Análisis político de la situación de la «Casa García» tras el anuncio del senador Andrés García Zuccardi de no presentarse a la reelección.
Análisis de John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 21 de diciembre de 2021.- Juan José García Romero edificó una sólida casa política que superó en vigencia a sus competidores iniciales, pero no pudo reponerse de su repentina muerte por Covid19 hace un año, y ahora, por primera vez en cuatro décadas, se despide de la curul que tuvieron en el Senado de la República desde 1981.
De la prosperidad del tabaco y la ganadería en su natal Ovejas, su familia lo educó en Bogotá desde niño y, ya mayor, se instaló en Cartagena donde prosperó en el hogar que formó con Piedad Zuccardi Porras. Al dar el salto a la política, se instaló en el Senado en 1981, de la mano del partido Liberal, donde descolló su liderazgo y siempre fue un referente electoral, desde Luis Carlos Galán, pasando por César Gaviria, Ernesto Samper, Horacio Serpa hasta llegar a su último gran aliado, Juan Manuel Santos, cuya reelección guarda secretos que pocos como Juancho García sabían.
Los competidores liberales en Bolívar fueron debilitándose mientras García Romero se mantenía firme: los Faciolince se acabaron, y eso que fueron los amos y señores de la política en Bolívar, con Gobernación, Alcaldía, Contraloría y varios escaños en Asamblea y Concejo. También se acabó David Turbay, quien fue gobernador, contralor general de la República y precandidato presidencial, hasta que se descubrió que hizo parte de la “moda” de recibir dineros calientes; estuvo preso y terminó su carrera política por la puerta de atrás. Y se acabaron el Mono Franco, Raimundo Emiliani y Rodolfo Segovia, su oponentes conservadores en alguna época.
Los García vivieron un esplendor político donde pusieron representantes a Cámara, alcaldes municipales, diputados, concejales, alcaldes de Cartagena, secretarios de Despacho, y funcionarios en todo el orden nacional. En lo privado, sus empresas florecieron y todos tenían claro que los García tenían el dinero y los votos para elegir y ser elegidos.
Si bien Juan José tuvo un encausamiento jurídico que le privó de seguir como senador (condena por peculado), encontró en su esposa Piedad el complemento político ideal. Ella representó un fresco liderazgo femenino, con un dinamismo arrollador, y mucha presencia en proyectos de ley y posiciones políticas. Entre tanto, Juancho se dedicaba a mover la tramoya del poder y organizar la plataforma para las sucesivas reelecciones de Piedad. En su primer periodo, ella representó al partido Liberal, y a partir del segundo estuvo en el Partido de la U, creado por sectores uribistas del Congreso cuando Álvaro Uribe era presidente.
Ella también afrontó un encausamiento judicial por causa de una denuncia por presunto paramilitarismo, que todos sabían que era infundada, pero que en la politizada justicia colombiana encontró eco para privarla de la libertad.
La solución de nuevo estuvo en la familia, pues su hijo Andrés Felipe había recibido una sólida formación académica, y su estilo era similar al de su madre, lo que compaginaba con la labor de “carpintería” de su padre.
Pero la “Casa García”, que antes había resuelto cada reto, no pudo resolver el de la ausencia del gran jefe, fallecido en diciembre de 2020.
No hubo “empalme”, no hubo un “manual de instrucciones”, la tristeza más profunda embargó a la familia.
Tal vez el duelo, tal vez el organizar las cosas sin el gran jefe, consumió tiempo y energías, y se descuidó lo político, donde su vacío se notaba cada día más grande.
Juancho García, el gallero y cantante de parrandas vallenatas, tenía una autoridad política, una simpatía especial y una lógica para resolver las cosas, irrepetibles.
Con la decisión de Andrés Felipe de no aspirar a la reelección en el Senado, comienza la liquidación de una de las empresas políticas más longevas y trascedentes de Bolívar y el Caribe. También, en Bolívar se comenzarán a tomar grandes decisiones sin su aprobación, como la próxima contienda a Gobernación. A partir de julio de 2022, ya no habrá un García Zuccardi ocupando una curul en el Senado. Nadie escapa al cambio de los tiempos.