Por Miguel Raad Hernández (Cartagena, Marzo 5 de 2015). A riesgo de meterme con los trastos de la Iglesia, como decían antes las señoras, hoy me tomo licencia para apartar el foco de mi lente de los hechos o acontecimientos cotidianos, y enfocarme en el quehacer de los observadores, comunicadores y periodistas encargados de mantenernos informados a los colombianos. Especialmente voy a referirme a los periodistas nacionales de las grandes cadenas de radio y televisión, las de las grandes audiencias, según las encuestas de sintonía.
Comienzo por describir el sentimiento o estado de ánimo que generan los noticieros nacionales. Se inician con unas fanfarrias o cortinas musicales que crispan los nervios del más sereno y frío de los oyentes. Al oírlas sonar todos imaginamos en seguida una tragedia y nos preparamos para salir corriendo a ponernos a salvo. De inmediato entra un locutor casi gritándonos las noticias:
¡Atención! ¡atención! ULTIMO MINUTO! JOVEN BORRACHO INSULTA A UN TAXISTA Y A LA POLICÍA . AFIRMA QUE NO SABEN CON QUIÉN SE HAN METIDO. EL JOVEN DICE SER SOBRINO DEL PAPA FRANCISCO!!!
ATENCIÓN! ATENCIÓN! VOCEROS DEL VATICANO DICEN QUE EL JOVEN PEREIRANO PUEDE SER UN SOBRINO TATARANIETO DEL PAPA, PORQUE ALGÚN BERGOLIO, DE LOS INMIGRANTES ITALIANOS, PUDO PERDERSE CAMINO A LA ARGENTINA Y LLEGAR A COLOMBIA.
ATENCIÓN! ATENCIÓN! EL PAPA FRANCISCO DICE DESCONOCER PARIENTES EN COLOMBIA. PUEDEN SER DE LA BASTARDÍA. VEAN LAS IMÁGENES DEL JOVEN INSULTANDO A LA POLICÍA Y DIGAN USTEDES SI SE PARECE O NO AL PAPA!!!
Aquella fantástica noticia, de enorme trascendencia para la humanidad, hay que escalarla a todas la dimensiones que ella puede alcanzar. Por eso, a la siguiente emisión del noticiero nos sorprenden con el desarrollo de la noticia:
ATENCIÓN! ATENCIÓN! PREOCUPA POSIBLE INCIDENTE DIPLOMÁTICO DE COLOMBIA CON EL VATICANO POR CASO DE JOVEN PARIENTE DEL PAPA QUE INSULTÓ AL TAXISTA EN PEREIRA!!!
Y a partir de allí nos bombardean con entrevistas hechas a personajes ateos que insultan al Papa a través de los micrófonos por tener esa clase de parientes y sacan conclusiones de para dónde irá la Iglesia gobernada por un Bergoglio con ese talante del joven pereirano. Luego buscan a las autoridades y éstas, ya con los nervios crispados y escandalizadas anuncian investigaciones al más alto nivel y sanciones a los responsables. Finalmente, al enésimo día de darle con la noticia, aparece un Juez anunciando que ya dictó medida de aseguramiento contra un transeúnte que observaba la discusión con el taxista. Ahí ya los periodistas están felices y se auto congratulan por la labor moralizadora que han cumplido.
Hasta aquí la parodia. Que me perdone el Santo Padre por haber tomado su nombre para extremar el ejemplo. Pero ese es el formato, como dicen los mismos comunicadores, que se ha puesto de moda para captar a la audiencia. Lo que no saben estos periodistas es cuántas personas serias, responsables y ponderadas, se han sentido ofendidas por insultar su inteligencia y buen criterio. Cuántas de esas personas de la audiencia cualificada apagaron su receptor o cambiaron hacia los noticieros internacionales.
Y cuando nos movemos en el dial o cambiamos de canal hacia reputados noticieros internacionales, ¡cuánta diferencia! Desde el tono pausado y tranquilo de la voz de los locutores; la selección del hecho noticioso que es real no fantasioso; la objetividad del tratamiento de la noticia; la ausencia de comentarios personales subjetivos; en fin, el profesionalismo y respeto por la audiencia.
Y lo que digo no es meramente anecdótico. El buen ejercicio del periodismo es determinante en la vida de las naciones. Desde allí se generan percepciones válidas o distorsiones funestas de la realidad que vivimos. Desde los medios se promueven estilos de vida, comportamientos, estados de ánimo y hasta la salud mental de millones de personas puede verse influida por las noticias y comentarios que se bombardean sin cesar desde las emisoras y los periódicos.
Que me perdonen los poderoso de los medios por este comentario tan atrevido. Pero siempre es bueno recordarles que los colombianos no tragamos entero. Yo sigo creyendo que hay muchos periodistas muy profesionales y muy buenos. Ojalá ellos impusieran su estilo.