El pasado domingo, Villalba y Bonet publicaron en El Universal columnas esclarecedoras y controversiales.
Confieso mi regocijo por razón de las coincidencias e incluso las divergencias que encontré, pues veo en ellas la base de una discusión que podría renovar la agenda pública. Digo renovar pues los propósitos que agitan gremios y candidatos están llenos de lugares comunes que no solucionan problemas. Apostamos por el transporte masivo, pero no hemos podido implementarlo.
Encuentro coincidencia en la crítica, implícita de Bonet y explicita de Villalba, al talante de la argumentación que impera en el Concejo. Bonet inaugura su nota sosteniendo que “Hay argumentos…que manifiestan que Cartagena no puede aspirar a un presupuesto como el de Barranquilla porque la economía y la población de esta es mayor” en alusión a la reacción de algún concejal respecto de su intervención ante la corporación en días pasados. Villalba es explícito al críticar la Corporación. Baste releer el epílogo de su columna.
Las alusiones, al “estilo” del concejo, me recuerdan la frase de Borges en su «Vindicación de Bouvard et Pécuchet» que sentencia implacable: «Flaubert les hace leer una biblioteca para que no la entiendan».
Las columnas plantean la necesidad de ajustes institucionales para afrontar los retos del desarrollo sostenible y el cambio climático, ajustes pendientes desde la re – estructuración administrativa planteada por la alcaldesa Pinedo pero malograda por desidia de las autoridades
Creería, aludiendo a la nota de Bonet, que el replanteamiento institucional debe ir más allá de una reforma tributaria que acopie recursos que el desarrollo reclama y del ajuste en hacienda, infraestructura y temas sociales. Es preciso crear una instancia que coadyuve las posibilidades del desarrollo económico pero con inclusión. Enfatizamos siempre en las posibilidades del cluster petroquímico y portuario, pero dejamos en el olvido el sector del comercio y servicios empujado por micro, pequeñas y medianas empresas que generan más del 95% del empleo. Agrego la necesidad de revisar la estructura descentralizada del Distrito (Transcaribe, Corvivienda, IPCC, Acuacar) y la apuesta por el área metropolitana.
Encuentro saludable la divergencia en la posibilidad de suprimir o no Edurbe y remplazarla por una agencia distrital de infraestructura planteada por Bonet.
Arriesgo una opinión: Pese a los inconvenientes padecidos por Edurbe, es claro que la entidad ofrece ventajas estratégicas que debemos analizar, tales como la participación en la misma del Distrito, el departamento de Bolívar y varios municipios Bolivarenses como socios, en un contexto que ha perdido de vista la perspectiva regional. A veces es mejor construir sobre lo construido.
El catálogo de obras pendientes es conocido, el cuento está en las prioridades y en el “cómo hacer”. En mi concepto el primer propósito ha de ser la superación de la pobreza y la exclusión. Ese sendero se transita con debate sin intenciones torticeras.