A Sebastián Castella se le puede decir perfectamente que es un torero cartagenero, de no ser por haber nacido en Beziders, Francia.
Lleva varios años residenciado en nuestra ciudad, cuando sus compromisos le dejan un espacio en la agenda. Su finca en España se llama “La Heroica”. Y sus triunfos son habituales desde hace más de diez años, cuando debutó en nuestra plaza.
En la tarde del pasado sábado repitió la historia. Tuvo la suerte de tener al único toro potable de la tarde, con el recorrido y la casta para permitirle el lucimiento. Sin que fuera un toro excepcional sino lidiado para que resistiera hasta el último tercio; por eso si acaso recibió una puya simbólica, si acaso cumplió en banderillas, Castella lo mantuvo para la muleta. Aprovechó lo que tenía de movilidad tanto por izquierda como por derecha, y lo que hubiese sido un toro sin historia, terminó sirviendo para que el público se sintonizara.
Mató con oficio y recibió dos orejas que paseó con orgullo y que le sirvieron para salir a hombros, como comienza a ser habitual en Sebastián Castella.