
Por Ambrosio Fernández (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 7 de mayo de 2025.- En días recientes, una declaración del concejal Bejarano ha generado un justificado rechazo en Cartagena. Se refirió con tono despectivo a Fredy Marimón, el surfista paralímpico que ha llevado el nombre de nuestra ciudad a escenarios internacionales, por haber recibido apoyo del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) para realizar un video sobre su historia de vida. A su juicio, ese recurso ‘pudo usarse mejor en otras cosas’.
No se trata solo de una opinión desafortunada. Es un reflejo de una visión limitada y desconectada de lo que realmente significa invertir en cultura, identidad y memoria colectiva. Además, deja en evidencia una falta de empatía hacia las personas que, como Fredy, han tenido que construir su camino con esfuerzo en un entorno lleno de obstáculos.
Fredy Marimón no es un beneficiario más. Es un ejemplo vivo de superación, resiliencia y talento. Es un joven que, a pesar de nacer con una discapacidad física y en condiciones sociales adversas, ha conquistado olas, podios y corazones. Su historia merece ser contada no por vanidad, sino por el inmenso valor que tiene para miles de niños y jóvenes que buscan en él un referente de lucha, disciplina y esperanza.
Cuando una institución como el IPCC destina recursos para documentar una historia como la de Fredy, no está despilfarrando dinero. Está invirtiendo en la autoestima de una ciudad, en la representación de sus diversidades, en la visibilización de quienes, históricamente, han sido invisibles. La cultura también se construye con rostros, con relatos, con símbolos que nos identifican y nos hacen sentir orgullo. Las historias que inspiran tienen un impacto profundo y duradero en el tejido social.
Resulta lamentable que desde una curul en el Concejo de Cartagena se cuestione una iniciativa como esta. Cartagena necesita líderes que reconozcan el valor de su gente, que comprendan que el desarrollo no es solo infraestructura o cemento, sino también espíritu, inspiración y dignidad. No todo el patrimonio está en las murallas: también está en las personas que, como Fredy, levantan la bandera de la ciudad con su ejemplo y resiliencia. Esas son las historias que debemos elevar, no silenciar.
Quienes pretenden minimizar o desacreditar esa historia, en lugar de construir, dividen. En lugar de aplaudir, desprecian. Y en lugar de sumar, restan. La función pública debe ejercerse con criterio, sensibilidad y visión, no con comentarios que solo reflejan desconocimiento del valor simbólico y social que tienen nuestros héroes locales.
Fredy Marimón no solo surfea olas. También surfea los prejuicios, la indiferencia y, ahora, el desafortunado señalamiento de quienes aún no comprenden que la inclusión, la diversidad y la cultura no son concesiones: son derechos fundamentales.
* Ambrosio Fernández es empresario cartagenero, defensor del talento local y promotor del desarrollo social desde el sector privado.