Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de mayo 2021.- Para la comunicadora social Karina Medina la realidad puede resultar a veces tan inverosímil que contarla literalmente podría parecer imposible y nadie lo creería. Eso fue lo que ella escogió hacer, ficcionar y ajustar la verdad de una historia de la cual fue testigo en primera línea y convertirla en una novela creíble. ¡Increíble!
Mantener la narración de una estafa que permaneció en la realidad seis años, resumirla en seis meses, sostenerla de manera creativa y contarnos desde la ficción las intimidades de un grupo de miembros de una iglesia cristiana, hace de su primer libro «La Fortuna de los bendecidos» una verdadera hipérbole de la fe, publicada por Manglar Ediciones.
Medina, de Barranquilla, especializada en Comunicación Organizacional, Magister en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, fue periodista del diario El Universal y actualmente escribe reseñas de libros para varios medios, entre ellos El Espectador.
La barranquillera radicada en Cartagena es reiterativa cuando dice «no soy novelista y ahora es que entiendo eso de ‘fue la historia quien me escogió. El tema me encontró’. Y así fue, los hechos estuvieron ahí, y esperaron por ella. Una viuda de la mafia promete compartir su fortuna con sus hermanos de la iglesia y para eso, ella necesita de ayuda.
Karina conoció a muchos de los protagonistas, a la estafadora, vío el proceso, permaneció incrédula ante lo que estaba pasando y le resultó difícil entender que eso no generará dudas y por el contrario, cada promesa, excusa y solicitud de dinero, era un acto de fe y de solidaridad con la persona que había prometido «bendiciones» a la comunidad.
Pero como todo, las cosas tienen su límite y la estafadora no pudo seguir manteniendo su estrategia, la descubrieron y denunciaron.
Llegó el momento
«La decisión final de escribir «La fortuna de los bendecidos « estuvo motivada, entre otras cosas, por una maestría en escrituras creativa que estaba haciendo en la Universidad Nacional en Bogotá. Nos pusieron a escoger para el proyecto final escribir un cuento, poesía, una novela o dramaturgia.
«Repasé las posibilidades y no dudé en apostar a esos hechos que en ese momento ya habían sido noticia el 10 de enero de 2014.
«Me senté a escribir. Había muchos personajes en la historia real. Escogí a los que más me impactaron e intenté contarla en tercera persona. Cambié los nombres y cuando iba adelantada en siete capítulos, presenté mi avance.
«Uno de los tutores, Alonso Aristizábal, me preguntó luego de revisar:
-¿Dónde estaba el sello de Karina?, ¿quién era la narradora?
-No, yo no quiero que se sepa. Le contesté.
-¿ Tu estás entre Bogotá y Cartagena? ¿En la narración donde estás? Insistió.
«Hubo un momento en que estuve bloqueada, buscaba cómo resolverlo… estaba segura de tener una muy buena historia. Había escenas de sexo que no sabía cómo abordar. Tenía muchos personajes. Me acordaba de las recomendaciones del tutor. No encontraba un buen ritmo y tono para la narración. No me sentía en libertad para contar y no quería indisponerme con los amigos de la iglesia.
En el ejercicio de darle forma a los personajes fui encontrando la salida. Empecé a construir el carácter de los protagonistas, su forma física. En medio de ese juego, encontré como debía contarlo: la historia tenía que ser narrada de manera irónica por una mujer con una expresión auténtica y popular.
Los hechos reales tuvieron como escenario una iglesia de Bocagrande y en varias del país, pero decido reubicarla. Creo a la protagonista en su casa, a las amigas, con quién está casada, en la intimidad, cómo se expresa, su vocabulario, reflexiones. En la novela hay personajes dónde se condensan varios de los que conocí.
A partir de ahí, cuando replanteo la forma de contar, todo fluye mejor. Me siento con más confianza y me gozo más mi novela.
El vocabulario
«La protagonista utiliza un vocabulario que varias personas consideran no es «literatura»; sin embargo, también encuentro poetas y escritoras como Luz Mary Giraldo, que me felicita por el lenguaje.
«Para el vocabulario hubo una investigación que se enriquece con dichos, expresiones populares y gestos. Hay gente que se conecta. Hay quienes piensan que es «mamadera de gallo».
«Mi tutor, Aristizabal, me había recomendado leer «Almas Muertas», una obra escrita por el ruso Nikolái Gógol. Y gracias a ese libro adapto un poco el tono irónico de mi narración.
«Durante la maestría leímos «Crimen y castigo» de Fiódor Dostoyevski. De ahí retomo un recurso clave que me pareció preciso para aplicarlo en mi historia; la carta que le escribe la mamá al protagonista, Raskolnikov.
El gran referente narrativo que tengo presente y que leo permanente es la Biblia, ahí están todos los recursos literarios y narraciones no solo desde lo técnico sino desde la sabiduría de su contenido.
En medio de las lecturas que hicimos del texto con los compañeros de la maestría recibía buenos comentarios y nos divertíamos. Todos coincidían que la historia era una hipérbole de la fe.
Mi tutor, al final, no pudo conocer la publicación, pues falleció de un infarto.
Testigo de primera línea
Yo cambié los nombres de los personajes. Muchos de ellos están basados en la realidad. Seguramente amigos y amigas se van a sentir identificados. Eso me hizo entrar en conflicto; sin embargo, seguí adelante.
Estuve en varias de las reuniones con amigas cercanas en Bogotá, conocí a la líder de la estafa. Parecían tener un velo que no las dejaba ver con claridad y me insistían que me iba a quedar por fuera del negocio.
Yo tenía mis dudas y era consciente que algo no estaba bien, cuando me enteré a través de los medios, el impacto fue grande.
Duré escribiendo dos años la novela y reafirmé una vez más que uno no puede escribir sobre lo que no ha vivido. Yo soy cristiana, yo me conozco como hablamos los cristianos. En el libro, hay una escena de cómo se batalla en lo espiritual, eso solo lo puede contar quien lo ha experimentado.
Cinco razones para leerla
1- Te vas a divertir. Tiene mucho humor. Construir esos diálogos fue muy entretenido.
2. Es una reflexión sobre cómo somos vulnerables con el dinero.
3- Para los que les gusta escribir, van a encontrar recursos interesantes. El vocabulario es uno de ellos.
4- El prólogo del escritor y periodista Gustavo Tatis y su interpretación de la obra le da un importante adicional al libro.
5- Los personajes son interesantes y, gracias a ellos, todo es más divertido.