Bonos de alimentación, una mala propuesta de control social – Opinión de Ambrosio Fernández

Por Ambrosio Fernández (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de febrero de 2023.- Un candidato le madrugó al populismo electoral de 2023 proponiendo un bono de $200 mil para los sectores más vulnerables con el propósito de que tengan los “tres golpes”, como coloquialmente se le conoce al desayuno, almuerzo y cena.

Por ahí dicen que de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno, por eso es imposible no asociar estas propuestas con las famosas cajas “CLAP” (Comité Local de Abastecimiento y Producción), una de las tácticas con las que el régimen de Chávez y Maduro se ha mantenido por más de 20 años en el poder, con las ya conocidas nefastas consecuencias. 

Las “CLAP” se han convertido en un método de control social, con el que el régimen ha logrado sobornar a millones de personas que buscando proveer “los tres golpes” a sus familias, acuden en masa a las manifestaciones chavistas o votan por los candidatos que les señalen. El método permite tener un sistema de datos y “necesidades” administrado por el gobierno. A lo que hay que sumar que ha sido foco de corrupción y escándalos de escala internacional, debido a los negocios turbios que se realizan en el exterior para comprar alimentos. Luego de años de aplicación y de incluir a más de 6 millones de venezolanos, la situación de los vecinos sigue siendo crítica y el hambre ha aumentado en todo el territorio.

La propuesta tiene terreno abonado en Cartagena para que se convierta en un total fracaso; una ciudad sitiada por el hambre y con oscuro historial de corrupción en licitaciones, compras de votos y clientelismo, a lo que hay que sumar que Dau dejará un fuerte precedente en materia de promesas de campaña que no se cumplen.

Los subsidios han sido profundamente estudiados por los economistas, pues todavía no existe un consenso acerca de si sirven o no para superar las difíciles brechas sociales que enfrentan sociedades como la nuestra, pero lo cierto es que Cartagena tiene grandes potenciales para que a través de la generación de empleo y oportunidades, ningún ciudadano pase hambre. Con un mejor clima de inversión y de negocios, el sector privado puede ser protagonista para mejorar la calidad de vida de los cartageneros y no solo creando puestos de trabajo, sino acompañando procesos sociales en educación, cultura o emprendimiento. 

Por ejemplo desde Ingecol este año entregamos kits escolares para asegurar que todos los hijos de nuestros colaboradores asistan a clases, porque estamos convencidos de que la educación es el mejor método de movilidad social. Por eso queremos acompañar sus procesos, para que, a través de su preparación, construyan la Cartagena del futuro.