Por Eduardo Pertuz (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de abril de 2024.-
-Eduardo, ¿le puedes indicar al escritor, médico y antropólogo forense Juan Valentín Fernández de la Gala, (quién acaba de escribir el libro Los Médicos de Macondo) cómo llegar al municipio de Sucre en el Departamento de Sucre?, -me preguntaban desde el otro extremo del teléfono-
Mi respuesta tardó un milisegundo: “más que indicarle, yo mismo lo llevo”, le dije al amigo, creo que me demoré mucho en responderle, porque me puse a recordar anécdotas como médico rural en Majagual, unas muy curiosas, algunas edificantes y otras muy fuertes emocionalmente para mí, como el intento de toma guerrillera del pueblo, ataques de fieras salvajes, mitos y leyendas que viven en cada rincón; por allá a principios de los años 90. Son 500.000 hectáreas de tierras inundables, fértiles como ningunas, que hacen parte de la depresión momposina, antiguo territorio Panzenú. Muchas cosas pasaron, La Mojana tiene una magia que atrapa, un encanto que fascina, tanto por su fauna como por su flora, así como también, por el pensamiento mágico de quienes la habitan.
Feliz de llevar a los distinguidos visitantes españoles, Juan Valentín y su esposa Isabel Calvo, partimos rumbo a Sucre (Sucre), con parada técnica en San Marcos, a donde nos recibió el poeta y escritor Ensuncho de La Bárcena, estuvimos en el famoso Árbol de San Marcos; nos deleitó con unas declamaciones bajo su sombra exquisita y su frondoso verdor. Luego de almorzar «pato guisado», en la Ciénaga de San Marcos, partimos al destino final, eran dos horas y media más de recorrido, pero en esta ocasión por una trocha polvorienta, es el cieno de las ciénagas en verano, ese mismo camino en invierno nos ofrece otro panorama, creería sin exageraciones que los satélites espías podrían identificar por dónde íbamos en la manigua, por la estela de polvo de cientos de metros levantada en el camino; ya se acercaba la noche, confiaba en el poder de la Ford Bronco, un todoterreno para eso.
Llegamos a Sucre y su bella iglesia estilo neogótico, a donde nos esperaba el escritor, historiador, filósofo y profesor Isidro Álvarez Jaraba, gran conocedor del mundo garciamarquiano, al día siguiente comenzó el recorrido por el pueblo, ese que, ningún seguidor de Gabo se puede perder; muchas obras de nuestro nobel fueron inspiradas en este municipio, por ejemplo, la novela “Crónica de Una Muerte Anunciada”, entre otras; el realismo mágico siempre ha habitado por allí, en La Mojana, desde que el mundo es mundo; Gabo supo sumergirse en él y con esa mente brillante y prodigiosa, supo contarnos de su encanto y su magia. En este momento, en que usted está leyendo estas líneas, están muriendo miles de personas de manera violenta a lo largo y ancho de este planeta, Gabito con su genialidad y en homenaje a su amigo Cayetano Gentile (Santiago Nasar), lo inmortaliza como uno de los asesinatos descritos más famosos, permitiendo que su amigo jamás muera, sino que «viva por siempre» en la literatura.
Para entender a cabalidad esta colosal obra del hijo ilustre de Aracataca, recomiendo visitar también a Sucre. Leer el libro: La Flor Amarilla del Prestidigitador del escritor y poeta Gustavo Tatis. Para comprender el concepto de Pata de Agua y la Mojana, recomiendo la lectura del libro: El País delLas Aguas, y Al Final de los Vientos de Isidro Álvarez. Mi corazón, definitivamente…es Pata de Agua, pero como todo tiene un precio, en estos pueblos chicos, nunca serás mojanero si no te inventan un chisme, ese es el bautizo, ni Gabo se salvó; o sea, si llegan habladurías a Cartagena, México y España sobre nosotros, no le crean, es puro embuste.