecho probado que el crecimiento en Cartagena ha ido de la mano de procesos de desplazamiento que impiden que amplios sectores disfruten de la plusvalía que genera la acción del gobierno en el territorio al provisionar servicios e infraestructuras. Los ejemplos están por doquier; Chambacú, La Boquilla, San Diego, El Espinal, son botones de muestra que acreditan que la población nativa desaparece cuando llega el desarrollo para engrosar la periferia que perpetua las trampas de pobreza.
Hace más de un lustro, el distrito anunció el Plan de Renovación de Bazurto que incluía a Martínez Martelo y el Barrio Chino. Solo en ese momento los vecinos se enteraron de la declaratoria de utilidad pública de sus predios. Ahí fue Troya; los raizales no estaban dispuestos a que el gobierno pusiera precio a sus casas para facilitar la inversión de particulares en los desarrollos planteados en el Plan Parcial en una zona que, según algunos, cuenta con el metro cuadrado más caro de la ciudad.
El resultado de esa medida no consultada y excluyente fue la congelación de la Renovación de ese territorio que según el P.O.T. encuentra eje en la construcción de un parque interactivo de la ciencia, la cultura y la Tecnología, punto de intercambio del Sistema de Transporte multimodal y usos residenciales y comerciales.
El documento “Por un mundo de ciudades inclusivas” de la organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos a la cual pertenecen urbes como Londres, Belo Horizonte o Barcelona señala: “Las políticas de inclusión se dirigen a satisfacer tanto las necesidades materiales para llevar una vida digna como aquellas relacionadas con el vínculo social. En ellas hay que encajar la diversidad social y el derecho a la diferencia, con la promoción de relaciones igualitarias que reduzcan las inequidades económicas, sociales y culturales…”.
Ahora que el traslado del Mercado de Bazurto es decisión en firme, vale poner en práctica criterios como los expuestos y garantizar que la población raizal de la zona permanezca beneficiándose de la renovación que se producirá en este territorio y evaluar si la propiedad que tiene el Distrito allí puede servir para salvar barreras entre estratos.