Por Miguel Raad Hernández.- (Septiembre 24 de 2015).- (Especial para Revista Zetta).- Los anuncios hechos desde la Havana, Cuba, por el Presidente Santos y las FARC, son el acontecimiento más importante del momento para los colombianos. Acompañados por el Presidente de Cuba, Raúl Castro, y los representantes de Noruega, Cuba, Chile y Venezuela, países garantes los dos primeros y acompañantes los dos últimos, ante un enjambre de periodistas de todo el mundo, se leyó una síntesis de los 20 puntos firmados por las Comisiones Negociadoras designadas para los diálogos de Paz sobre el punto de JUSTICIA, VERDAD, REPARACIÓN Y GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN.
Este era, en opinión de muchos, la fase más difícil para avanzar hacia un Acuerdo de Paz Definitivo, con dejación y entrega de las armas, por parte de la guerrilla más antigua del mundo. Hay que recordar que las FARC a cada paso anunciaban que no pagarían un solo día de cárcel y, en Colombia, algunos sectores con mucha influencia política casi que pedían cadena perpetua para los dirigentes de la guerrilla. En medio de esa polarización y también en medio de las tensiones generadas por negociar en medio del conflicto, finalmente las partes han hecho un esfuerzo de creatividad e inventiva para crear unos mecanismos que cumplan con las exigencias de los cuatro postulados esenciales exigidos de Justicia, Verdad, Reparación y No Repetición.
Los acuerdos prevén la creación de una nueva Jurisdicción de Paz, que se ocupará exclusivamente de juzgar a todos los INTERVINIENTES en el conflicto, combatientes y no combatientes, de todas las partes. Se crearán sitios especiales de reclusión para los que resulten responsables de actos censurables y castigables, y se proveerán los mecanismos para la reparación a las víctimas. Las penas a imponer para quienes confiesen sus crímenes y digan toda la verdad, van de 5 a 8 años máximo. Se hace énfasis en la llamada Justicia Restaurativa y se otorgan condiciones especiales en consideración a la a naturaleza del conflicto que se ha considerado como de origen político.
Desde luego, ya se escuchan las voces de los críticos y disidentes. Sin embargo, nadie puede desconocer que es un avance muy importante que nos acerca a un acuerdo de Paz definitivo. Falta ahora la expedición de las leyes que sean necesarias para integrar los acuerdos al ordenamiento jurídico interno y darles aplicabilidad. Allí, seguramente serán más explícitos y específicos en los aspectos que ayer sólo se conocieron en una apretada síntesis.
Nosotros pensamos que avanzamos y mucho en el camino hacia La Paz y, como nos lo pidió el Papa Francisco, en esta oportunidad hay que hacer realidad ese viejo anhelo de los colombianos.