”No tengo recuerdos de una crisis social y económica de esta magnitud desde la Constitución del 91”

Por Andrés Rico Rivera (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de mayo 2021.- Los motivos, según los manifestantes, saltan a la vista, y todo el país concuerda en el profundo descontento acumulado que existe en los colombianos, sumado a la falta de oportunidades, y la necesidad de regenerar la política que en los últimos años ha visto empañado su prestigio.

Es muy probable que estas acciones generen reacciones, como ya lo vimos en Cali, donde se enfrentaron indígenas y caleños inconformes con los bloqueos.

Este malestar generalizado es el que impulsa las manifestaciones, marchas, movimientos en redes sociales, que de paso sea dicho, ha cobrado importancia en esta época de Covid, la gran mayoría con un fin específico: el diálogo ciudadano en torno a la política, economía y sociedad.

En medio de la polarización que vive hoy el país me pregunto: ¿cómo manejan esta crisis al interior de las familias, con los amigos, compañeros, y con los demás compatriotas, quienes no siempre deben estar en la misma línea nuestra? Sin duda, la alta tensión y los conflictos que se derivan de las diferencias de opiniones también son realidades que nos siguen fragmentando como país. Por tanto se hace imperativo el llamado a la tolerancia, al respeto y al diálogo.

La discusión está sobre la mesa y la respuesta no puede ser: “aquí no se habla de política”. Quizás por la difusión amplia que han tenido algunos actos que opacan el buen concurrir de las manifestaciones, se han estimulado en los colombianos muchos sentimientos de rabia, odio, impotencia y ansiedad, lo que lleva muchas veces a que justifiquemos o legitimemos acciones como los actos vandálicos, que en algunos casos son hechos aislados.

Tanta ha sido la falta de tolerancia como sociedad, que con preocupación, día a día, vemos cómo se hace más visible la polarización, particularmente entre jóvenes y adultos, dejando en evidencia la diferencia generacional, que a mi juicio puede afectar los pilares que nos sostienen como país, la convivencia, la equidad y, sobre todo, nuestra democracia.

¿Por qué se ha presentado esta situación en Colombia?
El descontento social, como he anotado antes, y la falta de confianza en las instituciones. Pero el deterioro en las relaciones sociales dan muestra del efecto contrario que produce los altos niveles de intolerancia.

La sociedad es la base que brinda solidez a la democracia, incrementar la polarización es atentar directamente contra nuestro país. Por eso, en este momento lo más importante es el diálogo, abrir espacios para una conversación nacional, donde todos los colombianos seamos escuchados, expresando nuestras opiniones dentro del marco del respeto, fomentar la empatía y utilizar las herramientas que nos da nuestra Constitución: escuchar y dialogar.

No será una tarea fácil, pero tampoco imposible. Sin embargo, es esta la única salida para que, como país, y en la medida de nuestros esfuerzos, contribuyamos a superar esta crisis, de la que debemos aprender y consolidarnos como sociedad.