Patrizia Castillo Torres: Resolviendo las matemáticas del amor

Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 29 de agosto de 2021.- Más que escribir, contar historias o compartir lo que piensa, a Patrizia de Jesús Castillo lo que le apasiona es descubrir emociones, buscar experiencias y no repetirse. En ese intento por rehacerse constantemente, esta comunicadora social cartagenera no sabe estar quieta física ni intelectualmente. Siempre está proponiendo, arriesgando, probando e insistiendo en disfrutar las apuestas que hace.

La empecé a leer desde 1992 en sus crónicas, noticias, entrevistas, reportajes y columnas en El Universal, en Cartagena.  En cada texto la constante es su sencillez, la claridad natural del periodismo y sobre todo el calor y color de sus escritos. Calor y color que hacen de su estilo algo fiel  a su forma de ser y de pensar. Los colores de las historias que escoge nos acercan  acertadamente a sus intenciones: compartir sus sentimientos.

En 2013 presentó su primer libro «Lo que aprendí del sexo después de sentarme a llorar», un acercamiento poco común, espontáneo y directo. El texto con un sugestivo estilo fue un éxito en ventas.

En 2019 escribió «Manual para amarte como nadie lo ha hecho jamás«, un libro que invita de manera creativa a amarse a sí mismo. 

En 2021 presenta «Matemáticas Poemas para corazones rotos», una suma de todo lo que ha escrito pero con nuevos  vestidos y colores: La poesía. 

¿Por qué escogiste ese nombre para el libro?

Escogí para el libro el nombre “Matemáticas” después de intentar un mundo de títulos que no me satisfacían. Al final no sé cómo se me ocurrió la idea, era muy tarde en la noche y estaba cansada de tanto gastarle neuronas a la cosa; me puse a ensayar palabras con muchas búsquedas en Google, y de pronto caí en cuenta que «matemáticas» tiene millones. Pero, además, siempre me ha gustado salirme de la fila y hacer las cosas de una manera diferente. 

Creo que ponerle por título «Matemáticas» a un libro de poesía despierta cierta intriga, y aunque parezca que no existe ninguna relación entre las matemáticas y el amor, es increíble cómo funcionan las matemáticas del amor.

En el amor opera una lógica totalmente distinta a la que se aplica en las matemáticas convencionales. Y lo de los corazones rotos es porque a todos nos han roto el corazón alguna vez, así que estos poemas pueden llegarle a cualquiera, o más bien, le llegarán a todo aquel que haya amado (con locura). 

¿Qué motivaciones en común, además del amor, hay entre tus primeros libros y “Matemáticas”? 

Lo que tienen en común todos mis libros, aunque sean de géneros tan distintos, es que son muy honestos. 

En cada uno de ellos he volcado una parte de mí de la que no hablo ni con mi sombra. Esa parte de mí solamente aflora cuando escribo, como el humor que cautivó a quienes leyeron Lo que aprendí del sexo. 

Cuando escribo puedo ser sarcástica, irónica, y muchas otras cosas que jamás soy en el día a día. Pero lo que me ha motivado a escribir cada libro y a seguir escribiendo, ojalá hasta el día en que desaparezca de este mundo, es una necesidad inexplicable de contar historias.

Escribir es mi desahogo, mi terapia, mi aprendizaje, mi pasión, y también mi venganza. A veces encuentro la vida cotidiana demasiado plana, también terriblemente injusta y dolorosa. Pero otras veces me maravillo ante la belleza y la sabiduría implícitas en la vida misma, y eso hay que expresarlo de alguna manera, a mí se me dio por escribir. 

Otra cosa es que a los escritores nos respetan. Cuando dices que eres escritor(a) la gente te trata diferente. Y mira que yo no estaba muy convencida de eso, pero lo comprobé la última vez que venía en mi carro para Cartagena. Un policía me paró en la carretera con una actitud de… policía, según él porque de 50 kmph no bajé la velocidad a los 30 kmph que decía en alguna parte que no vi. Cuando preguntó a qué me dedicaba, le dije que era funcionaria pública y hasta le mostré mi carné pensando que iba a servir de algo. Pero el policía seguía en su actitud de policía.

Antes de bajarme del carro para abrirle el baúl, pues además quería comprobar si tenía al día el equipo de carretera, mi hija me repetía que le dijera que era escritora, y yo, a no hacerle caso. Cuando el tipo vio la cantidad de libros (que traía para Felicar) con mi foto en la portada, se le quitó lo antipático: me preguntó si yo era escritora, y cuando le dije que sí, ¡mejor dicho!, se tranzó sin siquiera insinuárselo, canjeamos comparendo por libro autografiado. Ahora, cada vez que alguien me pregunte por qué me hice escritora, voy a decir que para que la gente me respete. 

En el libro hay deseo, pasión, nostalgia, despecho, amor, perdón. ¿Qué referentes tuviste para crear estas “Matemáticas” y cuáles son los poetas que más han logrado conmoverte? 

Primero debo aclarar que no me considero poeta, o poetisa, este proyecto fue una especie de experimento que, gracias a Dios, salió mejor de lo que yo esperaba. No escribía poesía desde el bachillerato, y no soy lectora de poesía porque no leo lo que no entiendo, y cuando empecé a formarme como lectora leyendo buenas obras y buenos autores, no encontré muchos poetas que me conmovieran. 

La mayoría me parecían rebuscados, aburridos, o cursis (no me gusta Neruda, por ejemplo). Habré leído algo de Tennyson, también de Emily Dickinson, que tiene cosas sabias y muy bonitas; y de sor Juana Inés de la Cruz, como de muchos otros que pasaron por mí sin pena ni gloria. 

Los que sí se quedaron conmigo fueron el Tuerto López con sus Zapatos viejos, y La cucaracha, que siempre me da risa; Borges… lo amé cuando descubrí Las cosas, y Ausencia; con ese poema lloré hace poco porque lo que él describe allí es lo que siento cuando pienso en mi papá. 

También adoré a Pedro Calderón de la Barca, con el único poema que me sé de memoria, que es A las flores; a Julio Flórez con Tú no sabes amar, ¡tremendo!; y en mi pedestal, por encima de todo lo demás, está Mario Benedetti porque es tan claro, tan limpio, tan sencillo, y a la vez tan profundo, tan universal, ¡tan todo!, que siempre vuelvo a él con la misma emoción. 

No sé si esos escritores que acabo de nombrar han sido mis referentes para escribir este libro, de pronto de manera inconsciente sí, pero escribí estos poemas de una manera muy intuitiva, de un tirón; no me exigí mucho porque no tenía intención de publicarlos. Ya cuando me metí en la vaca loca de lanzar el libro, me puse a buscar poetas contemporáneos que han adoptado el estilo de verso libre a ver si la estaba embarrando o qué, y me encontré con César Brandon Ndjocu, de él tenemos dos libros en mi casa, y entonces me di cuenta de que no estaba perdida para nada.

Una mujer como Patrizia, que tiene muchas historias que contar, ¿qué está preparando?, ¿qué crees que puede suceder ahora en tu recorrido como escritora? 

Uf, yo soy como Kramer, el personaje de Seinfeld, que siempre tiene un invento. Ahora mismo ando con una amiga, Cecilia Percy, trabajando en el guión de Lo que aprendí del sexo, una cosa totalmente nueva y emocionante para mí, porque estoy aprendiendo mucho con ella, que es una dura. 

Sigo escribiendo un libro de cuentos en el que llevo como cinco años y nada que lo termino porque siempre están surgiendo nuevas historias; y también tratando de consolidar «La cola del gato», mi marca de camisetas con poemas impresos. Sueño con hacer un podcast, con tener un programa de radio, y hasta con fundar un club de lectura para adultos mayores, pero también hay que dejar que la vida vaya marcando la pauta.

 ¿Qué puede suceder ahora en mi recorrido como escritora? No lo sé, ojalá venga un éxito brutal de esos que uno no se cree. Pero que llegue lo que me corresponda, he aprendido a hacer las cosas por el placer que me produce hacerlas, y a no obsesionarme con el resultado, aunque las bendiciones y la buena fortuna siempre serán bienvenidas.  

Te daré mis tres razones para leer este libro. Y luego, espero me des tus cinco.

Los que amamos y nos encanta encontrar emociones en la lectura vamos a disfrutar de los poemas.

Los que quieran conocer una mujer incondicional  que ama lo que tiene… que ama profundamente vivir y con la misma intensidad ama a su esposo, hijos, familia deben leerlo. A los que les encanta combinar música, poesía y buena compañía, es otra razón.

Mis razones:

 1. La lectura nos hace mejores, porque mediante la lectura aprendemos de la vida y de la naturaleza humana, y cómo aprendemos, comprendemos, nos hacemos más sabios e indulgentes con nosotros mismos y con los demás.

 2. Leer poesía es una cosa muy chévere cuando el poema nos mueve la fibra, y yo creo que con “Matemáticas” le puedo mover la fibra a muchos. 

3. Algo muy especial de este libro es que es interactivo, porque tiene códigos QR con contenido multimedia, entre eso, una playlist de canciones la cosa más divina. 4. Porque este libro fue best seller en Amazon en dos categorías, y estuvo de #1 en nuevos lanzamientos casi por dos semanas, una buena razón para apoyar a nuevos escritores independientes (como yo). 

5. Porque este es un libro honesto, fácil, sencillo, emotivo, universal, que con seguridad amarás, aunque odies las matemáticas.   

  

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