Por Eduardo Pertuz (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de julio de 2024.- «¡Los aguacates están baratos en Los Montes de Maria!» fue lo que dijeron, no se diga más… armamos la aventura transitando una vía que conozco muy bien, desde el pueblo de Matuya sobre la carretera que conduce a María La Baja, se desvía uno hacia la montaña pasando por las veredas San Cristóbal y El Paraíso, muy conocidas por los grupos de bullerengue, hasta el propio San Jacinto.
Como se podrán imaginar…la zona es hermosa, de paisajes montañosos, cascadas pequeñas y quebradas, rica en flora y fauna. Hace aproximadamente dos años fue la última vez que estuvimos por aquí, cuando visitamos El Cerro Maco, donde funciona una base de la Infantería de Marina, es lo más alto que tienen los Montes de Maria, a 800 m.s.n.m. En esa oportunidad cuando íbamos en ascenso a la montaña, nos encontramos a un paletero «motorizado», nos contó que escogía los domingos, partiendo de San Jacinto recorriendo ese camino, y que sus clientes son los chiquillos de las fincas y veredas; cuenta que para él es un deleite ver cómo salen corriendo de todas partes con sus caritas alegres a comprar helados, al sonido de la campanita, eso es una diversión infantil dominguera sin igual, en estas provincias precarias de distracción y entretenimiento.
Es evidente el olvido estatal, de todas las veces que he recorrido esta región, jamás había visto tal deterioro en la vía, nuestros todoterrenos pasaron los pasos propios del Off Road, charcos, barro, piedras, colinas empinadas y descensos lodosos; me imagino que ahora en invierno, ni las mulas podrán acceder. Señores gobernantes locales, regionales y nacionales: «hagan algo, menos fotos y más acción por nuestros campesinos y ganaderos, es imposible que nuestros campos sean competitivos si no tienen recursos ni infraestructura para sacar sus cosechas a tiempo». Una moto solo puede cargar, a lo sumo, un bulto de yuca, por ejemplo, y los pocos camperos de la región tampoco logran abarcar las necesidades de locomoción, urgen vías dignas, bien diseñadas, acompañadas de programas sociales que mejoren la calidad de vida de esta abandonada región. Si esto no cambia, transcurrirán 300 años y estarán igual o en peores condiciones quizá, asunto que no ocurre en buena parte del interior del país.
Fueron siete horas de un camino intransitable, con sus respectivas paradas técnicas. Encanta aquí poder contemplar los bellos paisajes, escuchar los sonidos de la montaña, cada mariposa, las orugas, las hormigas y todo ese maravilloso universo natural por explorar. 🦋🐛🐞🐦
Los habitantes de estos pueblitos son personas cálidas, amables y hospitalarias, pese a los episodios fuertes de violencia que, injustamente, han tenido que vivir.
¡Valió la pena visitar una vez más este hermoso y promisorio terruño, aunque no haya encontrado ni la pepa de un aguacate! 🇨🇴☕🤗🥑🥑
(Fotografías de Eduardo Pertuz)