Por Ambrosio Fernández (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 31 de mayo de 2023.- En las décadas de los 60 y 70, cuando los grandes movimientos ambientalistas o ecologistas empezaron a aflorar en el mundo, se pensaba erróneamente que las causas hacia las cuales volcaban su activismo tenían que ver netamente con la protección de determinadas especies de animales o plantas, el cierre de polígonos industriales y la conservación del paisaje.
Con el paso de los años, esta visión que se tenía de organizaciones como GreenPeace o WWF (solo por nombrar algunas) fue quedando atrás y su agenda ambiental cobró especial relevancia. En la actualidad, temáticas como el cambio climático, la preservación de ecosistemas y especies o la explotación de recursos naturales sostenibles, no son asuntos menores, sino que revierten en la supervivencia misma del ser humano sobre el planeta Tierra. Hablar sobre medio ambiente o ecología ya no es un debate de soñadores o hippies, sino que compromete el futuro de todos.
Por estos días, en otra de las alertas o llamados de atención que la Procuraduría General de la Nación hace sobre la ciudad, este ente le solicitó al Alcalde Distrital de Cartagena, a la Oficina Asesora de Gestión del Riesgo de Desastres Distrital, al Cuerpo de Bomberos de la ciudad y a la Autoridad Ambiental Urbana (EPA), la coordinación e implementación de acciones urgentes para evitar que sustancias oleosas vertidas en el canal Policarpa, lleguen hasta la bahía.
No es la primera y probablemente tampoco sea la última vez, que nuestra bahía es el centro de llamados de atención y polémicas por su estado y protección. Este espacio, que ha servido de plataforma para el crecimiento y el progreso de Cartagena, se ha convertido en una zona de dolores y quejas. En 1989, una empresa del sector de Mamonal provocó un derrame de químicos que décadas después dio pie a un fallo histórico en el país y que afortunadamente terminó a favor de la ciudad. En 2013 un derrame de hidrocarburos provocó importantes daños en este ecosistema, sin contar otros vertimientos, que, en menor y mayor medida, siguen llegando a la bahía.
La bahía hace las veces de corazón de Cartagena, alrededor de esta se concentran no solo sectores residenciales, sino comerciales, industriales, portuarios, turísticos y de defensa. De ahí su importancia estratégica no solo para la ciudad, sino para la región o el país. Su contaminación es como si día a día estuviéramos arrojando aguas sucias a las salas de nuestras casas. Si no tomamos acciones contundentes pronto, probablemente nadie quiera vivir o visitarla.
Proteger la bahía no es un asunto netamente paisajístico, sino que compromete la supervivencia misma de la ciudad y por ende de los cartageneros. Porque en el caso de la contaminacion, lo que por agua viene, no siempre por agua se va.