Tras la agitación, la espuma se ha decantado y la Cámara de Comercio de Cartagena parece reiniciar su marcha para centrarse en la celebración de sus 100 años y el desarrollo de su agenda temática.
La escogencia de una nueva Presidente Ejecutiva y el posterior cambio inesperado en la Presidencia de la Junta Directiva evidenciaron la pugna de poder y las dinámicas internas que allí se viven y que, de una u otra forma, reflejan la composición de la ciudad.
Hoy la Junta Directiva tiene en su presidencia a uno de los tres representantes del gobierno, el empresario Gerardo Rumié Sosa, sucediendo a Fanny Elizabeth Guerrero Maya, quien estuvo en esa posición por dos años y ha sido la única mujer en un siglo en ocuparla.
Los dos representan alas distintas y no preestablecidas, cuyos diferentes criterios afloraron en el proceso de selección del remplazo de Alfonso Díaz, el almirante retirado que por cuatro años manejó esa entidad y que logró sumirla en una especie de burbuja, propia de una estructura naval.
Fue precisamente el desgaste que generó Díaz lo que propició su abrupta salida. En otras palabras, la Junta Directiva no lo toleró más. Una vez fuera el ex almirante, la decisión fue abrir un proceso de selección y en la página web de la entidad se definió el perfil y requisitos.
De inmediato comenzaron a llegar las hojas de vida, 24, pero de ellas terminaron sobresaliendo tres nombres: Jaime Hernández Amín, María Claudia Páez y Napoleón de la Rosa.
Aquí fue donde comenzó a dibujarse la división en la Junta Directiva. Un bloque simpatizó de inmediato con el nombre de Hernández Amín: Gerardo Rumié y Sergio Espinosa Posada (representantes del gobierno) junto a Ricardo Mayorga Chávez y Leonardo Loaiza Torres. El otro representante del gobierno, Rolando Bechara Castilla, se mostraba neutral, mientras que Fanny Guerrero, Edwin Pulido Sierra, John Fredy Herrera y Jaime Alberto Hernández Herrera defendían un proceso de selección sin nombres, y que se eligiera a la hoja de vida mejor calificada.
Un elemento político externo, intangible a la vez, ayudó a enrarecer el ambiente y es que la madre de Hernández Amín tiene en la actualidad una relación personal con el ex alcalde Gabriel Antonio García Romero, y bien es sabida la amistad de este dirigente con el empresario Rumié Sosa, por lo que las especulaciones subieron de temperatura en esos momentos.
El bloque integrado por Guerrero, Pulido, Herrera y Hernández Herrera se plantó en la raya y no permitió que la designación se saliera de los cauces establecidos en la convocatoria.
En algún momento, alguien dijo haber recibido una llamada de la Ministra de Comercio, Cecilia Álvarez, supuestamente dando su visto bueno por Hernández Amín, pero al confrontarle y pedir una conversación directa con la alta funcionaria, todo pareció ser una “cañada” que, además, pudo servir para “medir el aceite” sobre el nivel de convicción de ese bloque.
En las tempestuosas reuniones de Junta Directiva todo se inclinó por dos nombres: el de Hernández Amín y el de Páez Mallarino. Y fue tal la polarización que en algún momento alguien propuso que ni la una ni el otro: que fuera el tercero, Napoleón de la Rosa. Pero pocas horas antes había radicado su renuncia al proceso.
Entre los llamados de la opinión pública y una intervención del gobierno nacional invitando a la unidad, el grupo de Rumié, Espinosa, Mayorga y Loaiza desistió en seguir insistiendo en su candidato y accedió a respaldar el nombre de Páez Mallarino.
A la par que estas discusiones discurrieron, tanto Hernández Amín, como De la Rosa y Páez Mallarino se movieron en el ámbito local y nacional para mostrar su hoja de vida y cosechar opiniones conducentes a llevar convencimiento a la Junta Directiva.
Una vez elegida María Claudia Páez Mallarino se pensó que las refriegas internas en la Junta cesaban, pero el ambiente no se distendió.
Aunque la presidenta Fanny Guerrero había sido reelegida apenas seis meses atrás, en los estatutos nada impedía que se pudiera citar a Junta para proponer un cambio en la Presidencia.
Nadie puede afirmar que hubo algún movimiento en ese sentido, pero lo que si es cierto es que Guerrero presentó una carta de renuncia a esa dignidad argumentando un creciente compromiso con asuntos profesionales en curso, y señalando los avances de la Cámara de Comercio en los dos años que estuvo en la Presidencia de la Junta.
Ello propició el cambio en el que el nuevo presidente es Rumié Sosa y el vicepresidente es Loaiza Torres, ambos del bloque que defendió otro punto de vista diferente del de Guerrero Maya. Fue tan sorpresivo el cambio, que El Universal informó que había sido “removida” de la Presidencia.
Ahora, en la Junta Directiva todos son concientes que ha concluido el tiempo de la discusión y comenzado el del trabajo a fondo por desarrollar los planes superiores de la Cámara de Comercio. Parece que la calma llega tras la tormenta.