Cartagena de Indias, 11 de agosto de 2022.- La «mano pelúa» de un desprestigiado «veedor» no logró el propósito de amarrar a 11 concejales. Se trató de una inusitada recusación que fue rechazada de plano por temeraria, y que dejó con los crespos hechos el burdo propósito de impedir que encargaran a un funcionario en la Contraloría Distrital: A la postre, Miguel Martínez Coronado se posesionó y comenzó a despachar.
La decisión fue el corolario de una tórrida puja de poderes entre bandos contrarios: la Mesa Directiva, con su presidenta Gloria Estrada, y su vicepresidenta Carolina Lozano, y la contraparte de una coalición emergente.
El encargo de Rafael Castillo terminaba el 18 de agosto, pero el pasado 3 de agosto fue removido sorpresivamente por la nueva coalición, que encargó a Gustavo Núñez, quien renunció a los cuatro días. La aceptación de su renuncia debía hacerla la plenaria del Concejo, pero la súbita recusación infundada lo impidió momentánemente. Tras la conceptualización jurídica, el rechazo fue unánime y de plano, por lo que se aceptó la renuncia de Núñez y se encargó a Martínez.
Este es un resumen de varios días de tensión política, con sesiones maratónicas, salpicadas de suspensiones, contrapunteos, manoteos, reclamos, interrupciones y acalorados contrapunteos.
De momento, las cosas quedan así, pues se acabaron las sesiones ordinarias.
Si el alcalde Dau llama a sesiones extras, se volverán a ver pero solo para tratar los asuntos presentados por el ejecutivo. Así que un nuevo «round» por la Contraloría se podrá ver en las ordinarias de octubre, y cuando se cumpla el cronograma de la actual convocatoria para elegir un contralor en propiedad, tras cinco años de interinidad.