Por Ambrosio Fernández (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 3 de febrero de 2024.- En el segundo semestre de 2022, cuando estaban a punto de adjudicarse las obras del megaproyecto del Canal del Dique, muchos tuvimos que aguantar la respiración por cuenta del inicio del gobierno de Gustavo Petro. Desde distintos frentes se esperaba que, debido a varios pronunciamientos previos, el proyecto se retrasara por alguna decisión que pudiera tomar el actual mandatario.
Para sorpresa de muchos y aunque alcanzaron a presentarse algunas declaraciones que hacían pensar lo contrario, el proyecto fue adjudicado, sin mayor oposición del Gobierno Nacional. Sin embargo y como lo advirtieron otros, no se podía cantar todavía victoria en esta obra que ha sido considerada vital para el desarrollo de poblaciones de Bolívar, Atlántico y Sucre.
En días anteriores el Ministerio de Ambiente exigió licencia ambiental para la ejecución del macroproyecto, una decisión de ha despertado malestar en autoridades, expertos y políticos del orden nacional. La solicitud de la ministra Muhamad supone de entrada trabas y demoras a una iniciativa que carga un gran retraso, pues ante las problemáticas que viven las zonas aledañas al Canal, como las desastrosas inundaciones, las soluciones debieron formularse y realizarse hace décadas.
No pretendo anotar que la legislación ambiental deba ser laxa en determinadas obras, pues la ley colombiana está hecha para cumplirse. No obstante, y tal como lo señaló el expresidente Ernesto Samper (quién se supone es algo más cercano ideológicamente al gobierno Petro) solicitar una licencia ambiental a un proyecto que busca precisamente la restauración ambiental y la mitigación del cambio climático en esta zona del país, es de entrada una decisión contradictoria.
Aunque es desconcertante la exigencia del Ministerio de Ambiente, podría decirse que la decisión no sorprende, teniendo en cuenta similares decisiones con respecto a obras de infraestructura. Recientemente fue devuelta la solicitud de licencia ambiental para un proyecto clave para Bogotá, como es mejorar el acceso por la Autopista Norte, en una decisión que ha sido catalogada más política que técnica. Igual impresión muestran los enredos que ha puesto el presidente Gustavo Petro a la construcción de la primera línea del metro de la capital, que suscitado álgidos debates con la ahora exalcaldesa Claudia López. Como se diría coloquialmente, el primer mandatario ni raja, ni presta el hacha.
Ante las noticias que vienen del gobierno central y que condicionan el macroproyecto del Canal del Dique, no se hicieron esperar las reacciones de mandatarios regionales, como los gobernadores de los tres departamentos directamente beneficiados con la obra y del alcalde de Cartagena. En ellos parece recaer ahora el liderazgo para defender los intereses costeños, pues tal y como lo anoté el año pasado en otro escrito, ante los desaciertos de Petro, Dumek y sus homólogos, están llamados a ser un dique de contención… En este caso, para proteger el Canal del Dique.