Margarita Díaz Casas: «La colaboración es la base de todo»

Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- 9 de mayo de 2021.- Margarita Díaz Casas es intensa, pero no de esas personas que son reiterativas hasta el cansancio, no. Su intensidad es otro asunto. Es de aquellas que cuando monta en bicicleta lo disfruta al máximo; tanto como cuando sale a subir una montaña, aprender a surfear, a bucear, divertirse en la nieve, o viajar; igual cuando se trata de compartir, lo hace con la misma generosidad con los más cercanos y los que no lo son. Gracias a esa manera de ver las cosas fue el mejor puntaje del Icfes en 2002 en el colegio Británico de Cartagena,  después estudió Gobierno y Relaciones Internacionales e hizo una Maestría en estrategias territoriales y urbanas Instituto de Estudios Políticos de París.

Antes de estar en el cargo que tiene actualmente, estuvo, entre otras experiencias, en el Banco Interamericano de Desarrollo como Consultora de Crédito. Años atrás, había sido la primera Directora de Icultur, el Instituto de Cultura y Turismo de Bolívar, creada  durante el periodo del gobernador Juan Carlos Gossaín, de quien fue su Secretaria Privada. En 2011 estuvo como auxiliar diplomática en la Embajada de Colombia en Sudáfrica.

Fotografías de EMMANUEL UPEGUI y MARÍA JOSÉ RAMÍREZ

Desde el pasado 22 de abril es la Directora de una de las entidades adscrita a la Secretaría de Cultura de Bogotá, FUGA, Fundación Gilberto Alzate Avendaño, un centro artístico y cultural de relevancia en la capital, un escenario promotor de las artes plásticas, visuales, escénicas, musicales, literarias y audiovisuales; así como de la participación y formación democrática a través de debates, foros, seminarios y cátedras.

Estando en FUGA participó en el desarrollo del proyecto Bronx Distrito Creativo (BDC)  “una apuesta de ciudad que se convertirá en símbolo de una ciudad cuidadora y polo de desarrollo económico, social y cultural. Ubicado en uno de los sectores que más sufrió la expansión urbana de la ciudad y que por años fue un territorio de exclusión. El BDC se convertirá en un lugar dedicado al desarrollo de la creatividad, el intercambio de saberes, la reconstrucción del tejido social, el cuidado y el emprendimiento asociado al potencial cultural y creativo del centro de la ciudad. El proyecto transformará este territorio en un polo de desarrollo económico y social desde una apuesta por la creatividad y la innovación detonante de la revitalización urbana”.

Que esta cartagenera esté como líder de una Fundación de gran importancia para la vida cultural de Bogotá la convierte en un referente en el sector cultural. Zetta conversó con ella sobre el nuevo cargo que asumió hace pocas semanas.

Dice que todo lo que ha aprendido se lo debe en gran parte a Cartagena, ciudad a la quedesea regresar para servirle.

¿Cómo llegaste a la Fundación Gilberto Alzate Avendaño,  y cómo fue el proceso hasta llegar a la  Dirección?

Cuando terminé de dirigir Icultur me vine a vivir a Bogotá, a explorar, a empezar de cero. No conocía a nadie y estaba dispuesta a mostrar mi trabajo. La idea era seguir creciendo. En esa búsqueda, se me presentó una oportunidad en el Banco Interamericano de Desarrollo.

Estando ahí  me llamó Mónica Ramírez, directora de  la Fundación, pues una amiga suya que conoció el proceso de Icultur, le habló de mi trabajo. Me preguntó si me interesaba.

Yo entré a FUGA a finales del primer año de la Alcaldía de Peñalosa. En el momento en que llego a la Fundación, esta pasaba por un proceso de transformación a Instituto Centro de Bogotá. Se suponía que se trabajaría en ese nuevo reto… pero ese proyecto se cayó en el Concejo….. y de esa manera tuvimos que seguir en el sector cultura, que era sobre el cual se venía trabajando. Yo era la subdirectora.

En medio del trabajo, a mitad del periodo del Alcalde surge el  proceso del proyecto del Bronx Distrito Creativo (BDC) .

Yo salgo de FUGA al final del periodo de Peñalosa, en noviembre;  y luego, en enero de la nueva administración, Adriana Padilla, la directora, me llama para que regrese a mi cargo. Después, a ella la nombran Viceministra de Cultura, y yo quedo encargada. Pasaron dos meses.

La Alcaldesa y sus asesores revisan el trabajo que habíamos hecho,  y como reconocimiento al equipo, me ratificaron oficialmente como Directora.

Fotografías de EMMANUEL UPEGUI y MARÍA JOSÉ RAMÍREZ

¿Cómo ha sido la experiencia en el manejo de las políticas culturales en Bogotá con el que viviste en Icultur?

Luego de la experiencia en el departamento de Bolívar al crear Icultur y conocer el sector en Cartagena con sus limitaciones, para mi el cambio es enorme.

Bogotá está muy organizada en el sector. Sin embargo, no es suficiente, siempre hay algo que mejorar.

La capital tiene Secretaría de Cultura; debajo hay entidades adscritas como la Orquesta Filarmónica, el Instituto de Patrimonio, el Instituto de las Artes, la Fundación Giberto Alzate Avendaño, Canal Capital, y el Instituto de Deportes. La Secretaría es la que define la política pública de Bogotá y  cada una de esas entidades se encarga de materializar la directriz desde lo administrativo y presupuestal.

La Secretaría tiene más presupuesto que el Ministerio de Cultura.

En Bogotá hay un sector artístico muy organizado  que está pendiente de las convocatorias y está muy atento de los planes culturales. Hay un sistema estructurado que, obviamente,  también puede mejorar .

Otro aspecto  importante en Bogotá es que hay mucho técnico. Es impresionante el número de personas que tienen manejo del  tema cultura. Las personas con las cuales trabajamos tienen conocimiento en infraestructura, políticas públicas; también hay rotación entre el Distrito y el Ministerio de Cultura, eso dinamiza y estimula la toma de decisiones pues no son temas políticos. Eso es muy interesante.

¿Ahora como directora, Cuáles son las prioridades de FUGA?

Tiene retos importantes: la continuidad del proyecto del Bronx, ahí estamos adelantando la infraestructura que lleva varios años ejecutándose. Además, se debe garantizar una sostenibilidad a través de una asociación pública privada.

Al mismo tiempo, tenemos que fortalecer el ecosistema cultural y creativo del Centro para que sea la zona la que se beneficie  y cuando la infraestructura esté lista, tenga actores sólidos fuertes y formados.

Estamos trabajando en alianza con la empresa de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (ERU) y  somos conscientes que esto no es un proyecto que se tenga que insertar  en el territorio sino un proceso donde se  reconozcan las vocaciones de sus actores;  y a partir de esas acciones, se desarrollen equipos creativos.

La pandemia no nos dejó salir y atrasó todo, pero  ahora estamos  acercando a  la comunidad a través del arte como herramienta para que el proyecto lo sientan propio.

Otro de los retos es el de convertirse en el ente gestor  del PEMP (Planes Especiales de Manejo y Protección del Centro de Bogotá) el cual se construyó después de varios  años de esfuerzo. Este Plan es una herramienta de ordenamiento territorial maravillosa.

La idea es que sea una entidad del área del sector cultura la que lo maneje, necesitamos que a través de ella se puedan transformar los territorios. Debemos priorizar y trabajar con la gente de la tienda de la esquina, los artesanos, los que le dan la vida al Centro, con sus tradiciones.

El PEMP es una herramienta para  transformar urbanamente el Centro y la cultura es clave. Es una resolución muy importante que necesita de una entidad que tenga los dientes para articular los organismos privados y  públicos con el fin de gestionar recursos para los proyectos y  que los actores se apropien del Centro.

El reto es lograr que tengamos una entidad que pueda responder a esas necesidades y  no se  pierda la  cercanía con el territorio, que  trabaje con los actores pequeños y convertir el Centro en un  ejemplo de transformación a partir del arte y  la cultura.

Fotografías de EMMANUEL UPEGUI y MARÍA JOSÉ RAMÍREZ

¿En medio de esta pandemia cómo ha sido el rol de esta entidad y cómo ha ayudado al sector?

Durante la pandemia el sector fue uno de los más afectados, no ha recibido los subsidios necesarios. A la Fundación le tocó reaccionar rápidamente para los programas de fomento y de estímulos que son  importantes en Bogotá y que el sector siempre está esperando.

Estos procesos los adaptamos a proyectos digitales, transmedia y a temas más cercanos, y se  aumentaron los recursos  a través de fomento para los  actores.

Nosotros trabajamos en tres localidades del Centro: Candelaria, Mártires y Santa Fé. Nos inventamos un proyecto “EsCultura local”, y lo ejecutamos con la Secretaría e  Ideartes, y lo sacamos adelante en  alianza con los  fondos de desarrollo de las alcaldías locales.

Para estos proyectos identificamos un monto alto para que las iniciativas pudieran trabajar en  tres eslabones de la cadena de valor; es decir, obligamos a trabajar en colaboración a los actores del sector cultural. Y nos dimos cuenta que eso lo que funciona: la colaboratividad.

Por ejemplo, una sala gana el premio y debe invitar a músicos locales, a los artesanos para que vendan sus artesanías y los restaurantes, sus propuestas gastronómicas; la idea es impactar el territorio. El proyecto fue muy bien recibido.

Todo esto lo sacamos por convocatoria en el segundo semestre de 2020. Nos adaptamos rápidamente a las necesidades

También trabajamos sobre las brechas digitales. En el sector hay muchos artistas callejeros con los cuales hemos trabajado para reducir esa brecha y darle la oportunidad a través de otras plataformas.

¿Cómo se puede aplicar esa experiencia a nuestra realidad en Bolívar- Cartagena?

Cartagena y en especial en el Centro Histórico tenemos colectivos culturales muy importantes, aplicar  el Distrito Creativo sería muy bueno. Tenemos una generación que está despertando y que quiere apostarle a  las industrias culturales de la ciudad y esto podría ser un caso de éxito.

¿Cuál consideras  podría ser un camino para mejorar en el tema  cultural en Bolivar- Cartagena?

Trabajando en FUGA he reconfirmado que la colaboración es la base de todo, en medio de la pandemia lo ratifique.

Nuestro sector cultural le tiene mucho miedo a esto de confiar, los creadores creen que sí comparten una idea nos la van a robar… eso se refleja mucho en Cartagena que ha tenido poca exposición a los temas colaborativos y se ha convertido en una  dificultad para el sector.

Colaboración no es asociación. Con la colaboración se multiplica y materializa una idea. Las entidades deben fomentar estos encuentros y debe reconocer y articular incentivos entre el mismo sector y otros.

Cartagena y Bolívar tienen un potencial enorme, que es reconocido y valorado  en el exterior y en Bogotá. Mompox, la música urbana y todas las expresiones culturales.

Han sido pocas las administraciones que le apuestan a la cultura como motor de desarrollo. Afortunadamente contamos con Icultur, pero falta apoyo, presupuesto.

El sector privado cultural y sus actores siguen demandado ayuda como algo que  lo merecen, no es solamente a través del asistencialismo, sino del manejo de herramientas y donde ellos puedan, además de ser creadores, moverse en la producción, distribución y comercialización para darle sostenibilidad al sector. Necesitamos un Distrito más comprometido con herramientas para hacerlo.

Fotografías de EMMANUEL UPEGUI y MARÍA JOSÉ RAMÍREZ

¿Qué ha sido lo más valioso como funcionaria en el proyecto del Bronx ?

Con el Bronx ha sido un proceso de aprendizaje importante, donde hemos tenido grandes y exitosos avances.

Hemos tenido muchos momentos alegres y otros que nos han servido para mejorar y seguir creciendo.

En el  Bronx estoy desde el día cero. Este es  un proceso de largo plazo y verlo crecer, pasar por momento difíciles y consolidarlo  ha sido muy valioso…y algo más  valioso aún es ver como el proyecto se construye poco a poco con diferentes actores, con el de la construcción, con la misma comunidad…ver como una idea parte y se va consolidando,  pasa por varias administraciones y sigue su proceso. Es la misma ciudadanía  la que lo demanda y lo va construyendo.

Cada vez es más fuerte la apropiación del proyecto, y es gracias a la comunidad  que  se van superando las necesidades,  los recursos, las barreras ideológicas y políticas, eso motiva a ser perseverante y a sacarlo adelante.