Las críticas al gobierno del alcalde Gabriel Antonio García Romero fueron el detonante de Funcicar, una entidad que surgió para hacerle frente a la política tradicional de clanes y caciques en Cartagena. Había que tomarse el poder y por eso apoyaron varios candidatos al Concejo, publicaron avisos de página en El Universal y les dieron apoyo económico para las campañas, desplegaron un ejército de opinadores y orquestaron toda una plataforma independentista, con un caballito de batalla bien claro: luchar contra la corrupción.
Esa estrategia no funcionó, por la misma dinámica de la política local y de las contradicciones internas del sector privado agrupado en dicha entidad. Pero las “ganas” estaban intactas, y la llegada a la dirección ejecutiva de Judith Pinedo tuvo el claro propósito de escalafonarla para su premeditada aspiración a la Alcaldía de Cartagena, a la cual llegó tiempo después como representante de este sector de la sociedad cartagenera.
Tal vez fue esa experiencia, o un proceso de reflexión interna, o la comprobación de escasos resultados, o una decepción con el modelo de gobierno de Mariamulata, lo que motivó un cambio en el rumbo de Funcicar, una rectificación para ejercer un papel más constructivo y menos revanchista, pero sin dejar de ser un referente político del sector privado con intereses confluentes en Funcicar.
Hoy esta entidad aparece como más técnica y metodológica, apuntándole a la democracia participativa, con un sentido edificante, de gran valía para la ciudad y el departamento.
Carolina Calderón Guillot es desde 2009 la directora ejecutiva de la entidad, que hoy preside Nabil Báladi Gedeón, en una junta directiva donde tienen asiento 10 de las 40 empresas que la conforman.
El Funcicar de hoy
A juicio de su actual directora ejecutiva, Carolina Calderón Guillot, son 20 años de historia construyendo y fortaleciendo la democracia. “Tratamos de despertar conciencia. Pasamos de ser una entidad que luchaba contra la corrupción y las malas práctica políticas, a entender que el fortalecimiento de la democracia se da con el fortalecimiento de las instituciones públicas y de la ciudadanía”.
Funcicar trabaja tres líneas estratégicas: Participación ciudadana y control social; fortalecimiento de las instituciones públicas, con los Observatorios del Concejo, Asamblea y contratación estatal de la Alcaldía; y cultura política y pedagogía electoral. Estamos antes, durante y después de las elecciones.
“Promovemos un ciudadano conciente de sus deberes y responsabilidades, que ejerce libremente el voto de opinión, y que después haga seguimiento y control”, señala.
Dado que se avecina un año electoral, Funcicar volverá a dar impulso a la Comisión de debates políticos de Bolívar, para que se conozcan quiénes son y que proponen los diferentes candidatos; y a la Misión de Observación Electoral.
Para la directora Ejecutiva de Funcicar, una de sus fortalezas es que el ejercicio público e institucional ha entendido que el poder ciudadano es muy fuerte, y que hacer vigilancia a los actores políticos es un derecho constitucional y se pueden cerrar las puertas.
“Hacemos esa conjugación entre lo técnico, lo ciudadano y lo político”, explica a los lectora de Revista Zetta y agrega que “queremos activar opinión y para eso hay indicadores y mediciones”.
“Nosotros no vamos a ser el dedo que señale por quién votar, tenemos que construir ciudadanía e instituciones”, añade.
Calderón considera que fruto de este esfuerzo sistemático, hoy tenemos unas corporaciones públicas más transparentes, que rinden cuentas, que se preocupan por mejorar, actualizarse y apegarse más a las normas públicas, por abrir las puertas al ciudadano.
Funcicar acaba de suscribir un convenio con Transparencia por Colombia de dos años y medio para el seguimiento a la gestión de la Alcaldía de Cartagena, para incidir en el plan de desarrollo, y una vez quede electo el próximo alcalde hacerle seguimiento. “Queremos incidir sobre todo en lucha contra la corrupción y transparencia en la gestión pública”, puntualiza.