Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).– 22 de mayo de 2022.- Desde los años 70 y 80 del siglo XX existió en Bogotá una zona de prostitución, tráfico de drogas, desapariciones, asesinatos, un sitio donde el crimen era quien mandaba, una verdadera vergüenza que poco a poco vemos como cobra vida en Cartagena y se acentúa aún más en las zonas turísticas, donde el crimen es quien poco a poco está tomando el control.
Hoy en día en Colombia el término «Cartucho» se hace para determinar una zona en la cual está presente el micro tráfico y consumo de drogas, el crimen, la prostitución y la indigencia en el día a día.
Estos procesos de «cartuchificación» (inventando esta palabra) no se dan de un mes para otro, ni siquiera de un año para otro, son fenómenos de mediano y largo plazo, que puede llevar años en consolidarse; en Cartagena comenzó por ser una invasión en el Centro Histórico y en fechas especiales o determinados fines de semana, enero pudiera ser el mes de más movimiento coincidiendo con temporada alta, pero ya ha dejado de ser temporal para pasar a ser una constante preocupante que avanza sin prisa pero sin pausa
Si las autoridades de Cartagena se dieran cuenta que cada grada gramo de coca, cada gramo de marihuana y cada persona prostituida hace cada vez más cuesta arriba la pendiente para recuperar la seguridad de la ciudad, ese goteo de dinero cada minuto, hace más fuerte el monstruo de crimen e inseguridad que se está tragando a la ciudad.
Ese turismo de mochileros que vienen con lo que tienen puesto, o de ciudadanos de otros países que viene a hacerse rayas de coca a bajo costo y a pagar por prostitutas a precios de remate son los menos recomendables para cualquier país del mundo, no solo deja la mayor parte de sus ingresos en el bajo mundo del crimen, sino que esos ingresos hacen cada día mas fuertes a las mafias que van teniendo más y más poder para corromper todo lo que se les oponga, dentro de la empresa privada y dentro de las instituciones públicas.
Muchos países tienen sus filtros en las embajadas para no otorgar permisos o visas para acceder a su país a viajeros con bajos niveles de ingresos, esto es muy sencillo pidiendo dentro de los documentos un extracto bancario reciente de los últimos 3 meses con un saldo y movimientos que prueben que el individuo tiene solvencia económica, y cuando se trata de turismo nacional el control debe hacerse en los sitios de alojamiento como hoteles y hostales para evitar que estos sean usados como servicios de habitaciones por hora y que sean bodegas de estupefacientes, así como sitio de descanso de criminales.
Las cámaras de reconocimiento facial en todas las áreas turísticas deben ser implementadas para evitar que delincuentes reconocidos estén al mando y control de estos sitios y la presencia policial debe hacérsele seguimiento con contrainteligencia ya que sus funcionarios son propensos a recibir sobornos que hacen que al final estos terminen al servicio de las mafias, por acción u omisión.
Este turismo de bajo costo y de bajo mundo debe ser erradicado de la ciudad, está probado en muchísimos otros países el daño que hace en todos los niveles, afecta a otros sectores de la economía y espanta el turismo de familias y de mejor calidad que trae buenas maneras, enriquece culturalmente y deja sus recursos en entidades legales, debidamente registradas que generan empleos dignos y además pagan impuestos.
Ver a Cartagena como está ahora con sus calles del Centro Histórico rebosado de prostitutas, jíbaros, camellos y ladrones es una verdadera pena, todo este ambiente de degradación poco a poco podría estar tan avanzado que sus señoriales casas y hoteles van a perder su valor porque ¿quién va a querer pasear o vivir en el nuevo Cartucho de Colombia?
Si a todo esto le sumamos la ola de inseguridad y de sicariato con asesinatos constantemente y con escenas como la vivida en Playa Blanca que ha superado a los crímenes sucedidos en películas cinematográficas como James Bond, podemos ver el desborde de lo que es salir de un sector y tristemente concluir que es un hecho que avanza, que ya no es una exageración, hipérbole o fuera de la realidad, la cartuchización (palabra rebuscada también) de Cartagena avanza, sin prisa pero sin pausa.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
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