Por Giovanni Meza Menco (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 16 de octubre de 2021.- Hay quienes ven en los cocheros de Cartagena un problema de orden y maltrato animal. Si bien hay conductas reprochables, también hay que reconocer que este grupo de cartageneros guardan un patrimonio de al menos dos siglos y aportan al atractivo turístico de la Heroica. Por eso, es necesario que junto con las autoridades busquemos alternativas para eliminar el desorden y desaparecer el maltrato animal, mientras resguardamos el patrimonio.
Una de las propuestas que se me pasan por la cabeza es potenciar el turismo de inmersión. Es necesario que la ciudad, la ciudadanía y los usuarios de estos servicios turísticos entiendan que la tracción animal o de sangre en los siglos XVIII y XIX requirió una raza de caballos distinta a la de los actuales jamelgos criollos. Para esto, se puede buscar la ayuda de la Asociación Nacional de Caballos de Tiro, el apoyo económico de la Ciudad de Cartagena, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y la Capacitación del SENA; la Organización de Cocheros debe tener en su portafolio de negocios, el de criar, cuidar, mantener y mejorar una raza de caballos de tiro, apropiados, que reemplacen a los actuales animales ocupados en esta tarea.
De la misma manera, es necesario que el Distrito construya y administre establos o centros de bienestar animal para los caballos que se empleen en esta actividad turística. Así como, sea capaz de organizar y regular el transporte a través de carretas y carrozas, para que cumplan con normas técnicas mínimas, bienestar animal y se establezcan condiciones de servicio estandarizadas (tarifas, estaciones, paradas, etc.).
Con el apoyo del Archivo Histórico de Cartagena se pueden recuperar los diseños originales de las carrozas del siglo XVIII y XIX, con materiales menos pesados, que permitan la seguridad de los usuarios y el bienestar animal; teniendo un servicio de carácter histórico, competitivo con otros destinos turísticos.
Todo esto implica tener una participación incluyente con los cocheros. Son ellos quienes pueden brindar una experiencia de turismo envolvente, donde el recorrido por la ciudad histórica sea como vivir en los tiempos antiguos. Así, podremos promover que los cocheros se vistan a la usanza de la época y que los turistas pudieran vestirse y actuar «como si estuviera en aquellas épocas»; este es un «servicio turístico regulado» que la Administración Distrital, el Archivo Histórico de la Ciudad, su Sociedad de Historiadores y la Academia de Artes Escénicas, debieran explorar y organizar. En Colombia este tipo de «experiencia envolvente» ya se ofrece en el Eje Cafetero. Allí los turistas se pueden vestir, y pagan por ello, a la usanza de los campesinos cafeteros del siglo pasado, aprenden danzas, degustan comidas y liban licores «preparados y servidos a la antigua».
El servicio del cochero debe profesionalizarse y diferenciarse del trabajo propio de un guía profesional de turismo políglota. Podemos tener un servicio turístico de calidad, responsable y amigable con los animales, mientras es rentable para los cocheros y benéfico para la ciudad. Solo si pensamos en grande podremos sacar esta y otras ideas adelante.