Por Eduardo Pertuz (especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 20 de agosto de 2024.- Me dijeron mis amiguitos exploradores Martín y Mariana… no se diga más, así será.
Para comenzar, empecé explicándoles que el «jobo» es un árbol conocido científicamente como *spondias mombis*, familia del marañón, típico de América Tropical. No se cultiva por lo delicada que es su piel y porque se daña al poco tiempo de caer al suelo; de hecho, la única forma de probarlo es debajo del árbol. Que yo sepa es una de las pocas especies frutales que por su fragancia puede distinguirse a la distancia. Además de extenderse como una alfombra amarilla con sus frutos sobre el suelo, es de sabor cítrico y tiene alto contenido de vitamina C.
Todavía me pregunto: ¿por qué elegí explorar un árbol que se encuentra a tantos kilómetros de distancia, en el cabo de Punta Canoa? Armé una comisión de seis todoterrenos, dispuestos todos a emprender su búsqueda. Atravesando lodazales, lomas, charcos y rocas, llegamos al anhelado «árbol del jobo,» mis pupilos exploradores llenaron sus mochilas, mientras nos deleitábamos con tan exótico fruto. Ya saciados de ese banquete frutal, la aventura 4×4 continuó hacia una montaña anónima que bautizamos como «Los Amigos», con una altura de 162 metros (curiosa formación que parece una montaña partida a lo largo). Me la imagino en épocas eónicas, emergiendo de las profundidades del mar en formación; puedes apreciarla pasando la curva de Arroyo de Piedra, carretera que conduce hacia Barranquilla sobre la Vía al Mar, justo a donde queda la antena de comunicaciones. Una vista increíblemente hermosa en ese recorrido por las carreteras de la costa. Hicimos buen uso de nuestras lupas, brochas y palitas, para desenterrar fósiles y observar a plenitud hongos, arañas y mariposas. 🍄 🦋🇨🇴🤗
Para cerrar con broche de oro este domingo, nos fuimos «reventando» monte hasta las playas que encontramos en frente de la montaña «Los Amigos», un tranquilo y solitario mar, con un eco-hotel cercano y con el sol ya casi en su ocaso, una suave brisa y la emoción de la aventura vivida. No quedó otra alternativa sino adentrarnos al agua con los «calzones puestos» y zambullirnos en un refrescante baño, que no hemos de olvidar jamás.
P.D: Como buen costeño, seguro habrás escuchado la frase: se formó un “barre jobo”, es como decir que se formó un “arroz con mango», para describir una situación difícil, o sea, es el «mismísimo mierdero» con distinta fruta. 😁