Cartagena de Indias volvió a decirle SI, con letras mayúsculas y en voz alta, a la Fiesta Brava. Cerca de diez mil aficionados acudieron en paz y alegría a los tendidos de la plaza de toros en las dos corridas anunciadas, saliendo satisfechos con la organización y con el nivel de las figuras que actuaron.
Ejemplo mundial de cultura y tolerancia, la afición cartagenera ejerció su libre derecho de acudir a un espectáculo de tradición centenaria, desoyendo a un minúsculo grupillo de insultadores profesionales, y ratificando las virtudes del buen taurino, bajo el amparo de la Constitución y la ley, para disfrutar la fiesta de los toros.
Si el año pasado acudieron ocho mil personas a una sola corrida, este año el esfuerzo era el doble, pero la afición supo responder y escoger a qué corrida acudir, pues había variedad en carteles muy bien rematados.
Los aficionados pudieron ver el acontecimiento mundial de la reaparición de Espartaco, o el debut del rejoneador Diego Ventura, o la vistosidad de El Fandi, o el arte de Sebastián Castella, o el valor de Luis Bolívar, o la resolución de Andrés Chica, o el despuntar de Sebastián Ritter o la ilusión de Andrés Manrique.
De igual forma, apreciar el desempeño de la ganadería de Alhama, que decepcionó por su comportamiento, o la ratificación del buen momento de El Capiro, o ilusionarse con la bravura de Caño Viejo.
Afición complacida la de Cartagena, que espera con avidez que se programen más festejos taurinos. ¡Enhorabuena!