Reportaje de John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 9 de julio de 2021.- Justo cuando la puesta del sol trajo la noche y la claridad cedió a la penumbra, se oscureció el mundo para la familia Leonardo Steven Garcés Vergara: ¡Desapareció!
Era el final de una animada tarde de playa, un lunes festivo 4 de julio de 2005, cuando ya recogían todo para irse. Mientras su madre Rubiela y su hermana mayor Julie alistaban sus pertenencias, él y su otra hermana Estéfany ingresaron al mar para quitarse la arena. De súbito, un remolino la arrastró a ella y él intentó salvarla. Ahí comenzó la interminable agonía de los últimos 16 años, con una sola certeza en el corazón: Leonardo vive y lo esperan para abrazarlo.
El recuerdo de esos eternos momentos es claro y meticuloso. Cada juna de ellas recuerda momento a momento lo que vivieron. Estéfany tiene fotografiado en su memoria hasta el color de cada una de las pantalonetas de unos hombres que intervinieron en su rescate y la imagen de Leo en la orilla de la playa. ¡No se ahogó!
Julie recuerda a la mujer le tocó el hombro para avisarle que la chica que estaba a su lado se estaba ahogando. Rubiela evoca la vorágine de gritos. Finalmente un vendedor de agua desocupó su cava y la utilizó para flotar en el rescate de Estéfany. ¿Y Leo?
- Fue a avisarle a la señora… le dijo alguien a Julie.
- No lo busques más, que se ahogó… advirtió un trabajador de la playa.
Y así. Multitud de voces, la mirada buscándolo en cada bañista desde el hotel las Velas hasta el Capilla del Mar, caminando, preguntando si lo habían visto. La Policía y Guardacostas actuaron de inmediato y se sumaron a la búsqueda. Un niño de 13 años, alto, saludable, jugador de fútbol, hijo ejemplar, hermano devoto. Nada. Nada. No se supo más de Leonardo.
Esta es la primera entrega del reportaje de Revista Zetta sobre la desaparición de Leonardo.
En la segunda entrega detallaremos la intensa búsqueda de su familia, el secuestro del que fue víctima su padre, Rodolfo Garcés, y las acciones de las autoridades hasta el cierre de la investigación.
En la tercera parte apreciaremos los testimonios de su madre y hermanas sobre el dolor que aún soportan y, sobre todo, la esperanza de encontrarlo.