Juan Carlos Zárate y los guerreros de las chambaculeras – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 10 de julio de 2022.- En China es política de estado incentivar a las comunidades apoyando proyectos de su autoría, ya sea en una región de determinada área, de una ciudad y hasta de un barrio, lo hacen para impactar comunidades directamente, les ha funcionado. En Colombia a las buenas ideas les toca remar contra la fuerte corriente de nuestra imbecilidad y falta de visión por no ponernos en un contexto global sino mezquino y al mismo tiempo local.

Existen acá oficinas que dependen del gobierno y que trabajan toda la semana, incluidos sábados y domingos, uno va allá y charla con funcionarios que le escuchan de qué se trata la propuesta, la viabilidad requiere un estudio que puede ser de un par de semanas, estas oficinas manejan una base de datos pública de inversores y sus campos de interés, estos juegan un papel fundamental en la viabilidad de proyecto y la sorpresa es que el estado, en este caso el distrito de Xiamen, se reserva el derecho de ser inversor y en qué porcentaje, los proyectos pueden ser de cualquier tipo, turísticos, de tecnología, innovación, culturales, culinarios, musicales, artesanales, industriales, de movilidad, en fin, de cualquier cosa que se les ocurra, son escuchados y sus propuestas siempre recibidas con el mayor interés.  Es como una incubadora gigantesca que opera en todos los  niveles del estado.

El capitalismo siempre ha tenido esa particularidad, ese lado egoísta pero que es altamente corregible y ajustable, está documentado y no es un secreto que las inversiones revolucionarias y que han impactado al mundo fueron financiadas en un inicio con dineros públicos, Apple, por ejemplo, o ¿qué tal Tesla? ¿Lo que cobran estas empresas al usuario, si se permitiera que la gente recuperara parte de lo que pagaron con sus impuestos para desarrollar esos productos, o estuvieran recibiendo dinero mensual por las ganancias de estas empresas? o el precio de compra fuera muy diferente.

¿Y qué carajos tiene que ver esto con China y con las Chambaculeras? Pues que que el estado tiene que tener oídos para todos los proyectos que la gente quiera desarrollar, Apple y Tesla han cambiado la forma de cómo nos comunicamos y como nos movilizamos a nivel mundial, ¿pero henos recibido algo a cambio nosotros como usuarios de esa gran inversión inicial que pagamos con nuestros impuesto?

¿Y qué pasa cuando esos proyectos impactan a nivel local y van a dar pasos en la recuperación del tejido social de las comunidades que lo adopten? Ese puede ser un objeto que esté por encima de los dividendos económico sin restarle mérito a la importancia en todo negocio de generar utilidades, ¿cuánto le cuesta al estado tener un ciudadano joven en edad productiva preso? (dos millones de pesos mensuales) ¿cuánto le cuesta al estado recuperar a un drogadicto o a un pandillero? Todos esos son dineros que se van a dejar de gastar y a cambio estos individuos producirán para sí mismos, sus familias y para la sociedad.

Las Chambaculeras son todo eso, es turismo, es difusión cultural, es reconciliación, es entretenimiento, son ingresos, son menos pandillas, menos drogas, menos conflictos y mejores y más saludables relaciones entre vecinos.

Esto lo sabe Juan Carlos Zárate, su creador e impulsor, un guajiro que vino de la región del cantor de Fonseca a Cartagena de Indias para apropiarse de un proyecto que tiene características especiales que lo pueden convertir en un ingrediente importante para la recuperación del tejido social en las zonas donde pasan los cuerpos de aguas en la ciudad.

Por eso cuando he tenido la oportunidad de charlar con Juan Carlos puedo sentir su emoción desbordada con este proyecto y los impactos que puede tener en los barrios ya que traería parte de ese turismo que le es esquivo a esas comunidades, los hace participantes directos, los empodera.

Pero al mismo tiempo Juan Carlos al hablar deja saber su desencanto por la manera en que ha sido ignorado por los diferentes actores del estado donde ha tocado puertas, puertas que le hubieran sido abiertas de par en par acá en China porque su proyecto tiene los ingredientes para convertirse en un generador de recursos además de poseer todos los componentes sociales que he mencionado anteriormente.

De eso se trata de hacer negocios pero con propuestas que generen impactos positivos en la ciudadanía, que sean autosotenibles, por eso no se entiende címo el Distrito de Cartagena, que con todo el potencial que tiene la ciudad, no recibe en su seno este tipo de ideas con las que va a generar una cooperación gana gana.

Acá  presentan los ciudadanos sus proyectos, y dependiendo la viabilidad el gobierno propiciará las condiciones para terminar de organizar las ideas y sacarlo adelante entre la unión de la comunidad, el gobierno y la empresa privada, entre los 3 actores se apropian de la idea, gestionan los recursos dentro de la empresa privada y el gobierno, luego dividen porcentajes y se hacen planes a 30 50 años, el país avanza y crea actividades económicas que mueven la economía.

Cartagena tiene miles de Juan Carlos Zárates hoy en día que solo necesitan ser escuchados para poner a  la ciudad a generar recursos para sus propias comunidades, miles de guerreros que les toca luchar contra la fuerte corriente de nuestra imbecilidad y la falta de visión de nuestros dirigentes.

Las Chambaculeras, por el potencial inocultable que tienen, por su componente social y por su toque colorido cartagenero, pueden convertirse en el equivalente a las góndolas italianas en los canales de aguas de la ciudad de Venecia en Italia.

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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